Juan Antonio Palacios Escobar
Nos pasamos la existencia entre luces y sombras, de los rincones oscuros a las plazas luminosas, entre satisfacciones y decepciones , victimas y triunfadores sospechas y certezas, visiones borrosas y paisajes nítidos como imágenes de alta definición.
Entre el ruido y el jaleo no logramos escuchar lo que los demás nos quieren decir, y nos perdemos entre un lenguaje ininteligible o palabras que no tienen un significado creíble ni ejercen ningún atractivo sobre nosotros, y nos envolvemos en un ambiente estúpido en el que por mucho que griten nadie logra comprender lo que los demás dicen.
A pesar de que ha hemos superado dos década del siglo XXI ,seguimos siendo esclavos de nuestros límites y media humanidad es víctima de la pobreza y la miseria no por falta de recursos , sino por la ignorancia que procuramos esconder en los rincones oscuros de nuestra existencia.
Aunque como por la boca muere el pez , en ocasiones se evidencia en las Plazas luminosas de nuestros pueblos y ciudades. Como decía Cleóbulo, Rey de Rodas y uno de los “siete sabios “ de Grecia, que “nada hay tan común en el mundo como las ignorancia y los charlatanes”.
Este globo en el que vivimos, está lleno de contradicciones como de que los que más ignoran son aquellos que dicen saberlo todo, y en esto la fauna humana es amplia y diversa , desde catedráticos de la nada hasta políticos inútiles , de esos pedantes insoportables a los que no tienen ni puta idea de nada, o el camino invisible , sutil e ingrávido , entre los gilipollas reales y los virtuales.
En muchas de las tierras de este planeta azul, el poder determina que es lo que existe y lo que no existe , y decido lo que puede y lo que no puede existir. Algunos gobernantes no luchan por liberar a sus habitantes del yugo de la ignorancia y de la incultura , y procuran que sean obedientes alumnos de la escuela de la injusticia , obcecados corderos del fanatismo, el racismo y el machismo.
Viven bajo la enseñanza permanente del miedo y acaban viendo como normal , por muy horribles que sean, la impunidad de los cazadores y exterminadores de gente. El sistema les prepara desde la cuna para que sean disciplinados consumidores y usuarios , capaces de comprar , adquirir y contratar lo último y lo que más se anuncia , y perfectos televidentes que se traguen sin rechistar su pase desde la más recóndita isla como superviviente a la casa del Gran Hermano , desde el rincón más oscuro a la plaza más luminosa , desde el Bus al teleculebrón, , desde el Concurso al magazín con los personajes más vacíos e insustanciales que imaginar pudiéramos.
Mientras, la vivienda en la que habitan se parece cada vez menos a un hogar, y más a esos nichos o celdas a los que se acude a dormir, más poblada de caras desconocidas y máscaras sin vida, son los héroes del delirio y los doctores de la incomunicación, seres con la expresión boba e impersonal de los que no tienen mundo interior ni vida exterior.
Normalmente no saben cómo son, ni se preguntan qué hacen aquí, incluso en ocasiones tal vez ignoren de que viven, cómo se ven a sí mismos o como les perciben desde fuera. En ocasiones se muestran parlanchines para no decir nada y en otras son silenciosos y aburridos porque carecen de ideas. Se mueven casi siempre al amparo de otros criterios, entre violencias, tumultos y trifulcas, y gustan mantener inútiles discusiones sobre los asuntos más banales.
Su cerrazón e incoherencia, resulta en ocasiones cruel y ridícula. Les gusta buscar en los rastros horteras de los artículos amontonados donde prima la cantidad sobre la calidad, y se las arreglan s in el arte de la lectura y la escritura.
Juan Antonio Palacios Escobar está
galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la Unión Nacional de
Escritores de España.