Isabel Villalta: “Me identifico con la poesía pura”

 

Entrevista de Cristian Lázaro 

Isabel Villalta Villalta (Membrilla, 1951) es una crítica literaria, etimóloga, ensayista y poeta castellano-manchega. Nacida en Membrilla, tiene publicada toda una lista de magníficas monografías. Asimismo, es la directora de Raíz y Rama, revista que, en dos colecciones, aúna por un lado versos, relatos y reseñas de obras y, por otro, ensayos y artículos documentados del más alto nivel. Queremos rendirle tributo a esta prolífica escritora en activo con una entrevista que nos desvele más de su faceta poética.

-¿A qué edad te planteaste: “Decidido, quiero ser poeta”? ¿Poeta se hace o se nace?

Ser o hacerse poeta lleva una dosis firme y jugosa de ambos componentes. El poeta tiene que tener una mirada nata sobre el temblor del mundo y, a la vez, ha de cultivarse por medio de la lectura y el estudio. Me impulsó a escribir primeramente el ir alcanzando la madurez natural que aviva los sentimientos y da forma a las experiencias, a lo vivido, a la reflexión, a la hondura de la mirada. No soy poeta de adolescencia; tendría unos 33 años cuando empecé a escribir los primeros garabatos poéticos.

-Tienes un don para la poesía, Isabel. Rescato estos versos de A través del otoño (Vitruvio, 2013): Vives ya en la estación / del tiempo rezagado: / lo has llamado el otoño de las rosas. / Aspíralas y enciéndete. Y escucha, / cuando el silencio se apague, el silencio del mundo. ¿Qué te hizo preferir esta vía de comunicación a la narrativa?

Fíjate, querido Cristian, que fue ya alcanzando la madurez de la edad cuando mis poemarios se hicieron, por llamarlo de alguna manera, redondos, esto es, en ellos hay ese latido lírico alumbrándose de forma constante, el que ahonda mi ser y toma un tempo sin extravíos, coherente y de unidad, argumental a lo largo de la obra. También escribo relatos breves, pero considero la poesía la flor donde brilla delicada y concisamente toda la savia de lo que se desea expresar, de cuanto inevitablemente como la naturaleza ha de brotar de la raíz y el tronco que se ha hecho fuerte. Hacerlo por medio de un lenguaje metafórico, tan breve como el paso por tu mente de la historia, apartado de la comunicación común, le da a la palabra magnitudes insospechadas y a la poesía su razón de existir, de latir por encima de lo pragmático o convencional como un fluido mágico.

-¿Cómo es tu método de trabajo? ¿Confías en el primer borrador del libro o le das muchas vueltas?

Un poema o un libro pueden tener en mi escritorio un arranque vigoro y trascendente y así continuar, aunque hay que no dejar perder el hilo; sin embargo otras veces el tema que he elegido o que me ha visitado puede atascarse y no convencerme, no convercerle al poema. Entonces le dedico mucho trabajo hasta dar con el halo que debe llevar, la palabra o el silencio precisos que expresen su luz. Normalmente corrijo, pulo mucho.

-¿Qué momento disfrutas más del proceso? ¿El paso de versos al bloc?, ¿el trasvase al procesador de texto?, ¿la presentación y recital?, ¿la firma del ejemplar al lector?

Una vez que ha surgido el poema o el poemario, es ir dándolo el latido y la hondura que lo alumbraron lo que me satisface más, eliminar lo que sobra o aportar cuanto haga falta para la comunicación del tema, llegar a su total alcance de belleza y veracidad. Las dos últimas fases en el orden de tus preguntas suelen producirme inquietud, nerviosismo; en esos momentos yo ya  me siento fuera del virginal estado epifánico en que brotó el milagro (si es que lo consigo).

-¿Cómo afecta el hecho de ser poeta a tu personalidad? ¿Te ha vuelto más atenta a los problemas de la sociedad, más consciente de la Madre Naturaleza, más observadora en definitiva?

“Observadora”, es la palabra. Escribo poesía para dejarme a mí misma testimonio de lo que soy y pienso, para crecer, mejorar o alcanzar la excelencia a la que nos convoca la vida como personas responsables en los asuntos nobles a los que nos dediquemos. Soy una creadora a veces intimista, con mucha alma, y otras puesto el foco en cuanto nos rodea, la bondad o el mal de cuanto acontece; escribo muchos poemas enfocados a los valores de la vida, la sociedad o el ser humano; cuanto se ha de preservar generación tras generación desde el esfuerzo y la ilusión de quienes nos precedieron, nuestros padres y abuelos, sus enseñanzas, su tenacidad por resistir frente a las adversidades; cuidar y amar las herencias de aprendizaje o materiales por las que vamos progresando, la nobleza y belleza que las cosas tienen en su rincón más secreto o insospechado, porque siempre hay un sagrario, una savia propia con un componente hereditario de donde todo brota; los momentos, toda la vida… La Naturaleza multiplica las expectativas creadoras, es la base que nutre y estimula y la contemplación de los paisajes en su total dimensión, integrado en ellos el ser humano y sus circunstancias, me cautivan y alientan.

