Un compositor para Galicia
“Sabemos que no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra” (Antonio Machado)
Siguiendo
la línea de artículos escritos para la Unión Nacional de Escritores de España destinados al ciclo denominado “Compositores
de Galicia” y en los que ya he hablado sobre autores tan significativos como
Rogelio Groba Groba o Fernando Vázquez Arias, continúo ahora con esta
exposición dedicada a Amancio Prada Prada: El “Cantor del Aire”, un autor que
no es un compositor de Galicia sino “para Galicia” por las circunstancias que
acompañan a su nacimiento ‒ Dehesas ( León), 3 de febrero de 1949‒, en el Bierzo:
“el pórtico natural de Galicia, cerca del río Sil. Mi abuela materna era del
Barco de Valdeorras”, ‒ apunta‒ por donde pasa el Camino francés, lo que
confiere a la zona un cosmopolitismo permanente desde el medievo hasta la
actualidad propiciado por el tránsito de peregrinos procedentes de todas partes
del mundo hacia Compostela, una de las principales ciudades santas junto a Roma
y Jerusalén. Y compositor “para Galicia”,
también, por el hecho de ser Amancio Prada el principal cantor de melodías compuestas
y recreadas sobre la poesía más valiosa que tenemos los gallegos. Galicia es
tierra de poetas.
Un
autor y cantor de melodías que son ya clásicas, entendiendo por clásicas “aquellas
que el tiempo no palidece, ya que mantienen
la misma frescura que transmitían en un primer momento o incluso más”, conviniendo
resaltar que el mélos ‒ término asociado al indoeuropeo *mel-5, que
hace referencia a un miembro sonoro que
une lo que ya ha sonado con lo que va a sonar después‒ dará lugar a la palabra melodía,
que de forma genérica significa cantar, estableciéndose por tanto en el cantar
y en la canción el intenso y estrecho vínculo entre música y palabra junto a la
expresión de la emoción profunda que esta unión de por sí entraña.
La
canción ‒afirman los investigadores‒, es algo plenamente vigente que se remonta al oscuro origen de la
humanidad hace miles de años; como
también afirman que las antiguas civilizaciones de África, Europa y Asia cultivaban
la música, si bien no existe evidencia histórica que nos diga exactamente quién
cantó o silbó la primera melodía o la primera canción, esta forma musical sencilla
e inherente a la condición humana,
origen de lo que vendrá después ‒incluida la música académica gestada en
Occidente‒ y también la forma musical más
universal ya que todos los pueblos del mundo cantan.
El
Maestro Antón García Abril, compositor de gran calado en nuestro país‒ y que,
por cierto, también creó maravillosas páginas musicales para Galicia, por lo
que tendrá también cabida en este espacio‒, en su discurso Defensa de la
Melodía nos dice: “La melodía es el elemento que ha definido la
personalidad del arte musical. La armonía, siguiendo sus cauces de continuidad,
acaba convirtiéndose en melodía; el contrapunto, por su misma naturaleza, se
expresa melódicamente; el ritmo, una vez definidos sus esquemas, adquiere una
valoración melódica…el proceso armónico de una sinfonía, por sí solo, se
convierte en una gran melodía de acordes…”.
El
propio Mozart en su carta a M. Kelly fechada en 1786 afirma: “La melodía es la
esencia misma de la música”; Puccini: “Ninguna música podría existir sin
melodía”; Schumann: “Una música sin melodía no es nada”; Haydn: “En la melodía
reside el encanto de la música y es lo más difícil de producir”. Y Wagner,
creador de la idea de la melodía infinita y de las óperas más gigantescas que
se hayan concebido, también afirmaba: “La melodía viene de Dios, el resto de
nuestro cerebro”.
Melodía,
por tanto: ¿Inspiración de las musas?; ¿la misma inspiración que representa al
papa San Gregorio con una paloma sobre el hombro dictándole los neumas del
canto gregoriano?; ¿el susurro del aire…?
Continúa
García Abril: “La voz es el vehículo natural de la melodía. Los instrumentos
nacen a imitación de ésta con el afán de cantar. La identidad musical de un
pueblo nos la revela la melodía, que acompaña al hombre y está unida de forma
inseparable a su vida y a sus costumbres. Los pueblos, cuando se agrupan para
expresar sus sentimientos colectivos de alegría, tristeza o dolor, cantan”.
Y
esto es exactamente lo que ocurre con Amancio Prada, que compone su música en un
orden melódico sobre las voces poéticas con las que se identifica, creando las
canciones que interpreta y manteniendo vivo un caudal creativo que nace del
modo más natural: “Casi sin darme cuenta, empecé a oír dentro de mí la música
de aquellos versos y a cantarlos. Era como abrir el pecho y desahogarse. Ni
siquiera pretendía entonces componer una canción. Simplemente cantaba lo que
oía cuando el viento me llevaba lejos y me olvidaba de mí mismo”.
El sentir popular, el cantar del pueblo
y en especial el del pueblo gallego tiene mucho que ver con el origen y la
infancia de Amancio Prada, con sus raíces, como él mismo apuntaba en las
entrevistas que pudimos llevar a cabo y que fueron publicadas en la prensa con
motivo de sus recientes actuaciones en el Teatro Jofre de Ferrol, en el Teatro
Colón de A Coruña y en el Teatro Afundación de Vigo:
“Mis padres, abuelos y creo que
todos mis antepasados se dedicaron a la labranza. Los niños ayudábamos a hacer
las labores del campo de una manera muy distinta a la actual y en todos los
momentos el canto estaba presente. El canto nació en mí porque mi madre me
cantaba y cantaba muy bien. Tenía un oído finísimo. Siempre hemos cantado en la
familia y lo seguimos haciendo. Las mismas canciones de entones y algunas más… Aquel
trabajo rural era también un canto coral. Yo era uno de tantos que llevaban
tierra en los zapatos y eso a la hora de escribir, de pensar, de cantar, se
nota. Es una presencia, un arraigo que permanece, que hace que la canción salga
de adentro a la hora de componer y de cantar”.
El crítico Antonio Gómez, en la
Revista OZONO, cuando salió el disco dedicado a Rosalía en 1975 escribió: “Si
no sonara a sacrilegio me gustaría decir que este disco de Amancio Prada, desde
su galleguidad, es tan hondo como una obra de Antonio Mairena.”
Pero
este neno labrego del Bierzo, que nos dirá mucho después en sus propios
versos “tengo en el pecho una jaula, en la jaula dentro un pájaro, el
pájaro lleva dentro del pecho un niño cantando en una jaula lo que yo canto”
… ¿Cómo llega aquel niño a los escenarios internacionales y a convertirse en
todo un referente de la canción?
El
primer paso llega de la mano de su padre que se preocupa por la formación de
sus hijos: “Mi padre se ganaba la vida literalmente con el sudor de su frente. Era
el primero en el trabajo y el primero en la fiesta. Llevo en mis entrañas dibujados
los surcos que trazaba mi padre con el arado romano del que tiraban dos vacas. Primero
fui a la escuela de mi pueblo con el maestro Don Paco y a los diez años me
mandaron a estudiar con los frailes salesianos a Cambados, a un colegio que está
al lado de un antiguo pazo, rodeado de parras de albariño, de magnolios, de
mirtos, de naranjos…. Del Bierzo a Cambados fue mi primer viaje en tren, un
tren que se llamaba el Shangai, un tren nocturno, casi alevoso, que
llegaba siempre con retraso” ‒bromea‒. “En este viaje, al hacer transbordo en
Redondela, recuerdo que percibí un olor que nunca había sentido antes… ¡Era el
mar!, algo que no olvidaré nunca”.
En
los salesianos se combinaban el estudio y la oración con los juegos y el
canto. Allí, Amancio Prada es solista en
el coro, aprende a tocar la bandurria y también interpreta con sus compañeros
zarzuelas como El barberillo de Lavapiés, El Rey que rabió o Los de Aragón.
