Y atardecía
Y atardecía
entre mis dedos de asombro
y los carámbanos de tus ojos huidos.
Y ya no recuerdo si el reloj de entonces
marcaba el ritmo de la mentira
o el silencio del miedo se escapaba
por las esquinas buidas de la cama desahuciada.
La noche se demoraba
en mi espalda y en mis muslos hambrientos,
en mi pelo sin vida y detrás de la puerta
abierta a la cobardía.
Fue un día triste,
escribí años después,
cuando ya no había color en mi alma,
cuando sólo escuchaba el frío,
tu tumulto y el mío,
el ruido del fracaso,
la cercanía del horizonte.
Debajo de mi piel, ferrocarriles.
Del poemario Los pecios del naufragio
Eloísa Pardo Castro es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.