Fernando Yélamos
En vísperas de la Guerra Civil me afilié a la UGT y combatí con las tropas republicanas. Cumplí diecisiete años en el frente del Jarama. El 9 de febrero de 1939 partí al exilio, al campo de concentración francés de Argelès-sur-Mer. Luché con la resistencia francesa. Los alemanes me hicieron preso y me deportaron al campo de concentración de Mauthausen. Allí, en las duchas del campo de concentración, juramos no olvidar nunca a nuestros compañeros asesinados.
El 5 de mayo de 1945, tropas aliadas norteamericanas nos liberaron. Pesaba menos de treinta y cinco kilos. Yo fui el preso 90 009. Después, pasé mi vida en Francia y regresé a Almería en 1963.
Yo conocí a Antonio ya como enfermo, pero fue suficiente. Tuve ocasión de ver a un hombre valiente en la vida y en la muerte. Pero, sobre todo, era un gladiador de libertades. Ahora, mirando atrás, su lucha y su vida solo son sueños de libertad; por eso le canto:
¡Cierra el puño! ¡Tú puedes!
Ya no hay olor
a entrañas de compañeros,
ya huele a esperanza,
aunque venga la muerte.
¡Levanta el brazo, Antonio,
cierra el puño y los ojos!
Tú vuela y vuela
en tu libertad merecida,
que cada año,
cuando las golondrinas se van,
cientos de claveles rojos
llevan detrás.
¡Descansa, Antonio!,
que en las noches de raso,
cuando veo tu estrella,
yo levanto el puño mirando,
y el brillo del raso
me embriaga de esperanza y libertad.
Antonio Muñoz Zamora nació en Melilla en 1919 y murió en Almería en 2023. En la fotografía del texto aparece junto con su autor, el médico almeriense Fernando Yélamos.
Fernando Yélamos es delegado permanente de la Unión Nacional de Escritores de España para las relaciones con Francia. Está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla.