María Auxiliadora Fonellosa Causada es una escritora vocacional y de talento que atesora en su corazón varios de los ingredientes que estimulan la creación poética. Es de modales exquisitos, es sensible, delicada y muy agradable al trato. Se puede decir que hablando con ella los minutos pasan con una armoniosa placidez; el alma y hasta el tiempo se sosiegan y predisponen a la confidencia y a la sonrisa tierna y espiritual. Cuento simplemente lo que he sentido a su lado.
Hace un par de meses, en La Carolina (Jaén), volví a coincidir con ella. Ya nos habíamos conocido personalmente unos años atrás. Compartimos conversaciones e intercambiamos un par de libros, que sellaron nuestra amistad y nuestro compromiso ético y estético por un mundo mejor, con más cultura, más acogedor y solidario. Es ahora, después de haberlo leído con detenimiento y deleite, cuando me pongo a escribir este artículo, dedicado a su poemario VIAJANDO POR LA MEMORIA. Fue publicado en 2019, por la Editorial La Horadada. Ante todo, con este artículo quiero homenajear y dedicarle unas palabras a la gran poeta y buena amiga María Fonellosa.
Lo primero que descubro nada más ojear sus páginas es que estoy ante un libro de viajes en verso. Ya lo dice en el prólogo Juan Carlos Heredia (Presidente de la Unión Nacional de Escritores de España): “El presente poemario es un viaje a todo lo que representa la vida plena de María Fonellosa, con un recorrido biográfico por las distintas ciudades y países que ha conocido…”. La obra en su conjunto es un viaje intimista al interior de su particular universo poético, que brilla en las pequeñas gemas que lo componen.
Leo sus poemas y descubro la sencillez de su elaboración, la gracia que late en cada uno de ellos, la cadencia y el equilibrio que los envuelve hasta conformar una preciosa y colorida florecilla silvestre, capaz de robarnos la atención y emocionarnos. Todos, en su conjunto, conforman un delicioso ramillete que nos embriaga y hasta nos hace suspirar. Es una poesía muy sentida, parece que tiene alas, que nos induce a la ensoñación y al ensimismamiento.
Pero en el caso de María Fonellosa, hablar de sencillez no es para nada hablar de simplicidad. Destaca esta poesía por su enternecedor lirismo, por la delicadeza con la que va desnudando su alma, que es tanto como decir la del mundo, porque su frescura y sosiego son un reflejo de esa parte de la sociedad que aspira a unas relaciones más justas y fraternales, y a un mundo mejor, más espiritual y más cálido y agradable.
Sigo releyendo y dejándome envolver por tanta búsqueda de dicha, concordia y equilibrio como descubro. El deseo de lo que está por llegar y un ambiénte onírico impregnan muchas de sus composiciones. Por ejemplo en el poema titulado “Manos de arena”: Manos de arena, / pies de espuma / huellas sin dueño. / Sirenas de cuento / susurran tu nombre / velan tus muertos. / Luna de espejos / semilla de oriente perfuma tu lecho.
Distintos lugares son los que se entrecruzan y marcan caminos en esta obra. Chile, Valencia, Andalucía, Melilla… son espacios más espirituales que físicos, y entiendo que son más un anhelo que una realidad. Es porque nuestra autora acude siempre a sus recuerdos, a la emoción que le producen, y a la desmemoria, capaz de edificar con la escritura desde la añoranza y desde esa pequeñísima ascua con que nos ilumina la soledad después del olvido. Sentir para ver, escribir para viajar. Esta parece ser la máxima que la guía.
Muchos de los poemas que componen VIAJANDO POR LA MEMORIA, algunos son muy breves, como los dedicados a la figura de su madre, están escritos en verso libre, lo que no impide que se perciba una sutil rima asonantada que ayuda a disfutar de tanta ternura y bienestar como nos invade al leerlo. Es un recurso que lo impregna todo de una sonoridad suave. El aire de nostalgia que nos invade se nos indtoduce por dentro y va a la raíz de nuestros sentimientos. Solo una poesía tan delicada y sublime es capaz de conseguir estos efectos.
El libro va ilustrado con una preciosa colección de instantáneas a color del fotógrafo Pascual Mercé. El mundo delicado y sutil que nos presenta la poeta se complementa con unas imágenes en las que la luz, el cielo, el verdor y misterio del bosque, la luna y la belleza de las flores ayudan a conformar un todo que atrapa al lector y que lo lleva a meditar y a volar entre ese mar de nubes en el que están escritos muchos de estos poemas. Tal vez estos son los grandes regalos que encontremos en esta obra de María Fonellosa. Desde luego, aprenderemos a conocernos mucho mejor, a ser mejores personas y a querer más y dejarnos querer, que también es importante.
Acabo ya, pero antes lo hago con una invitación a futuros lectores para que se adentren en el universo poético de María Fonellosa. Seguro que disfrutarán y se sentirán personas especiales. Así es ella. A modo de conclusión dejo un fragmento de su poema en prosa “Fragil”. Dice así: Me llega una voz al alma, una voz que me habla de compañía, y me sonríe, mientras una lágrima recorre mi mejilla, breve extensión del tiempo en espacio y armonía.
Ramón Luque Sánchez está galardonado con el escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores de España.