Carmela Cuello Gijón, poemas


Este dolor no es mío

Este dolor no es mío                                                                                     

No me pertenece

Mi corazón en tu mirada

En tu cuerpo desnudo

Cicatriz frente al espejo

En tus labios de grietas

En tus uñas mordidas

 

El tiempo y las heridas

La columna vertebral

Muñecas desnudas

Sombreros

Pelucas

Besos de carmín enmascarados

No me pertenece

Tu dolor…

 

¿Dónde estás ahora?

¿Dónde estás ahora

En este desasosiego

Marea de pulpos sobre mi espalda?

 

¿Qué guardianes vigilan

A los suicidas en la neblina de los puentes?

 

¿Dónde ocultas los divinos dones?

Guerreros imbatibles de noches de vigilia

Áureos horizontes

Coronas de lunas arborescentes

 

Tan lejos el divino sueño

Llévame a la morada de traslúcidos días

A las playas de mares interminables

Muéstrame el camino del incienso

La alhucema

El olor de tu pelo en la mañana.


La noche es una uña

La noche es una uña

Pequeña

Que se clava en la piel

Como la luna menguante de la guadaña


La tormenta es mi pulmón

La tormenta es mi pulmón

Nube gris

Que palpita la tarde

 

El agua es celosía

Ojos que

No me pertenecen

 

La piel es un pájaro

Vuela tejados

Rincones de cielo

 

Tu palabra es piedra

Río de arena

Urdimbre de arañas

Transparente y bella

En mi tristeza

 

Mi pulmón es la tormenta.


Cose mis ojos en tu vientre

Cose mis ojos en tu vientre

Grapa mi corazón en tus pestañas

Borda mi nombre sobre tu pecho

Hilo rojo en tu camisa inmaculada

 

Hilvana mis silencios en tus dedos

Como línea de besos inconclusos

Trenza los retales de mi pelo

En redes invisibles tras los muros

 

Suelda mi alma a tu palabra

A los nombres del mar

A los atardeceres de escombros

 

Ancla tu aliento en Poniente

Desinfecta la herida del silencio

Las esquinas de los bares.



Prospecto para una adecuada supervivencia

1.- Coser los labios con hilo de seda. Debe quedar transparente  y limpio el pespunte. Sin hueco, para que no escape ninguna palabra.

2.- Colocar sobre las pupilas lentillas opacas.
3.- Guardar, cuidadosamente, el corazón en el cajón de la mesa. Se aconseja envolverlo en papel de aluminio.
4.- Aplicar suavizante en las neuronas, después de lavarlas con un producto neutro.
5.-Limpiar en profundidad los oídos con palillos de algodón absorbeconversaopiniones y purificar con tónico de pantalla protectora.
6.- Mantener los bolsillos vacíos para que las manos no encuentren nada.


Amo mi ciudad

Amo mi ciudad
Las calles sin tiempo
El agua
Silenciosa
Ausente el aire
La herida del sol
En los tejados
Los pasos solitarios
Tras la esquina
Los jirones del crepúsculo
En las azoteas infinitas

Amo mi ciudad
Su camino incierto
Entre el silencio
Y el grito
La piel desgarrada
En la Sierra Morena
La mirada
Detenida
Frente al muro de iglesias y espadañas


Axerquía norte

Vago
Por el borde
Curvo
De la tarde

La muralla
Húmedo horizonte
Ocre la luz
Infinito laberinto
Bajo mis pasos
De calles
Y nombres imposibles

La llaga
En los adoquines
Señala el itinerario
Y sus líneas divergentes
Incierto destino
Entre azucaques
Y aguas subterráneas…



El Estrecho
          
            Camino el desierto
Y
Encuentro el muro de agua
Inmenso horizonte
Tras la neblina
De  las olas
Me arrastran
Me llevan…
Entre la espuma y
La desesperación
…Mis manos…
Lejanas las luces
Pero tan cerca

El mar
Es oscuro
Y
No sé nadar…

En las  alambradas
Camisas blancas
Ensangrentadas

…El mar
Es oscuro

Y no sé nadar


Carmela Cuello Gijón está galardonada con el escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores de España.