Alejandro Vico Alonso, poemas


Almas encontradas

Mentimos a los demás con descaro y calma.

Pero la peor de las mentiras! es:

Cuando nos mentimos a nosotros mismos sin pudor.

Cuando intentamos  separar dos Almas!.

 

Debemos de tener el coraje de comenzar,

si nos falta el necesario convencimiento,

ya se termina todo antes de empezar.

Perdiendo un tiempo precioso,

que es lo único;  que nunca se puede reciclar.

 

Es llegado el momento para seguir respirando, del mundo,

 de la fantasía y de las Ilusiones.

Aunque te perdí despierto,  en un soñar incierto!

Siempre termino  por  encontrarte,  en cada rincón

de mi recuerdo…

 

Cuando dos Almas se encuentran y

si tienen felicidad. “Compártela.”

    

Si dos almas se reconocen, y sienten Amor,

déjalos que lo gocen y disfruten.

 

Si dos almas se agarran ¡fuermente!

y obtienen triunfos. “Gózalos”…

 

Si dos almas se aman y no se olvidan.

                                            No los separa ni la distancia perdida,

el silencio, ni las muchas vueltas,

que dé la Vida .

 

Emigrante de puertas abiertas

Aquí estoy velando tus  sueños.

Estuve a tu lado en cada momento,

sintiendo en mis carnes,  tus últimos sufrimientos.

 

Los años te están consumiendo.

Pero tú eres de acero;  mi republicano de puertas abiertas.

Por tantas batallas,  ganadas a la vida y a las tormentas.

Por eso; no te rindas mi abuelo,

duerme y descansa, que yo velaré tu sueño.

 

Recuerdo cuantos empeños,

cuantas cosas hiciste por mí, me enseñaste la vida,

 me diste alegrías impregnadas en grandes  sueños.

Tú  me hiciste creer,  que eras eterno.

 

Todo lo que eras,

lo tengo guardado en mi pecho,

porque se quedaron conmigo

los mejores momentos.

Estás muy cansado;   los años te pesan,

no te aguantan ya  los huesos.

Pero tú sigue firme agarrado al timón, y con brazo grueso.

 continuas aferrado  al paso del tiempo…

 

Aunque tus ojos aún me miran, yo me desespero.

Quisiera poder aliviarte, darte mi aliento

 y proteger tu vida;    por tiempo eterno…

 

Yo también te miro y recuerdo,

tus risas, los chistes que te acompañan,

cuando los tuyos llegaron   

Inmigrantes,  de Italia hasta el Sur de España…

 

Nunca usaste sombrero,

tu boina sombreaba tu vieja cara;

esa boina que te caracterizaba,

que eras un descendiente partisano,

 venido de las montañas sicilianas.

 

Aquí sembraste tus sueños, aquí viviste tus tiempos;

criaste tus hijos, nos diste tu ejemplo.

por mucho más, ¡y por eso!.

Te quiero mi abuelo.

 

De ti nunca escuché ni un grito, ni retos.

Y aún con tus carencias,

nos cubriste siempre;  de grandes momentos.

Varios libros serían necesarios,  para mantener tú recuerdo.

 

En un frio mes de Diciembre.

Te fuiste en silencio, durmiéndote en el sueño eterno.

Y yo me quedé sin poderte decir.

Papa  Alejandro… ¡Te Quiero!



Compendio minero

Maestro:  Ponga la sejilla al dos,

que quiero resitarle a esta güena gente,

un poema minero,

 y no quiero, que la prima y el bordón de su guitarra,

pueda ahogarme la voz…

 

Mi voz que ya está apagá,

mi voz,

ya no se escuchara en aquella galería infernal…

 

Tu, cuando me vayas a enterrar,

pon recuerdo a mis días, cuando llegué  a La Carolina,

desde mi Almería natal…

 

Ese día;  ya sin ver ni sol ni luna, cuando me jueron a sacar,

se queó colgao con intensiones asesinas,

el enmaderao que se me vino ensima y me costó la vida.

 

Ya los niños no paran de llorar.

La familia,  ha quedao desampará.

Ha desapareció de sus vidas el Padre,

y de la casa;  el único Jornal…

 

Adiós a la vida, a la ilusión de crear un hogar.

Adiós a la mina,  a sus mieos y compañeros,

 en aquella madrugá…

 

Por eso:

Hoy resito por tó aquellos, que se quearon secos

de tanto respirar veneno.

Por aquellos, que jueron Gùenos  pá los demás,

y pá  los nuestros;  pero no pá ellos…

 

Hoy resito, pá los que en las minas,

se dejaron el alma y la vida,

con el polvo y el estallio de los barrenos.

Pá los que sus pulmones y ojos fallaron,

de tanta oscuriá y de tantos mieos…

 

Hoy también resito al bolsico del Corasón,

que es;  donde se guardan y no se borran

toicos los recuerdos gùenos.

También hoy, quiero resital,  a los que cantan tarantas

y les ponen voz, a las penicas de los mineros...

 

Sigo resitando a ese minerico  valiente de La Carolina, que tuvo tan mala suerte en “Federico”…  Aquella mina, que  en su profunda negrura,

no solo le dio la muerte,  que además;  quiso ser su sepultura…

 

Resito, si hoy resito:

Al minero que en el fondo de la mina,

y con lágrimas que resbalan por su mejillas.

Resa a Santa Bárbara Bendita

por su gente que es su semilla…    

 

Siendo esta,  la Orasion más sensilla

que se pueda resar,

por los suyos;  y por toica la Humanidad…


El niño de la armónica

Bajo la misma encina,

sentados en el mismo banco.

 

Contemplaban el horizonte,

en un atardecer de brillante color rojo herido,

y un manto de verde hierba

lleno de floreado y vivo colorido.

 

Recuerda con su armónica,

sonidos y notas, que el abuelo le enseñó,

cuando tomaban el fresco en aquel lugar cómplice,

de atardeceres primaverales, que tanto le  enganchó.


Los ojos a veces, de lágrimas arrasados y la mente puesta,

en tiempos muy pasados.

Como una película en blanco y negro, ve los recuerdos,

uno, a uno…todos jalonados…

 

Con el verbo primario que da la fuerza de la sangre,

hierve esta,  en un mismo sentido

cuando ha sido tanto, el sentimiento compartido.

 

En el cálido y soleado atardecer;

el chico contempla la vieja armónica,

y va tocando los mismos acordes que su Abuelo le enseñó.

En la vieja  encina, en el mismo banco de piedra;

donde una mala tarde, solito lo dejó.

 

Ese niño,  sigue tocado las melodías que de su antepasado aprendió,

bajo la misma encina, en el banco, con su bota de vino añejo, y los bellos

recuerdos, ahora que él:  ¡También ha llegado a viejo!



Entre la valla y las puertas

¡Quisiera que entendieras!

Te pido que te pongas,    que fuiste emigrante,

lo que de mis zapatos resta

y  llamaras a mi puerta.

 

Me he convertido en  fugitivo

de la guerra y de sueldos exterminados,

porque sus ricos yacimientos, fueron arrasados.

 

Después de largas caminatas.

Después de tantos soles, huyendo de la guerra.

Después de tantos fríos, en mis noches inciertas.

Soy uno más,  de cientos de noches de ojos abiertos,

por fin, he podido llegar a este  lugar,

donde encuentro unas vallas  que no tienen puertas.

 

Te lo puedo jurar:

Que no soy yo, quien provoca los conflictos que me hacen huir.

Que son intereses bastardos que arrasan las riquezas de mi país.

Yo quisiera estar escuchando bonitas historias de caza, bajo el viejo baobab,

al calor de la hoguera,  -. Si las piedras ambiciosas no existieran !!!


Te lo puedo jurar:

Que no quisiera estar escondido como si fuera un delincuente,

yo también he tenido familia, estudios y un  hogar,

 y  no quisiera suponerte una molestia,  ocupando este lugar.

Yo quiero  enterrar en blancas cenizas, las oscuras ambiciones,

que hacen de mi patria, un infierno de miseria y maldiciones…

 

Las balas me hicieron correr, sin orden ni concierto

desorientado, asustado y sin rumbo abierto.

¡Por eso estoy en tu país!

Sin papeles, manejado, mojado, molestando  y hambriento,

convertido en un fugado de una vida que cada día, es más incierta,

llamando a tu puerta, esa puerta, que nunca encuentro abierta!

 

No sé quien maneja estos hilos,

yo solo quería un futuro en mi tierra.

Paz en mi país.

Pero un maldito día, niños como yo, vestidos de soldados,

me empujaron a huir…

 

Y aquí me encuentro, sin saber qué hacer,

si correr hacia adelante, o hacia atrás,

para acá, o para allá, nadie escucha mi voz,

por mucho que quiera gritar…

 

Miro al cielo implorando al gran Dios, si me puede ayudar,

pero solo veo una valla asesina,  que yo no puedo saltar.

Es una valla sin puertas,  que no logro  atravesar...

 

Este pueblo  de Melilla, que siempre fue, acogedor,

Crisol de mil y una culturas,

hoy puedes ser mi sepultura, o puedes ser mi salvador...

 

¡Sea hoy lo que sea!

Quiero que sepas de antemano, que te pido perdón,

que solo soy responsable de huir de mi  desgracia que es;  ser de distinto color…

Que este conflicto planteado, no lo he creado yo.

Solo busco un futuro como hicieron tus fundadores.

como hiciera Pedro de Estopiñan,

quiero un lugar donde pueda reinar la Paz…

 

No quiero que haya guerra en mi país.

Quisiera de una vez por todas, que volviera a resurgir.

Y yo,  a esta penosa y larga caminata,  le pueda  poner  su punto final…  


Autor:   Inmigrante.

“Baobab” Árbol  emblemático de Senegal.


Alejandro Vico Alonso es delegado en Jaén de la Unión Nacional de Escritores de España.