Encarna Recio Blanco, poemas

Voy por los caminos del mundo

Voy por los caminos del mundo

Buscando compañeros de fatigas

Aquellos que sean libres de ataduras

Y me aporten amor y dulzura

 

Aquellos que sueñen por la noche

Y puedan realizar esos sueños, de día.

Los que estén heridos de amor

Y logren curar sus heridas.

 

A los que cantan en el anochecer

Y  ríen en el amanecer.

A los que pintan sonrisas

 En el desencanto, y en el llanto.

 

A los que piden limosnas de amor

Y  me miren con el corazón.

A los que difunden esperanzas

Aunque vayan derramando lágrimas.

 

A los locos y apasionados poetas

Que siempre van encantados.

A los que siembran las fe

Entre los que no son cristianos.

 

Aquellos que no se doblegan

Nunca, ante los tiranos.

A los que van con su perro

Alegremente conversando.

 

Al que sabe darse a manos llenas

Sin esperar nada a cambio.

A los que nunca me fallaron

En los malos tragos.

 

Aquellos que me abren las sonrisas

Cuando ellos van apenados.

A los que me curan las heridas

Aunque ellos vayan sangrando.

 

Así  quiero que sean mis amigos

Para tenerlos siempre  en mi costado.

Los demás… son  calderilla

Y no merecen estar a mi lado.


Quiero beberme el ocaso en una copa

Quiero beberme el ocaso en una copa.

Atar  con un lazo a las mariposas.

Atrapar con mis manos el mar

Y al arco iris volverlo a pintar.

 

Ir al paso de una tortuga.

Abrir los cerrojos con una pluma.

Cambiar las torturas por ternuras.

 Sellar con mil losas las amarguras.

 

Quiero alcanzar las nubes.

 Abrasarme en el Sol 

Juguetear con la Luna

Y abrazar a Dios y abrazar a Dios

 

Fundirme entre unos brazos

 Que me aporten calor con el fuego

Del amor.

Cantar una nana a un niño

Que no nació.

 

Curar las espinas de la frente

De los inocentes.

Acompañar a la  soledad.

Encontrar la esperanza de aquel

Que la perdió.

 

Zurcir las heridas de un corazón.

Amalgamar las ilusiones de aquellos

Que no creen en la existencia

Del amor.

 

Destrozar con mis manos  las armas

Del mundo entero.

Detener las injusticias de los tiranos

Y de los verdugos.

 

¡Quiero parar este caos insolente!

Sembrando nuevamente la simiente

Para que germine la Paz en esta Tierra

¡Donde los cobardes!

¡Someten a los inocentes!



Cuando lleguen a tus manos mis ofrendas

Cuando lleguen a tus manos mis ofrendas

Que desde esta  colina oculta te envío

Cierra los ojos y siente el amor que me sube

 Y que te mando con  mis cinco sentidos.

 

¡Cómo llamarle a este amor!  ¡Cariño mío!          

Cuando en él se conjugan el cielo y el infierno

Cuando la alegría con el dolor se aúnan

Cual un cometa que se estrella en la tierra.

 

Sabiendo que no es la distancia lo que nos separa

Ni puedo encontrarte en las alturas por donde voy

Subiendo agotada y me vuelvo taciturna con el macuto

Pesado a la espalda subiendo y bajando

Hasta la solitaria estepa que me acuna. 

 

¡Cómo llamar a esta melodía tan maravillosa!

Teniendo  desafinada y sin cuerdas mi guitarra.

 Soy esa odalisca que espera poder bailar

Entre tus brazos, la danza de las esperanzas.

 

 ¡Qué tristeza estar aguardando un imposible!

¡Qué desasosiego vivir entre zarzales y espinas!

Que van floreciendo al compás de una lluvia

Que no calma mi sed, ni riega mis semillas.

 

¿Y por qué han de esconderse de este mundo?

¿Las verdades que encierran almas limpias?

A la vera de los almendros  que florecen

Escoltados por palomas campesinas.

 

¿Y por qué pregunto al cielo que dormido?

¿Contestarme nunca quiere?

Bajo este limonero espero cada noche

Que la luna me haga un guiño placentero.

 

Me lamento de nuestra suerte en esta orilla

Donde el destino retoza  descarado.

Sin importarle  que fue de nuestras vidas

Cuando nos separó, tan largos años.

 

¿Y por qué no has de venir si yo te espero?

Adosando mi impaciencia al sutil eco

De una mensajera con las alas rotas

Clamando al cielo seguir tu vuelo.

 

Si algún día aparecieras a hurtadillas

Por mi huerto  florido  de azahares

Te ofrecería lo mucho, o poco que me quede

Del sufrimiento y el amor

Que te guardo.


Encarna Recio Blanco es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.