Microrrelato de Elina Pereira Olmedo
Fue aquel sueño, le iluminó la mañana; la carroza, el vestido, los zapatitos de baile que le apretaban los pies demasiado anchos. Y había un príncipe.
Más tarde, llamaron a la puerta. Emisarios del príncipe preguntaban por su hermanastra.
Así que echó el mejunje de matar ratas al puchero del día.