Luceros brotarán
Iluminemos
nuestras almas cargadas de pecados
con velas congeladas.
Pavimentemos los senderos
de nuestras propias incomprensiones,
con lirios y gotas de nardo.
Que las lágrimas se transformen
en polvo de estrellas,
y el suspiro
en el canto de los ruiseñores.
Entonces en nosotros
nacerán luceros...
Noche de invierno
Chispas de agua, pasando a través de fríos pasados,
Descienden de los cielos, en invisibles cuerdas.
Se extienden, estrella tras estrella, sobre deseos silenciosos.
Todo es sueño, lo inolvidable es mudo.
Se mecen vendavales en brazos de montículos de nieve,
Y las estrellas descienden en un páramo de prados.
Tú me vigilas en el ocaso de los poemas.
Mi pensamiento está mudo, mi sueño gime.
Despojando mi dolor en rincones ingenuos,
Recojo recuerdos de rincones remotos.
En la noche de invierno y vigilia,
La oración es un aullido, la cruz es mi silencio.
Cuando todo es poesía, vida y tierra?
¿Buscar manchas en las estrellas y campos de seda,
Donde solo blancos son mis propios huesos?
No me conviene el sueño en gotas de engaño,
Ni la esperanza en las nubes de tu mirada.
Me satisface la mano que tengo entrelazada
Con el vino de esa copa de sueños, interminada.
Todavía tengo una flor en el pecho y una gota de anhelo llevada,
Una semilla de sangre en mis pensamientos, de nadie besada.
Pero quiero que vueles conmigo, hacia el abismo azulado,
Para elevarme a campos de verde paraíso.
De lagos azules,
Pasean luceros.
En el bosque de cobre ,
Hacia la noche de luz,
Una madre suspira.
Acuna su sueño
En brazos de anhelos,
Rezando a la inmensidad:
"¿Cómo abraza
El aire, al pasar,
Una estrella que se esconde?"
"Mira hacia arriba
Aquel que cree:
¿Es una estrella que se ha puesto?
Pasará por los cielos,
Mil años,
De luz y tiempos."
La madre se santigua
Y esconde en su corazón
Un grano de luz.