Estuvo con los salesianos hasta los 14 años para regresar al Bierzo, terminando
el Bachillerato en Ponferrada y alternando los estudios nuevamente con las
tareas en el campo.
“Mi padre estaba suscrito a una
revista que se llamaba El cultivador moderno, donde leí que en
Valladolid se acababa de crear el Instituto Nevares de Empresarios Agrícolas
(INEA). Yo no sabía bien por donde tirar. Por un lado, quería ser como mi padre,
aunque lo que más me gustaba era cantar, pero esto me parecía un sueño
imposible. Acabé mis estudios de Dirección de empresas agrarias en Valladolid,
pero sin olvidar la música, por eso al mismo tiempo me matriculé en el
conservatorio”.
Durante
aquellos tres años vividos en Valladolid es cuando Amancio Prada conoce, se
aproxima y compone sus primeras canciones sobre versos de Rosalía de Castro, de
la que Curros Enríquez dice: “Rosalía es Galicia que pasa rumiando su tristeza
de siglos. Ella, poseedora de una desgarradora sensibilidad, describe como
nadie el paisaje gallego y el vivir de sus gentes como en una naturaleza
misteriosa rodeada de un halo de indefinible tristeza y melancolía”.
Amancio
Prada siente por primera vez la morriña, la nostalgia de la tierra, de su
Bierzo natal: “Aquellos versos de Rosalía me traían os airiños aires.
Me emocionaban. Susurraba sus versos de memoria, y al dictado de su ritmo y
resonancia iba brotando la entonación, semellando leve gasa que sotil o
vento move …Con el viento, sí, con el viento nacieron las primeras
canciones”.
Rosalía
se convierte así en la primera y principal aliada poética de Amancio Prada
desde los inicios hasta la actualidad. “A
Rosalía la siento como mi alma. Cuando canto a Rosalía soy Rosalía”.
En
el verano del 69 Amancio Prada toma otra vez el tren de Ponferrada a Valladolid
para recoger el certificado académico que le permitiría matricularse en la
Sorbona y estudiar Sociología. En aquel viaje se entera de que, en Alar del Rey,
un pueblo de Palencia, se iba a celebrar el “Festival de la Juventud” dedicado
a la canción de autor: “Todo era joven entonces y todo olía a primavera. A
pesar de no llevar conmigo la guitarra, decidí presentarme. En lugar de volver
a Ponferrada, cogí un tren hacia Alar del Rey. Uno de los concursantes me dejó
su guitarra y canté Pra A Habana, un largo poema sobre la esforzada
emigración de los gallegos a Cuba, aquel poema seguía vigente‒ lo sigue siendo‒.
Era una canción larga, sin estribillo, en gallego…La menos indicada para un
festival. La elegí, supongo, porque la acababa de hacer. Siempre me ha gustado
el olor del pan recién hecho. Y ante mi asombro, me dieron el primer premio: ¡la
Galleta de Oro! Tal vez el premio más importante de mi vida porque, además,
venía acompañado de 10.000 pesetas, justo lo que costaba la guitarra
inalcanzable que había visto dos días antes en Valladolid. ¡Mi primera guitarra!,
la que abriría las puertas de mi primer otoño en París. Con ella y algunos
libros me fui, me matriculé en la Sorbona y conocí el escenario de aquel mayo
del 68 que tanto nos había ilusionado… Allí me perdí y me gané para la música,
iniciándose una nueva etapa de mi vida que duró cinco años”.
Fruto
de aquella etapa en París fue la grabación de su primer disco: Vida e Morte
(La boîte à musique, 1974). En él se recogen seis canciones en gallego, dos
con letra de Rosalía: Como chove miudiño y Un repoludo gaiteiro ‒
canciones que había compuesto a los 19 años‒ a las que se suman Labregos,
con letra del propio Prada; María Soliña, poema de Celso Emilio Ferreiro;
Verbas a un irmán de Darío Xoan Cabana y Vida e Morte, de Cabana
y Prada. El disco se completa con otras seis canciones en castellano. Cuando el
disco se editó en España la censura prohibió una canción, Monorrimo, con
letra de Luis López Álvarez, que se incluiría en una edición posterior.
“Nunca me he ceñido a la canción protesta
porque el mundo de la canción es tan amplio como la vida misma. La protesta le corresponde al
artista como a cada cual en su profesión, tratando de hacer bien las cosas y
buscando la belleza a través de la música, la literatura, la pintura…Cualquiera
puede ser un artista haciendo bien lo que haga, con todo
el esmero posible; también hay mucha belleza en una hogaza de pan…Sí reconozco
la influencia que han tenido en mí voces como las de Atahualpa Yupanqui,
Violeta Parra, Paco Ibáñez, José Afonso, Léo Ferré, Brel, Georges Brassens…Estrellas
de un alto firmamento. Pero yo canto a mi aire y sigo mi propia senda”.
A
partir de Vida e Morte, comienza una larga etapa de producción discográfica
siempre con un fundamento poético: “Canto lo que vivo y vivo lo que canto. Soy
lo que canto. Elijo el poema que pone el dedo en la llaga, da igual que sea del
Siglo XIII, del XV o del XXI. Los poetas son instrumentos, todos lo somos,
provocando una resonancia en el otro”.
Durante
los años vividos en Francia, “al margen de otros estudios y quereres”, Amancio
continúa leyendo y rondando a Rosalía: “En Follas Novas encontré
poemas que me inspiraron nuevas canciones sobre versos, como la propia Rosalía
indica, pensados y sentidos en la soledad de la naturaleza y de mi corazón;
y de su libro En las Orillas del Sar escogí un poema que también me
conmovió profundamente: Ya que de la esperanza para la vida mía”.
La
afición y el estudio de Rosalía de Castro en los años vividos en el Barrio
Latino de París dieron contenido monográfico al siguiente LP: Rosalía de
Castro, que se publicó ya en España en 1975, acompañado, como en Vida e
Morte, por el violonchelo de Eduardo Gattinoni. Nuevos y universales
títulos de canciones como Campanas de Bastabales, Cando era tempo de
inverno, Mais o que ben quixo un día, A xusticia pola man,
Vamos bebendo, Adiós ríos adiós fontes, Paseniño paseniño,
¿Quén non xime?, Ya que de la esperanza, ¿Qué pasa ao rededor de min?
y Corre o vento o río pasa.
Canciones
clásicas interpretadas desde entonces hasta hoy que Prada pasea por los escenarios
del mundo contribuyendo así a la creación, al enriquecimiento de nuestro
patrimonio musical, a la difusión y expansión de la obra poética de Rosalía de
Castro y de la lírica gallega en general ‒culta y popular‒ a través de otros
trabajos que irán apareciendo.
En
1976 florece Caravel de caraveles. un álbum dedicado a la canción
tradicional de Galicia: “Un recuerdo vivo con el afán de recrear aquellas
canciones del folclore gallego, fruto luminoso de oscurecido origen; tratando
de respetar la gracia popular con una subjetiva y particular instrumentación y
armonía. Carmen Martín Gaite, Calila para los amigos, fue el alma y una
de las fuentes de Caravel de Caraveles. A ella le dediqué el disco. Otras
canciones venían de mi memoria familiar y de Teófilo Caamaño, pero esa es otra
historia”.
Participan
en Caravel otros instrumentistas: Eduardo Gattinoni con el violonchelo; Alejandro
Massó con la tiorba, cromornos, flautas y percusiones diversas y Prada, que además
de la guitarra toca por primera vez la zanfona. Temas como Alumeame, O
cantar do arrieiro, Unha noite no muiño, Caravel de caraveles, Ven
bailar Carmiña, Fía na Roca y el Romance de Don Gayferos De Mormaltán, entre
otros.
