La pensadora gaditana
Artículo de Cristina Roda Alcantud
Cuando en julio de 1763 ve la luz en Cádiz el número uno de “La pensadora gaditana”, se puede hablar por primera vez en España de una mujer a la cabeza de la práctica periodística: Beatriz Cienfuegos, que se hizo un lugar en el llamado Cádiz de la Ilustración. Su intención era clara: enjuiciar la moral y las costumbres de la sociedad de la época. Sorprende ver que los temas que trataba en sus páginas no han perdido apenas actualidad.
Este breve artículo se propone abordar el contexto histórico y cultural de una publicación periodística, liderada por una mujer, que está considerada la primera publicación periódica dedicada a la mujer en la España del siglo XVIII. Sin duda el género por antonomasia del siglo XVIII será el periodismo, ya que el movimiento ilustrado encontraría en él el mejor medio de difusión.
Hablar de los inicios del periodismo femenino, y a veces feminista, en España es hablar de Beatriz de Cienfuegos, una de esas mujeres que a través de sus textos tomaron conciencia de la situación de subordinación en la que se encontraban, y usaron su palabra para denunciar. Se considera a Cienfuegos la primera mujer periodista española desde que publicara entre 1763 y 1764 La Pensadora gaditana, periódico semanal crítico sobre las costumbres masculinas y femeninas y otros temas de interés en la época. En total se publicaron 52 Pensamientos, con los que la autora se apuntaba al costumbrismo social iniciado con el periódico inglés The Spectator, que se había publicado a principios del siglo XVIII y del que eran frecuentes las traducciones difundidas por Europa. En España La Pensadora convivió con otras publicaciones como El duende especulativo, El Censor y El Pensador.
Con La Pensadora gaditana estamos ante un periodismo de carácter reflexivo, más literario que noticioso, muy próximo a la literatura, que era corriente en la época, donde predomina el estilo ensayístico, y tiene cabida la creación poética. Estuvo enmarcado en unas precarias vías de comunicación, por lo que la inmediatez no contaba como factor de importancia. A un siglo escaso del inicio del periodismo con las Gacetas, la burguesía ilustrada del XVIII contó con los avances técnicos y los medios económicos suficientes para satisfacer a un público con deseos de leer sus propios ideales culturales y políticos. Mientras tanto, el pueblo, mayoritariamente analfabeto, sólo tenía acceso a almanaques y pronósticos.
Por lo respecta a la prensa femenina española, será, en líneas generales, la prensa de la mujer de la burguesía española. Cada mujer alcanzada por el mensaje de la prensa femenina es una persona inserta en un tejido social determinado, generalmente urbano y tiene una visión del mundo propia de su medio social. Es poco frecuente que la prensa se manifieste en disonancia con las ideas y símbolos en boga, quizá el caso más típico sean los periódicos o artículos emancipistas o feministas del siglo XIX. Cualquier mensaje provoca una reacción en el receptor, ya los autores de “discursos” y “pensamientos” buscaban dialogar con su público. Si La pensadora gaditana cerró fue porqué no soportó la reacción que sus críticas provocaron entre el público:
En fin, lector amigo, esto se acabó con la prisa. Ya La Pensadora arroja la pluma, de vacaciones al discurso y no quiere pensar más. Porqué seamos claros, todo enfada en este mundo y puedes creerme que me hayo tan ofuscada de abusos, preocupaciones y críticas, que, contra mi natural mismo, me he convertido en hiel y vinagre siendo antes de un genio más dulce que la miel. (La Pensadora Gaditana, Pensamiento I, Fondo digitalizado Universidad de Sevilla. Pensamiento LII)
En lo que concierne a Cádiz, no será hasta 1763 cuando la prensa comience a cobrar importancia, pues entonces se empiezan a tirar en la capital tres periódicos, en los que la tipología general establecida para la prensa del XVIII se verá reflejada. El primero en estamparse será la Gaceta de Cádiz, que comenzó a salir el 4 de febrero de 1763, y que responde al formato de la prensa noticiera. Con posterioridad a la Gaceta, y casi al unísono, saldrán la Academia de Ociosos y la Pensadora Gaditana, sin duda, el periódico que mayor repercusión tendrá en esta época de entre los impresos en Cádiz, ya que fue una anticipación original del feminismo español, pero sin seguidores inmediatos. Su formato respondía al de la prensa crítica y saldría para contraatacar a El Pensador, publicado en Madrid.
Este periódico será el primero de los salidos en la ciudad cuya repercusión supera el ámbito de lo local, como lo prueba el hecho de que sus Pensamientos fuesen reimpresos en la Corte, además de que en 1786 se juzgase conveniente reimprimir el papel. Cada jueves, salvo en aquellos casos en que se tratase de un día festivo, salía a la palestra para promover la necesidad de que se instruyese a la mujer en todo tipo de conocimientos útiles, tratando de reformar algunas costumbres extendidas entre el género como el excesivo gusto por las modas, la frivolidad…, revisando de este modo el papel de la mujer en la sociedad y censurando al mismo tiempo los vicios de los hombres.
Beatriz de Cienfuegos, considerada la primera mujer periodista, está incluida entre las autoras precedentes de las escritoras feministas como: Marie de Gournay, Gabrielle Suchon, Sor Juana Inés de la Cruz, Mary Wollstonecraft o Josefa Amar y Borbón. Todas ellas tendrán sus continuadoras en el siglo XIX: Concepción Arenal, Gertrudis López de Avellaneda, Carolina Coronado, Rosalía de Castro o Emilia Pardo Bazán, que a través de sus textos tomaron conciencia de la situación de subordinación en la que se encontraban, e hicieron uso de su palabra para denunciarla. Sus discursos realizaron a través del análisis y la crítica una tenaz defensa de la condición femenina.
Fue sin duda una mujer peculiar, independiente y culta, que supo aprovechar la reorganización de Carlos III sobre tasaciones, precios de publicaciones e inquisición para favorecer el mundo editorial, que vivió una época de auténtico florecimiento de la prensa, antes de que el fantasma de la revolución francesa trajera con su sucesor, Carlos IV, las más estrictas prohibiciones. Además, el propio monarca puso de manifiesto su interés por mejorar la educación de las mujeres, que, aunque en tono paternalista, permitió la salida a la luz de algunas publicaciones periódicas dirigidas a las mujeres. De ellas sólo nos ha llegado la adaptación que hizo Mariano de Nipho de la publicación francesa L’ami des femmes de Mirabeau y La Pensadora Gaditana, que salió de la Real Imprenta de Manuel Espinosa de Cádiz.
En cuanto a los datos personales de Beatriz de Cienfuegos, se conoce poco sobre ella. No figura en los registros bautismales con su nombre, pero se sabe que era de Cádiz y de una familia burguesa en la que recibió una buena educación, tal y como ella misma lo expresó:
Yo señores gozo de la suerte de ser hija de Cádiz: bastante he dicho para poder hablar sin vergüenza. Mis padres desde pequeña, me inclinaron a monja, pero yo siempre dilaté la ejecución. Ellos porfiaron y para conseguir el fin de sus intentos me enseñaron el manejo de los libros y formaron en el buen gusto de las letras. (La Pensadora Gaditana, Fondo digitalizado Universidad de Sevilla. Pensamiento I).
Ya en su época, y todavía hoy en día por parte de algunos autores, se ha dudado de la identidad que se esconde tras la firma de Beatriz Cienfuegos, incluso de su condición de mujer, y se ha barajado la posibilidad de que fuera en realidad un hombre con seudónimo de mujer, en concreto el fraile Juan Francisco del Postigo, aunque la legislación de la época prohibía publicar libros o papeles con nombre falso, y además la publicación tenía licencia de impresión y la propia Beatriz Cienfuegos desmintió estas afirmaciones:
Ya sale a campaña una mujer que las desempeñe y en fin con pluma y basquiña con los libros y la bata se presenta una Pensadora que tan contenta se halla en el tocador como en el escritorio, igualmente se pone una cinta que ojea un libro […] mujer soy, y mujer que tal cual puede discurrir, y ojalá que me fuera posible dejar de serlo, para de este modo alejarme cuanto pudiera de un sexo, que tan poco procura su esplendor. (La Pensadora Gaditana, Fondo digitalizado Universidad de Sevilla. Pensamiento III).
