Quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón.
(Refrán Español).
Las 12:00 era la hora prevista para el desahucio.
¡Maldita la hora!
Tuvo que actuar con rapidez, y sin pensárselo dos veces acudió a la opaca entidad bancaria. Acabado el trabajo y sin dejar rastro ni desperfecto alguno se dirigió velozmente hacia la casa de sus amigos. Pero hasta chocarse contra toda aquella fila de maderos no levantó el pie del acelerador. Uno de ellos se dirigió a él con paso vacilante. El conductor actuó con rapidez, agarró los tres sacos con el dinero que había recaudado del banco minutos antes, y comenzó a lanzar billetes de quinientos euros a diestro y siniestro. Menudo alboroto se formó. Los hombres y las mujeres, los ancianos y los niños de las cuatro familias del inmueble empezaron a llegar de todos los rincones. Todos querían su parte del botín. Ninguno quería perder su hogar. Cuando los maderos lograron restaurar el orden no había rastro alguno del ladrón ni del dinero.
Por algo le llamaban el velociraptor.
María del Mar Suárez Sanabria es delegada en Navarra de la Unión Nacional de Escritores de España.