Juan Salvador del Cerro Faura
Aún te pienso sentado en esta orilla con los ojos cerrados. Siento al amanecer cómo te extiendes hacia mí con tu sempiterno vaivén, curiosa, mientras creo escuchar un suspiro en el rumor de tus olas. No había día en que el sol no prendiese tu gélido cuerpo ¿Verdad? encendiéndote la piel, empezando por el alba y terminando en el ocaso… mas eso nunca fue suficiente. En el fondo seguías fría; cada noche el candor se disipaba y solo Selene acompañaba tus desvelos. En tu corazón gemía el naufragio. Sabías que por mucho que susurrases al sol las historias que habitan en tu seno, ni su cálido roce te guardaría del frío, ni su luz aclararía tu abismal secreto… pero ya estoy aquí, tesoro. Muéstrame, si gustas, el pesar que habita más allá de tu penumbra, y que a la luz de una vela se aclaren los trazos que oscurecen tu divino pecho. Dibujemos juntos las costas que contemplas. Escribamos nuestro nombre en la arena, hija de la alquimia, y ahondemos en las luminosas grutas de nácar que recorres por las noches. Permíteme ser tu presente. “Come oggi brilliamo non brilleremo mai”.
El autor es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.