Artículo de investigación de Julia Dopico Vale
Poco documentada y menos conocida es la vida y obra
del músico nacido en Cedeira (Galicia), Bernardo Freire, al que hoy me aproximo
nuevamente después de haber realizado varias publicaciones gracias a la
documentación aportada en su día por su sobrino, depositario del legado musical
y vivencial del Maestro. Ni en la Casa de Galicia, ni en el Centro Gallego de
Montevideo (que recogen la actividad social y cultural de tantos gallegos en el
país) parecen tener constancia o noticias de la importante actividad que el
músico y director llevó a cabo en Uruguay, a donde emigró desde su villa natal
y en donde llevará a cabo una ingente labor musical como intérprete, director
de orquesta y compositor.
Considero que recuperar su memoria es de
cumplida obligación, restableciendo así el prestigio de un excepcional músico y
dando a conocer su obra que forma parte de la cultura que nos define y con la
que nos identificamos.
Bernardo Freire López nació en Cedeira el
21 de julio de 1894, hijo de Amando Freire Suanzes y Rosa López Ballina,
oriundos ambos del lugar, una villa entonces dinámica, activa y
próspera en un contexto de expansión económica y demográfica en donde surge el
gusto y afición por la música popular, lo que se refleja en la formación de dos
bandas: “ A Banda Vella”, dirigida por el que era boticario, Gerardo
Villabrille Abella y “ A Banda Nova” a cuyo frente estaba Leonardo Bouza,
“disidente” de la anterior y protegido del cura. Ambas formaciones
competían intensa y apasionadamente incrementándose el interés y el entusiasmo
popular generado a través de la rivalidad musical, algo de lo que deja
constancia el poeta José Muiño García en estos versos: “…A banda vella pillou
outro ritmo/ ambas tiñan músicos expertos/ pillou o mando Manolo
Lourido/empezaron xaneiras e concertos…”.
El entorno familiar en el que nació
Bernardo Freire favoreció su vocación musical. Tanto él como sus hermanos
recibieron educación en este sentido y en la medida de las posibilidades, que
no eran muchas. El maestro en la villa era el antes mencionado boticario,
Gerardo Villabrille, que enseñaba solfeo a la mocedad junto a Juan Quintana
Suárez. Los pequeños músicos acudían desde las aldeas próximas caminando y en
el mejor de los casos en bicicleta, lo que no suponía obstáculo, tal era el afán
de aprender y también de ensayar con las citadas bandas para preparar los
mejores repertorios y tocarlos en las fiestas del verano.
En este contexto se despierta la juvenil
vocación de Bernardo, que prosigue su formación musical más adelante con el
organista de la Concatedral de San Julián en Ferrol D. José Bretóns.
Las limitaciones en aquellos difíciles
años hacen que muchos gallegos se viesen obligados a emigrar buscando fuera del
terruño suplir carencias y conquistar mejor fortuna. América se
perfilaba como la “tierra prometida” que ofrecía a los valientes un mejor
porvenir y un futuro de prosperidad.
Llega Bernardo Freire a Uruguay, que en
1950 era uno de los centros políticos y culturales más importantes de
Iberoamérica. El centro, Montevideo, situado a las orillas del Río de la Plata,
era la capital más joven de América Latina. Es allí donde se establece Bernardo
Freire, empeñado en ampliar su preparación musical, lo que lleva a cabo en el
hoy desaparecido “Instituto Verdi”; allí aprende armonía, contrapunto y
composición con el Maestro Luís Sambucceti; actúa además como intérprete
flautista en distintas orquestas para poder sufragar sus propios estudios.
Constancia y talento lo llevan a pasar
rápidamente de alumno a enseñante; logra la plaza de profesor de flauta
travesera en la “Escuela Municipal de Música” formando a futuras generaciones
que se integrarán en las agrupaciones de la capital. A la par, se perfila
ocupando los puestos de primer flautista en la Banda Municipal y también en la
incipiente Ossodre- Orquesta Sinfónica del Servicio Oficial de Difusión Radio
Eléctrica- fundada en 1931 y una de las orquestas más importantes de
Latinoamérica.
Amplía su trayectoria musical ejerciendo
como Director en la Banda Municipal de Montevideo, algo de lo que se hace eco
la prensa de Galicia: “De Montevideo llega una noticia que ha de llenar de
satisfacción a los gallegos, siempre pendientes de lo que ocurre en los países
hispanoamericanos…D. Bernardo Freire López acaba de ser designado nuevo
Director de la Banda Municipal de la capital uruguaya…Su carrera musical ha
sido brillantísima y plagada de éxitos, reconocidos ahora con su reciente
nombramiento para puesto tan destacado en su profesión”.
Empieza entonces un encomiable trabajo de
selección de programas de alta calidad para llevar a cabo las programaciones de
actuaciones de la banda, de instrumentación de las obras clásicas de los
compositores de la tradición culta y de difusión de la música de su
contemporaneidad.
