Valle de luna en Wadi Rum
Ella se siente la narradora de
la ausencia cuando el rubor
de la aurora embadurna:
los siete pilare de la sabiduría,
el puente de piedra de Burda,
Cañón Khazali e inscripciones Nabayeas.
¿Por qué ruge el viento?
Se preguntan los beduinos.
Sólo la joven Fátima de ojos negros lo sabe.
Su padre la prometió a un viejo shej
que cruza el Wadi Rum en una
caravanas de camellos
portadores de incienso y mirra
en lo alto las águilas de Zeus,
señor de montañas…esparcen suras.
!Preludio de una travesía negra!
Cruce de sendas y caminantes de arena roja.
Los moradores vestidos con thawb de algodón
beben té, cantan canciones y leen poemas en badawi.
Aromas de partículas de la joven
una noche sin luna ni estrellas,
solo un manto de nubes negras
atraviesa el desierto.
La noche desborda una tormenta de melancolía
y se inmiscuye la luna sobre las heridas del corazón.
Noche de amantes en los brazos del desierto
oyendo melodías azules, frente a la duna espejo
como un respiro blanco y
escribe sobre la arena una carta,
narra un manuscrito de arena que pulsa relámpagos,
mientras espera un cóndor ausente y planta rosas de Jericó.
Siente que necesita un lenguaje
creado por los astros sobre cúpulas violetas
que abran la puerta de las tinieblas del nombre de su amado.
Y en la noche alcanzó una estrella en el silencio
y oteó un jarrón filtrando un destino,
sobre las altas montañas un arco iris
que guarda el aroma a mirra y arpegios
de las entrañas del Wadi Rum.
Tolerancia fiel diamante,
virtud digna de colmenas,
hueles a flor de romero,
planta y lecho de azucenas.
Respetas al semejante
al enemigo secreto,
con todos, tú te encadenas,
y te liberan del gueto.
Dignidad tu fiel amante,
desprendes arte y salero.
hundes rencor parapeto
tu pluma sin carcelero.
Ana María López Expósito es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.