Microrrelato de Elina Pereira
Olmedo
Ella
despertó de madrugada. Su marido roncaba. Se levantó a orinar. Volvió a la
cama, pero ya no podía dormir. De pronto, un rumor suave llenó la noche;
llovía. El aroma del agua entró por la
ventana abierta.
Los
dedos del agua exploraron con deleite cada pliegue de su cuerpo. Una felicidad
desconocida devolvió la vida a su carne. Se dejó llevar. Por momentos, el
placer se fue haciendo más intenso, hasta llegar a ser casi insoportable. Creyó
morir; se desvaneció en la tormenta, rompiendo los diques que la retenían.
Después, poco a poco la lluvia amainó, convirtiéndose en una suave caricia que
la sumió en la quietud.
A
la mañana siguiente, cuando el hombre despertó, el colchón estaba empapado. Su
mujer no aparecía por ninguna parte. Sólo el camisón arrugado sobre un charco
de agua junto a la cama.