Las gárgolas también lloran

 

Artículo de María del Carmen Aranda

Lloró París, lloró Francia y sus lágrimas acompañaron a las cenizas de la emblemática Catedral de Notre Dame dedicada a María, nuestra Señora.

París iluminó su cielo un 15 abril de 2019 y no fue precisamente por ser la capital mundial de la filosofía, el pensamiento político y la cultura del siglo XVIII con figuras mundialmente conocidas como Voltaire, Roussau, Montesquieu, Louise Braille o Balzac sino por la furia de un terrible incendio en la Catedral más emblemática y una de las más visitadas de Europa con más de 12 millones de visitas al año, siendo la tercera más grande del mundo después de la de Colonia (Alemania) y Milán (Italia). Notre-Dame hace cinco años, hizo vibrar tristemente los corazones que pugnan mundialmente por la justicia social, cultural, política y religiosa. Rodeada por el río Sena, se mostraba orgullosa y altiva de su historia mostrando como insigne la parte más alta del templo “la flecha de 96 metros de altura” recogida ahora, entre los escombros.

Notre-Dame, obra maestra de la arquitectura gótica fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1991 por la UNESCO. En su interior, ha vivido la tristeza de las víctimas de los atentados del 13 de noviembre de 2016 así como los funerales de Estado de presidentes franceses Charles De Gaulle, quien dirigió la resistencia francesa contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, Georges Pompidou o François Mitterrand.

En silencio sufrió los terribles estragos de la primera y segunda guerra mundial y la recuperación de una Europa destrozada; sin embargo, también hubo días de gloria cuando bajo la mirada de sus diablos, demonios, trasgos y harpías, un conjunto de las 54 bestias legendarias interconectadas, divisaba el desfile de la 2.ª división blindada del Marechal Leclerc por los Campos Elíseos de París un 26 de agosto de1944. La liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial había llegado y las gárgolas más famosas del mundo descansaban en las cornisas de la Catedral francesa vigilantes.

Con más de 7 siglos de vida -su construcción duró 182 años comenzando en el 1163 y concluyéndose en el 1345- la Catedral ha sobrevivido al devenir de los tiempos; demolida y castigada en distintos periodos, ha renacido cada vez con más fuerza siendo escenario de la coronación de Enrique VI de Inglaterra en 1429 o la del emperador Napoleón Bonaparte en 1804, considerado un genio militar, un déspota ilustrado o un tirano ante el dolor de tantas muertes causadas en sus revoluciones. Una Catedral que alberga entre sus muros, invaluables tesoros como “La visitación” de Jean Jouvenet de 1716. Secretos de la historia custodiados de por vida como “La corona de espinas” de Jesús junto con un pedazo de la Cruz y algunos clavos de la Pasión utilizados durante su crucifixión.

Por su majestuosa y misteriosa belleza, ha inspirado a la literatura, al romanticismo del escritor Víctor Hugo, a la pintura de Pablo Picasso e incluso a la música y cine acompañada del órgano más grande de Francia construido en el siglo XVIII ; también ha sido fuente de inspirando de muerte sesgando vidas como la de Antonieta Rivas Mercado, un icono en la cultura universal del siglo XX nacida en México un mes de abril de 1900 que quiso transformar los prejuicios, las injusticias, la inequidad genérica, en un mundo más habitable para todos, para mujeres y hombres, para ricos y pobres. Agotada en su soledad e impotente ante la incomprensión, decidió quitarse la vida con un disparo directo al corazón en el interior de la Catedral de Notre Dame.

Muchos siglos de historia, francesa y europea ardieron un 15 de abril de 2019, pero de entre las cenizas resurgirá una aún más fuerte y emblemática aferrándose a la historia que un día fue manteniéndose de nuevo erguida bajo las atónitas miradas de las Gárgolas. Nortre Dame, patrimonio de Francia, patrimonio de la Humanidad permanece viva en “La Ciudad de la Luz”.

María del Carmen Aranda es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.