Noche de San Juan
Esta noche niña hermosa
acércate a tu ventana
y remoja hierbabuena
en tu usual palangana.
Verás brillar a la luna
en corta ronda que pasa,
noche de cosas oscuras
quemadas en tantas llamas.
Las fogatas encendidas
por todo el mundo las haya,
siluetas de danzarines
saltando sobre las ascuas.
Y las jóvenes tirando
a su amado las guirnaldas.
En Argentina los niños,
elevando sentimientos,
a las fogatas, juguetes,
para cumplir sus anhelos.
Con el frío de la noche
Bolivia quema sus restos,
muebles viejos crepitando
purifican lo imperfecto.
Y así se apaga la noche
con la luz de la alborada,
por la gracia de San Juan
se habrá bendecido el agua.
Cuando te levantes niña,
¡lávate con esa agua!
el nácar de tus mejillas,
que bendecirá tu alma.
es tu misión el andar
por este infierno.
El llorar en cautiverio
del manantial confidente,
pues brota el agua, la corriente,
yendo a parar a la mar.
Es tu misión navegar
y en esa pequeña barca
conducirme hasta el final.
Yo pues, gracia allí tendré
si en esta vida precaria,
vos me cuidáis bien.
Mas luego,
contestando el cuerpo
a esa réplica morbosa,
el desatino y silencio
que amargamente soporta.
Pregunta la mente en popa:
¿es la vida cual camino
ya trazado por doquier,
que pisamos desde niños
para nunca más volver?
Abre tus puertas y ventanas,
a mi claridad arraigada
de pensamientos olorosos,
tomados al oler otras flores.
Y sentémonos unidos alrededor,
que nos caiga la lluvia
y nos brillen las estrellas.
Hoy tengo cosas que dejarte…
como la lluvia sublime,
picoteo los cristales de tu casa,
entrecruzo sensaciones,
como tejen las arañas ilusiones.
Porque quiero dejarte,
como las flores, al ambiente
sus olores.
Como los cánticos que
emanan ruiseñores,
tengo cosas que dejarte,
sin que medie condiciones.
Mi mensaje tiene
un cariz de paz…
unamos corazones
con las manos de la amistad.
Llega la Navidad
La Navidad nos
trae promesas
de esperanza,
fe, alegría,
principios de
redención.
Es una etapa
de nuestra historia
de salvación.
Encuentro con
Cristo niño,
conversión, renovación
y deseo de paz
interior.
Es vida nueva,
camino que se
abre para el tiempo
hacia el
puente de la eternidad.
Es verdad que
se alimenta del amor,
es vida que
fructifica y madura,
es sin lugar a
dudas un compendio
de recuerdos e ilusión.
Navidad
De nuevo la
Navidad,
con un amor
envolvente
tan misteriosa
y clemente
nos enseña qué
es bondad.
Polvo de
estrellas radiante
esparcido por
el mundo,
ilusiones y
esperanza
ancladas en el
fondo
de la caja de
Pandora.
Que anuncia al
hombre
que no está
todo perdido,
que ablanda
hasta el corazón
que está más
endurecido.
Hágase tu
voluntad
pronunció María
la Virgen,
cubriose de
santidad
salvando a la
humanidad,
al consentir
que naciera
Cristo hijo de
Dios vivo.
Navidad es
nacimiento
del enviado
del Padre,
que nos ha
abierto el camino
para que todos, todos, se salven.
Quiero salir de mi engranaje
del melódico
tic tac atrapa vidas
y sentarme a
la vera del camino,
luego de
contemplar
desde las cimas.
Que la vida
se escapa
en un
instante…
como arena
entre los
huecos de los dedos.
Desear poder hacerlo
sin notar
que el tiempo pierdo,
recreando mis sentidos.
¡Ya mi vista
fija queda!
mientras yo
miro por dentro.
¡Qué ilusión
más apagada
me ilumina
el pensamiento!
¡Quiero ser,
quiero existir!
pensando con
el silencio,
que no
declama sino en la mente
la llegada fluida de mis versos.
A la Verónica
Luz del sentimiento humano
plasmado en un blanco velo
enjugando entre sus dedos
quedó su rostro grabado
de Jesús el Nazareno.
Un relinche de caballos
por el golpe del madero,
a gritos de los soldados,
da con su rostro en el suelo
santificando sus manos.
