Arpones II

 

Aforismos de Bernardo Amate Tortosa

Los niños son las personas más ostentosas… ¡Con diferencia! Tienen todo el tiempo del mundo, y aun así juegan con él. ¡Se lo juegan todo! Y lo pierden, claro.

La tala de bosques es la parte real de la literatura fantástica.

Los humoristas son los pirómanos de los días grises. Los prenden con colores.

—¿Qué será de mí? Gusanos o ceniza.

El olor a comida es un fantasma que canta a la vida.

Las mañanas nos recuerdan el nacimiento. Las noches nos enseñan a morir. Lo mires por donde lo mires, mira tú por dónde, la vida es un fractal.

Algunos nos considerarán lo mejor del mundo; otros, lo peor. La cosa no acaba ahí: suscitaremos la indiferencia en miles de millones. Tal es el poder de cada uno de nosotros.

Los empáticos permiten que los psicópatas colmen los cargos políticos. Por tanto, los empáticos son el mal de este mundo. En eso estoy de acuerdo con los psicópatas.

—Tan implacable cuando aplastas a la insignificante cucaracha. Tan insignificante cuando te aplasta el implacable Sistema.

Las placas tectónicas de las fronteras colisionan cuando estalla la guerra.

—Quise erradicar los males de este mundo. Desde entonces los guardo en un espejo.

Todo a la vez no puede ser. Todo menos eso… ¡Algo! Eso sí. Porque menos es nada.

—Nada he sido tantas veces que eso es todo cuanto he sido.

—Me dijiste lo que quería oír, para oír lo que querías que dijera. No he sido más que un eco.

—En su cabellera no se mecen las serpientes, pero su belleza paraliza los ojos.


Bernardo Amate Tortosa es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.