El nombre de Bernardo Freire se inscribe
junto al de las grandes batutas que conducen la Ossodre, entre las que podemos
citar la de Heitor Villa-Lobos, Carlos Kleiber, Aaron Copland o Ígor Strawinski
….Queda el testimonio de programas de concierto que acreditan que el maestro
gallego dirigió la prestigiosa orquesta al menos tres veces, una de ellas con
el violinista Isaac Stern- tras su debut en el Carnegie Hall en
1937- interpretando el Concierto para violín y
Orquesta en Sol Mayor de Mozart y el Concierto en
Re menor Op. 61 de Beethoven, el único que el compositor alemán
escribió para este instrumento y considerado durante mucho tiempo como
“intocable” (por su gran dificultad).
Una vez más la crítica periodística sirve
como fuente, anunciando la prensa de Montevideo: “El conductor Freire López
merece más oportunidades que una actuación esporádica. No sobran directores en
nuestro país (ni en ninguna parte) que mantengan la actuación de este músico
serio, competente y valioso”.
Así se van configurando las actividades y
virtudes del Maestro que pronto iniciará su andadura como compositor. Todo un
privilegio poder contemplar sus partituras manuscritas en las que se comprueba
música de importante factura.
Entre estas partituras
está la Sinfonía Climática, obra orquestal
basada en la diversidad climática del continente americano
desarrollada en tres movimientos: El Lento que se corresponde
al clima de América del Norte; el Andante Tranquilo- como una
ilusión-, sobre América Central, concretamente el Caribe, con ritmos
irregulares, armónicos en el arpa y sordinas de violines y el tercero que se
corresponde al clima de la Cordillera Andina, con sus misteriosos rituales, que
son representados con la presencia orquestal de la inusual “quena”.
La siguiente partitura que pude leer del
Maestro fue la Obertura para Fuenteovejuna, creada para la
representación de la obra del “Fénix de los ingenios”, Lope de Vega, uno de los
poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español.
La representación tuvo lugar en el Parque
Rivera de Montevideo el 22 de enero de 1955 y fue dirigida por la aclamada
Margarita Xirgu, leyenda consagrada del arte escénico patrio. Ella fue la
“Mariana Pineda” de Lorca, la “Virgen Republicana” del Fermín Galán de
Alberti…y llevó a los países del Nuevo Mundo a los principales autores del
teatro moderno y clásico como en esta representación de Fuenteovejuna,
en donde la unidad del pueblo es la base del triunfo: “quidquid multis
peccatur, inultum est” ( el pecado que comenten muchos queda impune).
De esta legendaria actuación vuelve a quedar
constancia: “El Parque Rivera de Montevideo es el marco que presta a la
representación de masas la grandeza que exigía el ambiente colectivo de
Fuenteovejuna, donde entraba la tropa a caballo, para lo que contaron mismo con
la colaboración del Ejército. La música de Bernardo Freire completaba la
escenografía, sonando sus compases pensados esta vez para el teatro, para la
puesta en escena, para la gestualidad y la danza”.
De la obra completa se conserva la Obertura,
estructurada en tres movimientos, el Andante, con el que comienza
la obra, el Allegretto, más ágil y rítmico, de sonoridades plenas y
el Lento, que termina con un marcado tutti orquestal.
La música de esta Obertura para
Fuenteovejuna sonó en vivo y en directo en estreno absoluto en Galicia
tras la publicación de mi compartido trabajo de investigación. La gira de
conciertos fue llevada a cabo por la “Joven Orquesta de la Sinfónica de
Galicia” y tuvieron lugar los días 1 de abril de 2015 en el Auditorio de
Galicia de Santiago de Compostela, el día 6 en el Teatro Jofre de Ferrol
organizado por la Sociedad Filarmónica Ferrolana y el día 7 en el Teatro
Rosalía de Castro de A Coruña.
La obra del Maestro Freire se puso también
en valor desde Ferrol en retransmisión radiofónica mundial durante la entrega
del “Premio de Teatro Radiofónico Margarita Xirgu”, también en distintas
publicaciones a las que se suma ahora esta nueva aportación para la Unión
Nacional de Escritores de España.
Hay que añadir que aún queda constancia a
través del Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana de más
partituras creadas por el autor. Títulos entre los que podemos mencionar: Intermezzo
Sinfónico (1936); Platense (1937), Cantata
para tres (1946), Sinfonía Concertante N.º 2 (1963)
y Ancha Castilla (1964) y la Canción del Sauce
Llorón (1937).
Hasta aquí la constancia de la vida y obra
de este músico que se forjó a sí mismo siguiendo su natural vocación,
obteniendo importantes logros fuera de su patria y dejando una obra que
presenta una elaborada técnica que refleja el profundo conocimiento de la
estética de su tiempo y una fuerte personalidad que lo distingue y diferencia.
Julia Dopico Vale es delegada permanente
de la UNEE para las relaciones con la Música.