Alma, compasión, ternura,
la Verónica le entrega
y pasa al otro su estima,
recibiendo sin medida
la bendición de su vida.
Una visión que estremece
con dolor escarnecido,
mas su mirada refleja
el perdón, que le ha otorgado,
y el amor que ha recibido.
Suplantada
Han querido imponer a la poesía
un antifaz y un vestido de prosa
de una farsa apariencia algodonosa
en desfile vulgar de apostasía.
Con adornos de bella celosía
ocultando su cara artificiosa,
impulsada por la mano afanosa
para querer rendirle pleitesía.
Y con trueques de fina galiparda,
juntando las palabras en un bloque,
con una elocuente y sencilla charla.
Ha confundido el árbol por alcorque,
queriendo abrir al ciego sus pupilas,
suplantando a una flor por un mal bosque.
Brindis de valores para la eternidad
El
lecho de la tierra está reseco
en
un erial que pide que la siembren,
ahondando
en la raíz que está en su pecho
surgirá la semilla para siempre.
Con
la lluvia la fruta deseada
porque
aún no ha sido aniquilada,
ni la familia aún fue fulminada.
Despierta
del bostezo en que dormitas
y
aviva la ilusión comprometida
allanando
un camino de esperanza,
que
nos una a los nietos del futuro
en familia continua que realzas.
Descubrirás
de nuevo la simiente,
la
célula vital de la familia,
donde
la unión quedará resurgente
constatando su entrega y su valía.
Despejando
las huellas del camino
horadado
por varios desatinos,
España
que es mi patria y mi destino
es la unión y riqueza de sus gentes.
El
germen de la vida defendamos
como
el sol que nos nace cada día,
la
luz que nos alumbra nuestros pasos
de consuelo culmine nuestras vidas.
Despiertas mis sentidos,
con luz de un alba esclarecida
y observo,
el entusiasmo enloquecido
de un alma que se eleva.
Contemplo cuanto más,
de mil maneras,
con la paz en mi ser,
de dentro afuera.
Cómo se riega el sarmiento,
con la savia fértil,
de la verdad primera.
Que entrecruza y riza,
que pronto llena,
el inmenso espacio de mis venas.
Cómo de ataduras,
se libra mi cuerpo de la inercia,
se libra al andar derecho,
por la senda.
De esa gran empresa
que tu vida haces,
calmas las tormentas
y la mente emerge
¡misteriosa nave!
Me salvan tus manos
del gran oleaje
y ese don divino,
trenzado de redes.
En el sufrimiento,
he visto que hay vida
con tu amor eterno.
Del libro “La antorcha de mi vida”
En el Mar Menor
Hundiéndose van
mis pies en la arena;
como flecha perdida
al infinito horizonte,
mi mente se eleva,
mi imaginación escapa.
En las huellas dejadas
destella el agua,
con irisados brillos,
que en bambalinas viene
las cubre y tapa.
Descanso tumbado
cerrando los ojos,
de nuevo la luz
me quema los párpados;
música de acordes rusos
se oye al lado.
Nubes que al escondite juegan
con taparle al sol su cara
y una joven descalza
saltando, emprende una danza.
Juega el sol al veo veo
e ilumina la playa
y la gente sobre la arena
su caliente caricia aguarda.
Los mástiles se agitan
por el viento, como plumas
y las olas blanqueando
el frondoso azul del agua,
durmiendo a las barquichuelas
les va cantando una nana.
Del libro “La antorcha de mi vida”
Desde el mirador
Si tu nombre pronuncio
o grabado lo veo
en cualquier parte,
se me niebla la vista
y el corazón me arde.
Esta tarde,
sobre este banco,
quisiera tener
por luceros tus ojos,
fijamente mirándome.
Y perplejos los míos
sobre este paraje,
envolviéndolo todo
cual manto brillante.
Estas casas pequeñas,
que sobre mis pies yacen,
montañas, ríos, árboles.
Y de nuevo,
cuando el sol
oscurezca su rostro,
quisiera tener
por luceros tus ojos
fijamente mirándome.
Palpitaciones
Aspa que ruge firme
Aborto
Flotando, encerrado en el globo de mi madre
Soneto a las castañuelas
Por el tiempo transitas como el viento,
luciendo tu corazón altruista.
A José María Falgas
Pintar la poesía (Año 2011)
Hipólito Romero Hidalgo es delegado regional en la Zona Sureste de la Unión Nacional de Escritores de España.
Está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la UNEE.