Ana María López Expósito
Fue una de las primeras mujeres empresarias fiel a su
estilo que trabajó hasta el día antes de su muerte. Tenía 87 años. Creadora de
uno de los perfumes más famosos del mundo Chanel nº 5. La francesa Gabrielle
Chanel está considerada como una de las diseñadoras de ropa femeninas más
influyente del siglo XX. Podríamos decir que fue una mujer ambiciosa,
inteligente, perfeccionista y exigente en su oficio, aunque tenía muy mal
genio, tal vez eso la llevó a convertirse en lo que fue. Tras la muerte de su
madre y abandonada por su padre se crio en un orfanato, pocas personas habrían
apostado por aquella mujer en aquel entonces. Tampoco imaginaron que: “Con un suéter negro y un collar de
perlas fue capaz de revolucionar la moda”, declaró Christian Dior. Coco Chanel
consideraba esta joya popularizada en la década de los veinte como el amuleto
de la feminidad, las convirtió en un símbolo de la maison. Ya en el
orfanato aprendió a coser, imagino que, por no pensar en la soledad que le
embargaba el alma; tres aspectos la marcaron: ser pobre, ser mujer y el
orfanato. Su dolor fue tan profundo como elevado su éxito. Se podría decir que
contaba además con una gran inteligencia emocional, Coco, huérfana, y falta de un mundo
familiar, a pesar de las adversidades, supo rodearse de la ayuda de su hermana
y una sobrina que, incluso, hacían de modelos de una manera informal, vistiendo
sus ropas por la ciudad y sitios famosos de veraneo. Además, cultivó toda una
red de afectos que la empoderaron. Todo un mundo de amistades y afectos la
sostuvo en su vida. Gracias a las múltiples
habilidades que adquirió. Podríamos decir que desde el punto de vista
metafórico fue una buganvilla que trepó por muros abruptos, saltó puentes,
atravesó montañas, trabajó durante la Primera y Segunda Guerra Mundial y logró
salir airosa de todos los obstáculos. Se conocía bien a ella misma y por tanto
tenía una buena autoestima que la condujo al éxito. Supo aprovechar las
posibilidades que le brindaba la vida y afrontó sus retos. Cumplió la promesa
que se hizo a sí misma al salir del internado: nunca dependería de un hombre y
se haría rica. ¿Qué aportó a la moda? Como modista liberó a la mujer de los
corsés, acortó las faldas, y dio un toque masculino a muchas prendas. Su estilo
sencillo, cómodo y elegante revolucionó la imagen femenina, convirtiéndose en
todo un símbolo de libertad para la mujer moderna, una mujer capaz de conseguir
todo lo que se proponga.
Produjo una ruptura con la
opulenta y poco práctica elegancia de la Belle Époque y creó
una línea de ropa informal y cómoda. Logró que la mujer vistiera pantalón. En 1910, Chanel abrió su primera boutique, se
especializó en sombreros, las actrices francesas de la época fueron sus
clientes fieles. Sin embargo, en 1931 Samuel Goldwyn le ofreció un millón de
dólares para viajar a Hollywood y confeccionar trajes para las estrellas del
momento como Audrey Hepburn, Katherine Hepburn, Liz Taylor y Anne Baxter. Como colofón de mi admiración a esta gran
mujer, a su legado, contribución a la sociedad y aportación al mundo de la
mujer escribo estos versos para ella.
VESTIRSE
ES UN POEMA
A Cocó Chanel.
Las lágrimas caen del cielo en París/siento el abrazo de las Galerías Lafayette./Me perfumo con
Chanel nº 5/Barajo la ley de destinos./En las costuras del vestido rojo de piqué,/ duermen posibilidades
y sombras./ El espejo me trae el murmullo/ de un traje pantalón bicolor primaveral blanco y negro. /Lo
pruebo con un suéter negro y collar de perlas blancas./ Le bordo un verso de Charles Baudelaire/ en la
solapa, otro de Safo en los bolsillos… /Compro un jersey marinero/ Me pruebo un conjunto/ropa
interior con sujetador violeta./ Valoro los encajes de la vida./ Pienso sorprenderle./Un verso de Dante
en la braguita./Le vendaré los ojos. ¿Adivina el color? / Pienso que la lluvia/ solo quiere que la
escuche/. Compro unos zapatos bicolor/puntera negra y el resto color beis. / Compro un bolso 2.55
acolchado con doble cadena larga./ Me siento libre, única y exclusiva/ Represento al Modernismo / Me
cortaré el pelo… /El sonido de la caja registradora,/ hace que vuelva la cabeza. /Una corriente de
perchas eufóricas, etiquetas intergalácticas. /Murmullos de otras mujeres. /La inconfundible voz de
Edith Piaf / cantando: “La vie en rose”/ El sonido del rumor de la lluvia ha cesado./Ha salido el sol,
sobre los altos tejados./
Pienso que: Vestirse es hacer un poema.
Ana María López Expósito es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.