Poema de Ramón Pulido Rodríguez
¿Por qué decir malos tratos
si hablamos de terrorismo,
cuando a una mujer se agrede
o se traumatiza a un niño?
Se le maltrata a una prenda
que usas indebidamente,
por rozarla entre las piedras
o darla un trato imprudente.
Se maltrata a un animal
si en una ocasión le agredes,
si le fuerzas a una carga
con la que apenas si puede.
Pero hablamos de personas
cuando a una mujer se agrede,
a la que algún animal
antes de agredir somete,
unas veces con palabras
y amenazas persistentes,
viviendo aterrorizada
por el miedo que le tienen.
Otras veces descargando
su brutalidad y rabia,
sólo por contradecirle
o poner en duda su casta.
La represión terrorista
se ejerce de muchas formas,
sin que intervengan pistolas
o explosione alguna bomba.
Es terror lo que se infunde
cuando te temen en casa,
si tu llegada supone
el miedo a las represalias,
porque vengas muy bebido
o te bullen las entrañas;
que has de tener muy podridas
para guardar tanta saña.
Cuando vidas condicionas
a tu personal capricho,
por sentirte poderoso,
por creer que así has vencido;
disfrutando de los daños
que con ello has infringido.
Terror lo que cada día
padeces en tu trabajo,
si vives bajo la amenaza de,
o lo haces, o vas al paro;
cargando sobre tus espaldas:
la casa que estás pagando,
tu pareja, que ya no cobra,
los hijos que estás criando.
El terror que ejerce el banco
reclamando tu hipoteca,
cuando no tienes recursos
y la calle es lo que queda.
De los daños del maltrato
te liberas con tiritas,
si es terror lo que has sufrido
forma parte de tu vida,
aunque muera tu agresor,
o le encierren de por vida.
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