Elogio de la lectura


Alberto Morate

“Quien lee vive más”

Javier Lostalé


Si no lees, tú te lo pierdes. Solamente quien lee es capaz de discernir, entre el silencio, todo lo que acontece, real o ficticio, placentero y doloroso, emocional o mecánico, espiritual o corporal.

Un libro es más que un objeto. Es una medicina, es un cofre con un tesoro dentro, es un universo entero con su naturaleza, sus gentes, sus sueños, la historia y lo desconocido, el amor y la soledad, la vida y la muerte.

Leer es amar, es memoria, es futuro, es espejo, es existencia en sí misma.

Leer es vivir sueños estando despiertos. Es la experiencia sin frustraciones, es entender y son sentimientos.

Es la vida real, aunque sea inventada, es el deseo y la quietud, es el diálogo, el soliloquio y la observación, es un mundo infinito en un espacio reducido.

Es encuentro y es refugio, es edén y paraíso, protección, placer, conocer lo desconocido.

Es no estar solo estándolo, es hablar con uno mismo y que otros te cuenten lo sucedido.

Es la resurrección y la vida, el tiempo detenido, el compendio de todas las artes y culturas, el conocimiento de la felicidad y la experimentación del sufrimiento, nada muere, todo empieza de nuevo.

Son las luces y las sombras, la paz que triunfa sobre la guerra, son los recuerdos de la infancia, la amistad sin cortapisas, caminar sin moverse del sitio.

Cuando comienzo la lectura de un libro soy un niño. Estoy en plena infancia, y voy creciendo, desarrollando, conociendo, relacionándome, a medida que avanzo por sus páginas.

Y cuando lo termino, milagro de la lectura, no soy un viejo decrépito con las funciones vitales mermadas. Muy al contrario, renazco de nuevo, dispuesto a ser un inocente niño, otra vez, en la próxima lectura.

Soy totalmente atemporal. A través de la lectura, he podido vivir en la más recóndita prehistoria, he sufrido en mi cuerpo las vicisitudes de la Edad Media, he convivido con culturas que fueron inicio de nuestra civilización actual, he sido renacentista, barroco, romántico, personaje ilustrado, vagabundo, monarca, artesano, artista, músico, fantasma, conde, obrero, asesino, mujer, niño, he sido Dios, árbol, flor, río, tormenta, nube, todos los colores y todos los sentidos, he hablado todos los idiomas y he estado en el futuro, también he sido sentimiento, cólera, miedo, amor, del mismo modo que he sido espejo, insecto, torre de iglesia y, en no menor medida, silencio, canción, grito, muerte.

Todo he sido, todo he hecho, todo he experimentado, en todo me he transformado mientras leía.

Tengo, algunas veces, la sensación de no existir cuando no leo.

Por eso me asombro cuando alguien dice: no tengo tiempo de leer, o peor aún, es muy aburrido.

En el mar, una palabra crea un mundo acuático.

En el firmamento una palabra es una aventura estelar.

En el desierto una palabra es un oasis.

En la soledad, por citar lugares inmensos, una palabra es la salvación. “Una palabra tuya bastará para sanarme”.

Son las dudas, las certezas, las preguntas, las respuestas, leer nos puede sacar del abismo.

En fin, si no lees, tú te lo estás perdiendo.