-Tus poemarios son Diálogos (1999), Donde habita la inocencia (2007), Pleno de su luz (2010), A través del otoño (2013), Viaje al conflicto (2015), El dolor de la música (2017), Ceuta bella (2022) y Manantial (2024) ¿De cuál de ellos estás más orgullosa?

Todos los he escrito con mucha responsabilidad y pasión, pero siempre hay una evolución a lo largo del tiempo, de las lecturas, el estudio... Los dos primeros son de ensayo aunque en ellos ya hay poemas muy hermosos, emocionados e incluso filosóficos; es mi pensamiento y sensibilidad los que se expresan en esas composiciones, pero, lo reconozco, se alternan con otras creaciones que, desde mi punto de vista de ahora, todavía no alcanzan la dimensión debida o la que se les ha de exigir. Es a partir de Pleno de su luz (2010), cuando ya había obtenido un considerable número de reconocimientos en certámenes, cuando mi poesía ya alcanza la firmeza, belleza y coherencia temáticas que se van a mantener en los siguientes poemarios.  Pleno de su luz es un libro que surgió de un tirón a partir de un poema que fue premio internacional “Comendadora Orden Literaria Francisco de Quevedo”, un gran impulso y, con mi padre como personaje poético. Él es el tú o segunda persona a la que se dirije el yo lírico, el que aprecia en todo su valor su trayectoria humana y profesional. Tiene un subtítulo: Estirpe campesina manchega, y junto a él homenajeo a todos los hombres que trabajaron la tierra con los métodos ancestrales, los que tuvieron fe en el porvenir mientras respiraban la grandeza del campo y su condición para darnos los frutos que nos mantienen vivos. Mi padre fue un hombre inteligente y lector, con mucho afán por saber y convencido de su estar en la vida y del espacio que habitaba desde que nació: ver los horizontes anchos y luminosos de la Mancha y respirar aire puro, cultivar la tierra y sentir el prodigio de la evolución de las cosechas, a la vez que vivir y prosperar por medio de su oficio, heredado desde generaciones, fueron factores que tejieron en él un ser auténtico, que lo convirtieron en un hombre sabio y a la vez tierno. Escribí inspirada en él como cuando mana con fuerza un agua cristalina cuya fuente conoces bien. Este libro es el primer poemario en el que se define mi estilo formal: verso libre donde se alternan heptasílabos y endecasílabos con algún pentasílabo, ritmo y argumento que va corriendo a lo largo de la obra a modo de novela. En los demás he puesto casi sin proponérmelo el mismo modelo, la misma estética formal.

-Antes de que yo comparta mis impresiones lectoras sobre tu última joya, ¿de qué temas nos dirías que trata Manantial?

Es un seísmo que reconstruye la vida desde su pureza por medio del agua que nos da la vida.

-¡Hermoso! ¡Me encanta! Manantial va a sanear, sanar y reconstruir en esta sociedad que tanto lo necesita. Veo este libro como una simbiosis de natura y voz poética, de agua y alma. Un festín para los sentidos, un torbellino. Ardía en deseos acuosos de leerlo desde que me hablaste de él. Qué versos tan magistrales hay a largo de sus páginas, como los del poema XI de la tercera sección del libro, titulada "Comienzo de la vigilia. La ansiedad del latido", con los que quiero salpicar nuestra entrevista: Y tras el zarandeo de su vértigo, / y de la saciedad de tanta dicha, / sudorosos, fragantes, conmovidos, / serenarnos, reposar en estanques. / Era este el momento concibiente.

Escribí Manantial a finales de 2023. La Biblioteca de Autores Manchegos (BAM) lo seleccionó para la colección Ojo de pez y la noticia la primavera pasada ha supuesto un nuevo impulso en mi faceta como creadora de poesía. Este libro sigue respondiendo a mi estilo de armazón temático a lo largo de toda la obra; recoge una poesía pura e intimista en la que se pueden ver muchas caras de las esencias que nutren y le dan sentido a la vida, al poeta en su eje creativo.

