Aurora Torres, poemas


 

XVI

El mejor momento del día es aquel

cuando estás en calma sin ruido aparente,

bajo la negrura del cielo y sus pequeñas luces,

donde el leve abrazo del viento

es tu única compañía y

sabes

que puedes ser tú sin engañar a nadie,

ser vulnerable a la caricia de tus manos

y al frágil susurro de aquellos recuerdos en tu mente.

 

Libre para jugar,

libre para mimarte,

libre para explorarte.


Del poemario Medias cortas para Julia

 

Noche

Llega el silencio…

Llega la noche

y despierta la luna

entre amasijos de flores.

 

No lo escucho, no,

no lo oigo.

-Shiff, silencio, ¡calla!-.

No ves que despiertas la luz

que mece mi cama.

 

El paredón de esta gayola

estrecha mis ventanas

y trenza el llanto de estas lágrimas.

 

Sigo sin escuchar nada

bajo la singular sábana,

cómplice de mi adversidad,

cómplice de mi desgana.

 

No hay luz en esta noche estrellada,

no siento las turbadoras mantas

atando mis deseos a tan lejana alma.

 

Llega la blanda y afable noche…

y cuando la oscuridad del silencio

duerme cual guardiana del tiempo,

mis ganas pernoctan

a la espera de la deslumbrante mañana.

Del poemario Las noches de Julia

 

Miedos

Tus carnes en mis carnes

como enjambre de abejas.

 

Carne fechada, carne datada,

carne temporal que alimenta mi desdén

y da vida a mis ganas.

 

No necesito varón sin vaina,

ni mujer descalza que alivien

consuelos mundanos de sábanas gastadas.

 

Busco un alma pagana,

una luz para mi alma.

 

Porque,

si la noche guarda secretos

miedos guarda mi cama.


Del poemario Las noches de Julia


Oda al deseo

Bisbiso en la oscuridad,

secreto callado.

 

En tu lino,

la esperanza teje su trama

con agujas de anhelo y botones de penumbra.

 

Eres destellante sol,

morada incesante,

llama que flamea constante;

deseo

titilar de estrellas en el cielo.

 

Eres musa que inspira y empuja,

el vigor que anida

en el fuego sagrado

que alimenta la virtud

de promesas cargadas de ímpetu,

de luz.


Del poemario Hilo Rojo



Sátira de amor

-¿Romance?, ¡bah!-,

espejismo encantado;

un lío sin fin

y sin pudor.

 

Juego absurdo

de promesas quebradas,

de risas accidentadas

con sentimientos rotos

y almas oprimidas.

 

El amor,

maestro del drama y las comedias,

arte del caos y un festín de tragedias

donde la razón y el corazón

se extravían en su faz.

 

-¡Maldito amor que

cual flecha traicionera y veloz

deja sin voz,

bajo un encantamiento engañoso,

un néctar embriagador!-

 

-¡Tentador, absurdo, dulce y hechicero!-

La parodia más longeva

donde enemigas luchan

la cordura y la emoción.

 

Del poemario Hilo Rojo


Luna

Musitan en el bosque

los árboles más altos

ronroneando tu nombre,

reclamando tu llegada.

 

Nace un poema

entre sombras y serenos ríos;

eco de la tierra

que grita al universo

sus más hermosos misterios.

 

Entre las hojas del manzano,

dos seres se funden

después de un dilatado día de trabajo.

 

Susurra el brillo lunar,

justo allá donde el suspiro esconde

y las criaturas nocturnas musitan

contando historias antiguas,

cuentos,

relatos,

aventuras de amantes

tan bellas…

que lloran hasta las lechuzas,

entre sombra y sombra,

cuando éstos se alejan.

 

Las lágrimas caen y se pierden

entre cristales de luna

que despeñan

sobre las reflectantes aguas oscuras.

 

En la umbría de lo oscuro,

la percusión de un sollozo

mezcla con el cuchicheo del arroyo

y un lamento,

cual trágico argumento,

que los despide en la lejanía…

 

Musita el bosque,

-mañana será otro día-.


Del poemario Hilo rojo



Amantes

Noche alada,

donde la ilusión baila

al compás de los susurros del viento,

al ritmo de los secretos en el aire.

 

El liviano fulgor

de un hilo carmesí,

teje entrelazando

dos hados dispares,

dos corazones indomables

conectados en un eterno frenesí.

 

En la penumbra de los pasajeros días,

y las madrugadas sin fin,

dos seres se buscan

 tras terminar la cita,

atados por un bermellón cordel

que los conecta con invisible magia

a través de los laberintos de la vida.

 

La danza de encuentros y despedidas,

el amor y lo prohibido

se deslizan persistentes,

entre risas y heridas,

cruzando temporales mares

y montañas de sueños,

uniendo sus esencias

con pequeños lazos eternos.

 

El universo

será el testigo de cada historia,

de cada discurso

que destila lo divino.


Del poemario Hilo Rojo


Aurora Torres es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.