Cándido Gutiérrez Nieto nació en Grazalema, un pueblo blanco de la provincia de Cádiz en el corazón de las estribaciones del mismo nombre, el lugar de España donde más llueve. Una suerte de localidad del noroeste en el sur del sur, de los mundos aún exóticos de la sorprendente Andalucía.
Estudió magisterio, se licenció en Filosofía y Ciencias de la educación y en la Universidad de Sevilla se doctoró en pedagogía. En su dilatada vida profesional ha ejercido un número amplio de funciones docentes: orientador, formador de formadores, director escolar, profesor universitario durante veintidós años y maestro de a pie durante otros tantos. Recibió el premio nacional “Rosa Sensat” de pedagogía, un prestigioso galardón otorgado por la Associació de Mestres Rosa Sensat y los movimientos de Renovación Pedagógica. La obra premiada estuvo durante años en el catálogo de las bibliotecas del Instituto Cervantes de muchas ciudades del mundo.
En el ámbito literario ha cultivado su vocación de poeta que le nace siendo joven. Participa en las Tardes poéticas de Grazalema que se celebraron en las décadas de los años 80 y 90, del siglo pasado, recitando junto a poetas como Pilar Paz Pasamar o José Luis Tejada. Dedicado durante décadas a su intensa actividad profesional, publica poesía esporádicamente en revistas literarias. Entre ellas “Mosaico literario” perteneciente al Sindicato de Escritores, institución matriz de la actual UNEE. También ha publicado en la revista “Piedra del Molino” cuyo consejo asesor está presidido por el poeta Luis Alberto de Cuenca o en “Speculum” editada por el Club de Letras de la universidad de Cádiz que aparece publicada en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
Ha recibido el Premio Internacional “Artemisa” 2023 por el poemario “Vivir en las palabras”, y el Premio del VII Concurso Internacional “María Fonellosa sobre Discapacidad”, de la Unión Nacional de Escritores, que ha dado lugar al poemario “Ángel contigo y otros versos”. Entre otras obras poéticas figuran los poemarios “Los ojos incendiados de Vernon Harris” y “Coplillas del ahora, ahora”.
Del conjunto de sus textos se ha dicho que demuestra ser una obra de madurez; la de alguien que lleva tiempo observando detenidamente la realidad para terminar convirtiéndola en creación poética. El entorno sentimentalmente inmediato, las relaciones familiares, el paso del tiempo y sus consecuencias o el dolor de la enfermedad son asuntos esenciales. Sus textos se refieren a lo más cercano de su memoria: “tu sombra sabe a agua y a canto de mañana y gorriones”.
La periodista cultural Pilar Redondo en “Patio de Columnas” del periódico “Cierre digital” (Córdoba, 2024) ha dicho que su obra trata de una poesía del sentimiento razonado, abocado a la trascendencia. De honda sensibilidad, su capacidad reflexiva se muestra a favor de la identificación humana en un rico periplo por su entorno y su tiempo que se sustancia “en un inventario de la sed que aprende a suplicar al silencio para que el olvido se haga presencia” ya que ¿cuántas veces? “hay episodios en la vida empeñados en su eternidad”.
También del poeta José Manuel Benítez Ariza recibe no sólo una constante influencia sino el permanente don de su magisterio.
Influido por poetas clásicos como Dante, Kavafis, Rilke o poetas del 27 y los 50 las fuentes de introspección lírica las obtiene de otros latinoamericanos como Jorge Teillier o Eugenio Montejo. Y de poetas cercanos andaluces como Julio Mariscal, Antonio Hernández, Caballero Bonald, Pilar Paz Pasamar, Pedro Sevilla, José Mateos o Rafael Adolfo Téllez.