-¡Me encanta! ¿Tienes proyectado un nuevo poemario?

En mis carpetas hay al menos otros diez libros inéditos. Y sí, surgirán más; escribo muchos poemas individuales, bien para Raíz y Rama en su colección literaria o bien los que publico en Facebook.

-¿Quiénes son tus poetas de referencia?

Me identifico con la poesía pura, aquella que explora la verdadera esencia de la existencia del mundo y la del hombre por medio de sentimientos. No es que lo haga plenamente, por ejemplo, con Allan Poe o con la última etapa de Juan Ramón Jiménez, dos de sus exponentes, pues mis poemas no llevan componente melancólico sino vital. Me siento, por otro lado, afín al expresionismo como el de Hermann Hesse, uno de mis poetas favoritos, y también mi creación bebe mucho del romanticismo, Goethe, Schiller, Hölderlin o Novalis si considero el elemento sentimental. Por otro lado, me atraen mucho los poetas españoles de la generación de los cincuenta, década en la que curiosamente nací, Ángel González, Caballero Bonald, José Agustín Goytisolo o Claudio Rodríguez. Finalmente, dado que me considero creadora de la experiencia, cuanto te marca como persona desde la conciencia de la vida y de cuanto te rodea, me atrae la poesía de la generación de los ochenta, Luís García Montero, Carlos Marzal, Benjamín Prado, Javier Egea o Álvaro Salvador, que además son más o menos coetáneos míos en edad. Me parece precioso y -yo que soy sentimental- me identifico con el poema de Álvaro Salvador Felicidad y Luís pasean de la mano por un parque de Londres: “Has llegado al final de las acacias. / Miras atrás / y sola el guiño de la casa te trasporta…”. También me gustan muchísimo las dos estrofas finales del poema de este mismo autor Canción de mediodía: “Y uno siente, de pronto, la llamada, / la llamada en los labios, y en los ojos / penetra lentamente el sol de una sonrisa / como la dulce lámpara que salta al /corazón”. O, completo, el poema “Siesta” de este mismo poeta. Creo que la atracción y la emoción viven en nosotros toda la vida y surgen cuando menos se esperan.

-Sobre Raíz y Rama, ¿es posible generar tantas sinergias y cosechar tan buenos frutos entre distintos/as autores/as? Te lo preguntaré de otro modo: ¿alguien hace tanto como tú por el avance (a la par) de la literatura y del pensamiento, ya no sólo en Castilla-La Mancha, sino en España?

Esta pregunta me estremece. Sin ser pretenciosa y reconociendo mis limitaciones o mi forma de ser a la hora de exponer, casi pienso que no, que tienes razón. Soy tenaz, constante, buscadora de tesoros que no había descubierto, unos en eclosión pura como lo eres tú, Cristian, además coherente de alma y creación, y otros que andaban por otros escenarios, libros o grupos y no sabía de ellos o ellos de mí; no sabían que aquí hay una persona enamorada hasta la médula del saber y la poesía, amante de la inteligencia y de la actitud desprendida, sin egolatrías, personas amigas que se prestan a entenderse y generar riqueza cultural común; una mujer que no se rindió ni en pandemia y cada número de Raíz y Rama tuvo la suerte de salir puntualmente a la luz y ser presentado en actos públicos. Tengo varias poéticas que, humildemente me aplico como mujer o lo hago por tantas otras creadoras: “las mujeres capaces de trazar grandes ríos y conducir luciérnagas”. Me siento confortada cuando alguien como tú, querido Cristian, criatura de la poesía y el trato respetuoso y admirado, me admira a mi propia vez por confiar de esta forma en mi persona. Una mujer –así me considero– que tiene borrachera investigadora y creativa. “La vida es una hoguera constante y a quemarme en ella vine”, es el arranque de la poética para la exposición fotográfica de Pepe J. Galanes Poetas con luz ambiente, grandísimo fotógrafo natural de Daimiel, que fue adquirida por la Diputación de Ciudad Real y está viajando por todos los pueblos de mi provincia natal. Arder en ese fuego con otros compañeros, con otras compañeras que comparten la misma pasión por la literatura o la investigación, es mi deseo. Aquí me tienes, Cristian, aquí me tienen tantos amigos y amigas. Aunque soy fuerte y resistente, necesito estímulos como este cariño y aprecio tuyos pues también soy frágil; me viene bien un punto de sostén como, he de reconocer en agradecimiento a ellos y ellas, ya los tengo de otros grandes amigos y amigas que como tú creen en mí.

Cristian Lázaro, autor de la entrevista, es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.