En
1980 Amancio Prada graba Lelia Doura, un álbum compuesto sobre las cantigas
de Amor y de Amigo de los primeros trovadores medievales galaicoportugueses: Bernal
de Bonaval, Joao Zorro, Pero Eanes Solaz, Mendiño, Pero de Veer, Don Denis y Sancho
I de Portugal… Sobre este trabajo, tomadas del programa de mano de los
conciertos celebrados en el Teatro María Guerrero de Madrid en diciembre de
1984, son estas palabras de Prada: “Me preguntaba si sería aún posible cantar
con la emoción debida versos escritos hace siete u ocho siglos; si no habrían
perdido razón, sentido y frescura después de tanto tiempo. Y sentía que no, que
el corazón de los hombres alberga las pasiones de siempre, sigue sembrando el trigo
con la misma zozobra y anhelante de aquello cuyo nombre no sabe”.
Galicia
está presente en otro disco monográfico: A dama e o cabaleiro (1987), sobre
poemas de Álvaro Cunqueiro, el escritor nacido en Mondoñedo y enterrado en el
Cementerio viejo del mismo lugar, rezando en el epitafio de su tumba: Eiqui xaze alguén, que coa súa obra, fixo
que Galicia durase mil primaveiras máis…Loubado seña Deus que me
permitiu facerme home neste grande reino que chamamos Galicia.
Del
feliz y prolífico encuentro entre Prada y Cunqueiro surgirán títulos como: A
dama que ía no branco cabalo, O cabaleiro da pruma na gorra, Outono
cedo de gaitas, Na nao do mar laranxa, Hai unha illa loubada,
No sono do cuco novo, A dorna vai e ven, Amiga namorado vou,
Amor de auga lixeira, Quechemarín da verde bandeira, No bico do galo a
i-alba y Díxenlle a rula: pase, miña señora.
En
1997 sale a la luz Rosas a Rosalía, en homenaje a “una obra poética que
me produce una reiterada y creciente admiración”. Esta vez acompañado
por la Real Filharmonía de Galicia, dirigida por Maximino Zumalave, y por siete
voces que “tejen una guirnalda sonora”: María del Mar Bonet, Amélia Muge, Marisa
Paredes, Martirio, Nuria Espert, María Dolores Pradera y Ginesa Ortega y las
Pandereteiras de Baio. “Un álbum de canciones con una sola imagen, para que todos
los sonidos confluyan en el rostro de Rosalía de Castro, cuyo poemario contiene
a su vez una pluralidad de voces y sombras”. En el álbum se añaden
nuevos títulos como Adivínase el dulce y perfumado, Mayo longo, Algúns
din: ¡Miña terra!, y Negra Sombra, sobre la partitura de uno de nuestros
compositores históricos más representativos, Juan Montes.
En
1999 aparece De mar e terra, un disco que contiene Coplas galegas
de tradición oral recreadas y adaptadas por Amancio Prada y por Luis
Delgado, dedicado a Teófilo Caamaño, un “viajero errante y perpetuo; gallego
hasta la médula y marinero. Idealista, rojo, rebelde y noble”, Teófilo era
de Carnota, municipio costero perteneciente a la comarca de Muros, el pueblo
gallego que une a Costa da Morte coas Rías Baixas: “Un vagabundo ligerísimo de
equipaje siempre, cuya vida fue una sucesión de aventuras hasta el final. De él
aprendí muchas de estas Coplas de mar e terra y juntos las cantábamos cuando
aparecía por mi casa de Segovia”.
El
Doctor Domingo García-Sabell comentará sobre Amancio Prada y su De mar e
terra: “Crear es el más alto grado de realización al que puede llegar la
criatura humana…La obra de arte no consiste en insuflar vida a la materia, sino
de reconocer la vida que hay en ella y ponerla en libertad. Por eso en toda
gran obra se engendra una resurrección. Algo totalmente aplicable a tu arte;
para demostrarlo he ahí la resurrección que operas en los versos cunqueirianos
y en los de San Juan de la Cruz… Solía decir don Ramón del Valle-Inclán que
crear belleza es acertar con el punto de la eternidad. En esa ideal e
inalcanzable diana has clavado tú poemas y armonías sin cuento…”. En el
disco se incluyen veintidós coplas, entre ellas Pola mañán, Vente ventiño do
mare, Polo mar de Redondela, Nosa Señora da Barca, De Portugal me mandaron,
Señor cura, Rema barqueiriño…
En
2005 vuelve Prada con Rosalía siempre, un cd que contiene una renovada
interpretación de las primeras canciones de Rosalía y otras compuestas
posteriormente: “Han sido varias las versiones discográficas que he realizado
durante estos años, con el ánimo de ofrecer no un cantar nuevo, sino más
hondo...Rosalía es la conciencia del paisaje natural y emocional de Galicia.
Forma ya parte de la expresión de ese paisaje. Con frecuencia hizo suyos versos
de coplas populares. Un punto de ida y vuelta. Fuente de inspiración. Fruto y
semilla”.
El
canto aparece aquí arropado por los violonchelos de Mariana Cores y Rafael
Domínguez, el acordeón de Cuco Pérez, el violín de Juan Luis Gallego y las
atmósferas sonoras creadas por Luis Delgado. “Quise invitar además a otros
músicos y cantores para subrayar el carácter particular y coral de algunos
poemas. Entre ellos Nani García, Os Rosales y el grupo de Pandereteiras de Baio.
Todo regresa a su origen. La poesía es como un mar que le devuelve a los ríos
su antigua memoria”.
En
2013 Amancio Prada publica el libro-disco titulado Federico García Lorca:
Poeta en Galicia, cantando por primera vez los Seis poemas galegos
que Lorca escribió entre 1932 y 1934 y que surgen de los viajes del poeta
granadino a Galicia. Según declaró el propio Federico en Buenos Aires en
octubre de 1933: “A mi llegada a Galicia, ellas, las fuerzas formidables de
Compostela y el paisaje, se apoderaron de mí en forma tal que también me sentí
poeta de la alta hierba, de la lluvia alta y pausada. Me
sentí poeta gallego, y una imperiosa necesidad de hacer versos, su cantar me
obligó a estudiar Galicia y su dialecto o idioma, que para lo maravilloso, es
igual”. Los poemas son el Madrigal á cibdá de Santiago, Danza
da lúa en Santiago, Cántiga do neno da tenda, Nouturnio do
adoescente morto, Romaxe de Nosa Señora da Barca y Canzón de cuna
para Rosalía Castro, morta. El trabajo se complementa con la Salutación
elegíaca a Rosalía de Castro que escribió Lorca con apenas veinte años.
En
2014 vuelve a ella una vez más con Resonancias de Rosalía. Un álbum que “renueva
y da cobijo, bajo un arco abierto hace más de cuarenta años, a todas las
canciones que he compuesto sobre poemas de Rosalía incluida la nueva y más
reciente, Nasín cando as Prantas nasen. Poemas escogidos de sus tres
libros esenciales: Cantares Gallegos, Follas Novas y En las
Orillas del Sar. Decidí elaborar la presente recopilación, con el fin de
ofrecer una interpretación de Rosalía acorde con mi momento vital; una canción
no se acaba de cantar nunca”.
En
el reciente 2023 Amancio Prada presenta la versión sinfónica de los Seis Poemas
Galegos de Lorca interpretados por la Real Filharmonía de Galicia y el Coro
Cantigas e Agarimos con la orquestación y dirección de David Fiúza: “David hizo
un trabajo espléndido. Hablamos mucho con la idea de dar unidad a esos poemas
de García Lorca y convertirlos en un gran poema sinfónico. Estos Seis Poemas
Galegos de Lorca son un tesoro, un regalo que Lorca le ha hecho a Galicia.
Que haya escrito esos poemas es un misterio maravilloso. Todos los poetas están
en Lorca y Lorca está en todos los poetas”.
En
2025 Amancio Prada volverá a estar muy presente con su eterna Rosalía
celebrando el 50º Aniversario de la publicación del disco monográfico que
le dedicó en 1975. Una circunstancia muy especial que tendrá sin duda la
resonancia que merece, porque es Amancio Prada quien revive sus versos con
mejor acierto en forma de canción: “Lo que sé de los poetas que he musicado lo
he ido aprendiendo por el camino, cantándolos. Y leyendo, claro. Y en este
camino de artista, me ha sorprendido descubrir resonancias de Rosalía en otros
poetas que canto, como Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Antonio
Machado, Agustín García Calvo, Gustavo Adolfo Bécquer e incluso San Juan de la
Cruz. Ciertamente, caminamos sobre huellas.”.
He
querido aquí resaltar la contribución poético-musical de Amancio Prada a
nuestro pueblo, recordemos el encabezamiento de estas palabras: “Amancio Prada,
un compositor para Galicia”; pero su vuelo se eleva hacia otras voces poéticas;
Chicho Sánchez Ferlosio, Léo Ferré, Jorge Manrique, Teresa de Jesús, Antonio
Pereira, Juan Carlos Mestre, Gustavo Adolfo Bécquer… y la suya propia, como en
su último cd editado en 2024 con el título Prada Prada, haciendo alusión
a la doble condición del Prada músico y el Prada poeta: “Me pareció la mejor manera
de celebrar los 50º años del primer disco, Vida e Morte. Me atreví a
cantarme a mí mismo nuevamente, algo que no había hecho desde Emboscados”.
A
la lista de la discografía aquí mencionada podríamos sumar otros títulos que son
milagros musicales, casi oraciones de comunión por su hondura y sensibilidad: el
Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, Canciones de amor y celda, Canciones
y soliloquios, De la mano del aire, Dulce vino de olvido, Sonetos del
amor oscuro, Navegando la noche, Trovadores, místicos y románticos, Emboscados,
Tres Poetas en el Círculo, Escrito está, Canciones del alma, Sonetos y
canciones de Federico García Lorca, Hasta otro día Chicho ( Sánchez Ferlosio),
Huellas de Salamanca, zAMORa, Vida de artista (canciones de Léo Ferré),
Concierto de amor vivo, Del amor que quita el sueño. Romances del Antiguo Reino
de León, Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, Libre te quiero (Sobre
poemas de Agustín García Calvo), La Voz Descalza de Teresa de Jesús, Sonetos,
Canciones y Gacelas de Federico García Lorca, Yo, con vosotros (Sobre poemas de
Antonio Pereira), Cavalo Morto (sobre poemas de Juan Carlos Mestre) y Gustavo
Adolfo Bécquer.
Versos
y canciones que Amancio Prada interpreta en los grandes escenarios desde sus
inicios hasta la actualidad y que le llevan a lo largo de esta fructífera
trayectoria a obtener desde aquella ilusionante y premonitoria Galleta de Oro
otros reconocimientos. Entre ellos: Once Galegos de Hoxe, Medalla IV
Centenario San Juan de la Cruz, Medalla Castelao, Medalla de Oro
del Círculo de las Artes de Madrid, Premio Castilla y León de las Artes,
Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Laxeiro, Premio
da Cultura Galega, European Guitar Foundation, Premio de Cultura de la
Universidad de Sevilla, Premio Internacional de la Fundación Artisophia…
Referencia
especial merece su composición sobre el Cántico Espiritual de San Juan
de la Cruz, la obra más clásica de su repertorio, plasmada también en distintas
y reiteradas grabaciones cuya versión sinfónica se estrenó con la Orquesta y el
Coro de Radio Televisión Española (Conciertos de la 2). María Zambrano, impresionada por el Cántico
Espiritual, se pronunció: “Ni una palabra se nos pierde allí donde se da a
conocer privilegiadamente en su milagroso presente. No se pierde en la
hermosura, no se embriaga en la voz ni un instante…Música y voz no aparecen
pues, añadidas, sino extraídas del poema mismo. Nupcias de palabra y
musicalidad. Nupcias y algo más inaudible sin duda. Nupcias celebradas allí, en
las subidas cavernas de la piedra, al monte y al collado, do mana el
agua pura… Alguna gota de esa agua bebida de ese secreto manantial vivifica
este canto de Amancio Prada”.
Julia María Dopico
Vale, delegada permanente de la Unión Nacional de Escritores de España para las
Relaciones con la Música.