Juan Emilio Ríos, poemas


Poema para ganar un concurso

Mancillar el papel albo

con los avatares del camino,

las cuitas de los amantes

o la búsqueda de un dios complaciente

entre la niebla y las dudas,

es diaria tentación para

mis manos anhelantes de poesía,

pero hoy lo que deseo es

simplemente ganar un premio,

superando a compañeros de fatigas,

y vates de prestigio que

darán lo mejor de sí para llevarse

el galardón a casa y colocarlo

al lado de la fotografía de su musa

recurrente y ya algo ajada.

Hablaré por ello en este poema

de asuntos relevantes y no de bagatelas

ni de fruslerías frívolas.

de parar todas las guerras,

las visibles y las ocultas,

de salvar a esos bebés que agonizan

en los hospitales de Gaza,

esperando una muerte segura

cuando aún no se han acostumbrado

a respirar para poder vivir

una existencia calamitosa.

Pediré que baje un dios,

cualquiera, el de uno o el de

los otros o mejor uno neutral

para acabar con esta barbarie

que me congela el aliento

y me acelera el pulso.

Y también haré rogativas

para que baje el precio del aceite

y no tenga que racionarlo

en mis matinales desayunos,

donde no hay suficiente oleo

para tanto lienzo en blanco.

Solicito, por último, que

Vuelvan las hordas de extrema derecha

a las cavernas de las que nunca

debieron salir, y que su noviembre

nacional sea nefasto y negro,

arrasados por el progreso que

nunca dejarán que pasen, pisando

sobre nuestros derechos.

Ruego encarecidamente que

los poetas y artistas en general

puedan llegar a fin de mes,

haciendo Cultura, que no son

obras de caridad, sino el sustento

de los pueblos y las sociedades justas

y solidarias, modernas y progresistas.

Que la gente asuma que un poeta

cuando recita sus poemas

está realizando un trabajo igual

que un fontanero reparando un grifo.

Y que nadie piense que debe hacerlo

por amor al arte y de forma gratuita.

¿O es que ser poeta es menos importante

que ser electricista, pintor de brocha gorda

o fontanero? Y ellos cobran por cada hora

de trabajo. ¿O es que escribir un poema

es menos importante que reparar un pinchazo

en un neumático? Y barata que está la mano

de obra…

Pues démonos a valer, queridos vates,

que crear poesía es crear vida. 

A ver, miembros del jurado,

Si todo este alegato es suficiente para que

 me dais el premio,

o tendré que pedir en el próximo certamen

también que baje el paro y suban los sueldos

y que la inflación nos dé una tregua

para comprar turrón y mazapanes. 


Ama mientras quede verano en los árboles

Besa el aire mientras lleve en sus alforjas

el aroma estival de las flores que nacen

al abrazo de los rayos del sol sudorosos.

Palpa la tierra si aún invive en ella la pulsión

del verano pujante.

Ama con prisa a las tiernas muchachas

que no saben de penas ni de aflicciones.

Rocía de besos sus pieles de gacela

y acaricia la pulpa de su deseo en flor.

Huele la madera que se macera en la raíz

del sentimiento junto con la tierra

que despierta y el fuego que tiembla

en los vericuetos del alma.

Es el amor de verano

el que tiene prisa por verdecer

porque sabe que el otoño

no encontrará ya a los amantes

en la misma plenitud de pulsiones

y se habrá agostado su brío

en la coraza del pecho,

agua ya en sombra,

agua detenida.

río seco.

Juan Emilio Ríos es delegado en Cádiz, Huelva y Gibraltar de la Unión Nacional de Escritores de España. Está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la UNEE.