Otra opción que se ha considerado es la posibilidad de que fuera una mujer de clase alta con un nombre inventado para no manchar su reputación. Hay que recordar que no estaba bien visto que una mujer pensase en aquello más allá de lo que era considerado por la sociedad como "propio de su sexo", ya que, en la estructura de una sociedad arcaica, católica y muy jerarquizada, como era el caso de España, se asignaba a la mujer el papel de esposa y madre como objetivo fundamental en su vida. Pasaban de la tutela paterna a la del marido y eran educadas para permanecer en la esfera privada, atendiendo a su hogar y a su esposo. Este era su único rol, bajo las pautas de la obediencia, la pasividad y la sumisión.
El pensamiento y la doctrina de la época, están representado en textos como el de Fray Luis de León, publicado en 1587, en el que el modelo de mujer es “La perfecta casada”, la base será el ideario de la domesticidad y el culto a la maternidad. El proyecto de vida era la vida familiar: madres, esposas, administradoras del hogar y su representación más frecuente: el ángel el hogar. Desde la perspectiva de género los roles sociales estaban perfectamente asignados: Varón: la esfera pública. Mujer: actuación en la esfera doméstica o privada: el hogar y la familia. Este ideal pervivirá porque hasta bien entrado el siglo XX no tienen acceso a la ciudadanía política. La Constitución de Cádiz de 1812, no consideraba a la mujer sujeto de derecho activo al igual que al sirviente doméstico. Ambos grupos serán marginados de la ciudadanía activa por su falta de autonomía. Y tampoco La trayectoria del liberalismo en el siglo XIX no ofreció buen horizonte.
Por otro lado, volviendo al tema de la identidad de La Pensadora, las distintas hipótesis son un punto de partida necesario para abordar el análisis de los artículos de La Pensadora Gaditana y hay argumentos tanto para apoyar la creencia de que se trata de una mujer como de que sea un hombre. Pero ella misma da la clave para decir que tal vez la pensadora gaditana fuese una mujer:
No se cansen, es trabajo perdido; que no soy tan tonta que no tomase muy bien las medidas para ocultarme antes de dar al público mis Pensamientos... Conténtense Vms. con saber que la Pensadora es mujer (que lo es cierto), que las demás circunstancias del discurro que no son precisas para la aceptación de mis Discursos: ellos solos serán los que se hagan su fortuna. (La Pensadora Gaditana, Fondo digitalizado Universidad de Sevilla. Pensamiento IV).
De lo que no hay duda alguna es de que dio voz a las reivindicaciones que hacían algunas mujeres en aquellos años. En cualquier caso, sus ideas llegaron a pocos, perteneció a una minoría dentro de otra minoría: la burguesía Ilustrada. Lo cierto es que Cienfuegos y su Pensadora Gaditana marcaron el inicio de la prensa femenina y de la historia del feminismo dentro de nuestro país.
En cualquier caso, fue antesala de las publicaciones femeninas, pues no será hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se acaba la forma de periodismo tradicional y se deja paso a lo más tarde será “el cuarto poder”. El marco en el que ve la luz la primera publicación periódica que podemos calificar como “femenina”, La Pensadora Gaditana, fue la preocupación del rey por mejorar la educación de las mujeres, que llevo a incluir a 14 de ellas en la recién creada Sociedad Económica de Amigos del País, y a la obtención del grado de Doctor en Filosofía y Letras y al ingreso en la Real Academia Española de la primera mujer. Había que educar a la mujer, se decía paternalistamente, a fin de hacerla partícipe de la política económica del país y de sacarla de su ociosidad y frivolidad.
