¿Dónde estás ahora?
¿Dónde estás ahora
En este desasosiego
Marea de pulpos sobre mi espalda?
¿Qué guardianes vigilan
A los suicidas en la neblina de los puentes?
¿Dónde ocultas los divinos dones?
Guerreros imbatibles de noches de vigilia
Áureos horizontes
Coronas de lunas arborescentes
Tan lejos el divino sueño
Llévame a la morada de traslúcidos días
A las playas de mares interminables
Muéstrame el camino del incienso
La alhucema
El olor de tu pelo en la mañana.
La noche es una uña
La noche es una uña
Pequeña
Que se clava en la piel
Como la luna menguante de la guadaña
La tormenta es mi pulmónLa tormenta es
mi pulmón
Nube gris
Que palpita la tarde
El agua es celosía
Ojos que
No me pertenecen
La piel es un pájaro
Vuela tejados
Rincones de cielo
Tu palabra es piedra
Río de arena
Urdimbre de arañas
Transparente y bella
En mi tristeza
Mi pulmón es la tormenta.
Cose mis ojos en tu vientre
Cose mis ojos en tu vientre
Grapa mi corazón en tus pestañas
Borda mi nombre sobre tu pecho
Hilo rojo en tu camisa inmaculada
Hilvana mis silencios en tus dedos
Como línea de besos inconclusos
Trenza los retales de mi pelo
En redes invisibles tras los muros
Suelda mi alma a tu palabra
A los nombres del mar
A los atardeceres de escombros
Ancla tu aliento en Poniente
Desinfecta la herida del silencio
Las esquinas de los bares.
Prospecto para una adecuada supervivencia
1.- Coser los labios con hilo de seda. Debe quedar transparente y limpio el pespunte. Sin hueco, para que no escape ninguna palabra.
2.- Colocar sobre las pupilas lentillas opacas.
3.- Guardar, cuidadosamente, el corazón en el cajón de la mesa. Se aconseja envolverlo en papel de aluminio.
4.- Aplicar suavizante en las neuronas, después de lavarlas con un producto neutro.
5.-Limpiar en profundidad los oídos con palillos de algodón absorbeconversaopiniones y purificar con tónico de pantalla protectora.
6.- Mantener los bolsillos vacíos para que las manos no encuentren nada.
Amo mi ciudad
Amo mi ciudad
Las calles sin tiempo
El agua
Silenciosa
Ausente el aire
La herida del sol
En los tejados
Los pasos solitarios
Tras la esquina
Los jirones del crepúsculo
En las azoteas infinitas
Amo mi ciudad
Su camino incierto
Entre el silencio
Y el grito
La piel desgarrada
En la Sierra Morena
La mirada
Detenida
Frente al muro de iglesias
y espadañas
Axerquía norte
Vago
Por el borde
Curvo
De la tarde
La muralla
Húmedo horizonte
Ocre la luz
Infinito laberinto
Bajo mis pasos
De calles
Y nombres imposibles
La llaga
En los adoquines
Señala el itinerario
Y sus líneas divergentes
Incierto destino
Entre azucaques
Y aguas subterráneas…
El Estrecho
Camino el desierto
Y
Encuentro el muro de agua
Inmenso horizonte
Tras la neblina
De las olas
Me arrastran
Me llevan…
Entre la espuma y
La desesperación
…Mis manos…
Lejanas las luces
Pero tan cerca
El mar
Es oscuro
Y
No sé nadar…
En las alambradas
Camisas blancas
Ensangrentadas
…El mar
Es oscuro
Y no sé nadar
Carmela Cuello Gijón está galardonada con el escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores de España.