Históricamente los conceptos vejez y jubilación han estado estrechamente relacionados. Con el paso de los años, la espectacular mejora de las condiciones de vida y las prestaciones del denominado «estado de bienestar», suponen una ruptura de ese viejo concepto.
Prepararse para
la jubilación
Es importante
prepararse para la jubilación y, llegados aquí, tener conciencia de que todavía
hay un papel que desempeñar en la sociedad y en la familia; debemos sentirnos
útiles, vivos, activos, con ilusión, con aspiraciones, con esperanzas. Los
expertos afirman que deben de potenciarse más programas de preparación a la
jubilación en todos los sectores sociales, en las empresas y en las
instituciones públicas, con el respaldo del Estado.
Algunas
instituciones cuentan con iniciativas en esta buena dirección, que conviene
ampliar. Los homenajes colectivos a todos los que alcanzaron la edad de
jubilación en el año anterior son un detalle ulterior y plástico, pero ya
sobreviene al cese de la actividad profesional. Vendrán tiempos mejores; hay
que tener esperanza, «el sueño del hombre despierto», como la definió
Aristóteles.
Se envejece más
rápido cuando se piensa demasiado en la jubilación
La perspectiva
de la distancia da alas al atrevimiento. Conviene decir a todos, especialmente
a los jóvenes, que «como os veis nos vimos, como nos veis os veréis». A los
veteranos, próximos a pasar a nuestras filas, les hago esta propuesta:
planificad el retiro de vuestra actividad laboral como un nuevo tiempo para
vivir. Los deseos de jubilación son una excelente oportunidad para preparar la
transición entre el trabajo y ese nuevo estado que ha de venir. Hay que hacerlo
de forma ordenada, sensata, sin aversión a las responsabilidades y al trabajo
cotidiano en el tiempo que aún queda pendiente. No olvidéis que se envejece más
rápido cuando se piensa demasiado en la jubilación. No tengáis prisa en venir
con nosotros; los jóvenes jubilados os esperamos desde este lado otros…treinta años.
Conviene
recordar también a todo tipo de autoridades, a los directivos y quienes tienen
los empleos y categorías más relevantes, que desde tus atalayas han de prevenir
ese forzoso aterrizaje a una cierta “postración social”. Su vuelo de descenso es
muy vertiginoso; el aterrizaje un peligro si no se sabe “planear”.
Una última reflexión
para «nosotros», los ya retirados de la actividad laboral: debemos motivarnos y
aprender a vivir el tiempo libre. Sea cual fuere la extensión real de este
periodo, la jubilación es el momento de añadir vida a los años, no de descontar
años de vida.
Manuel
Fuentes González. Escritor, vocal honorario de la UNEE.