La Pensadora Gaditana, que se publicó en Cádiz entre el 14 de julio de 1763 y el 18 de julio de 1764, firmado por Beatriz Cienfuegos es el único periódico femenino que se ha encontrado de la época. Esta publicación nació como reacción a varias publicaciones, pero de manera especial al semanario El Pensador, ejemplo típico del espíritu de la Ilustración y obra del lanzaroteño José Clavijo y Fajardo. Impreso y distribuido en Madrid en la Imprenta de Joaquín Ibarra en el periodo comprendido entre 1763 y 1767. A sus destemplanzas anti femeninas plantaría cara el semanario de Cienfuegos, ella misma nos cuenta en el Pensamiento I, subtitulado “Prólogo y razón de la obra” como se decidió a escribir:
Exaltado todo el humor colérico de mi natural con las desatenciones, groserías y atrevimientos del señor de El Pensador de Madrid. Alguna vez había de llegar la ocasión en que se viesen Catones sin barbas y Licurgos con basquiñas. No ha de estar siempre ceñido el don de consejo a las pelucas, ni han de hacer sudar las prensas los sombreros; también los mantos tienen su alma, su entendimiento y su razón. Pues qué, ¿los hombres han de mandar, han de reñir, han de gobernar y corregir, y a las pobrecitas mujeres, engañadas con el falso oropel de hermosas y damas, sólo se les ha de permitir tiren gajes de rendimientos fingidos y pasen plaza de señoras de teatro, que, en acabándose la comedia de la pretensión, todo se oculta y sólo se descubre el engaño y la falsedad? No, señores míos. Hoy quiero, deponiendo el encogimiento propio de mi sexo, dar leyes, corregir abusos, reprehender ridiculeces y pensar como Vms. piensan. Pues, aunque atropelle nuestra antigua condición, que es siempre ser hipócritas de pensamientos, los he de echar a volar, para que vea el mundo a una mujer que piensa con reflexión, corrige con prudencia, amonesta con madurez y critica con chiste. (La Pensadora Fondo digitalizado Universidad de Sevilla. Pensamiento I).
Los textos de Beatriz de Cienfuegos se caracterizan por su estilo personificado y próximo al epistolar, que también puede calificarse de feminista por su preocupación por la educación de las mujeres. De los 52 pensamientos hay 18 que se presentan como cartas enviadas por los lectores en los que se le pregunta su opinión sobre un tema concreto que allí se formula. Las cartas son para la autora una fuente de temas y una buena excusa para criticar las costumbres masculinas con las misma energía, rigor e imparcialidad que las femeninas. Entre ellas hay un grupo que requiere especial atención y que aparece titulado como Cartas de Damas. Compuesto por 11 de ellas que tratan temas novedosos o profundizan en otros de especial interés. Se agrupan en tres bloques temáticos: el matrimonio, defectos que afecten a hombres y mujeres y un tercero en que tres damas se oponen a todo lo expuesto por doña Beatriz referido a los usos sociales, las modas etc.
Para hablar de prensa y feminismo en España, tenemos que acercarnos inevitablemente a Cádiz, allí se editó y publicó durante la segunda mitad del siglo XVIII, la primera publicación de carácter periódico escrita por una mujer y dirigida a un público exclusivamente femenino: La Pensadora Gaditana, que se mantuvo durante un año, siendo cada número una especie de sermón o lección o crítica social y de costumbres, que ella titulaba Pensamientos. La experiencia se enmarca en el siglo en el que despega el periodismo en España. Está considerada por muchos autores como la antesala a futuras reivindicaciones feministas y se caracterizaba por la originalidad de sus contenidos y por la agudeza de su autora, la también gaditana Beatriz Cienfuegos, sin duda un tema abierto por tanto el tema a investigaciones posteriores, históricas, sociales o periodísticas.
BIBLIOGRAFIA Y FUENTES
La Pensadora Gaditana, Fondo digitalizado Universidad de Sevilla.
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PERINAT, Adolfo; MARRADES, Mª Isabel (1880). Mujer prensa y sociedad en España. (1800-1939). Madrid, Centro de
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SÁNCHEZ HITA, Beatriz (2012). La prensa en Cádiz en el siglo XVIII, Cádiz.
SOLER ARTEAGA, Mª Jesús (2012). La Pensadora Gaditana y sus cartas a las damas. Sevilla, Universidad de Sevilla.
Cristina Roda está galardonada con el escudo de oro de la UNEE.