Senda otoñal
(Soneto con estrambote y poema libre)
Fiel que descansa el alma por su abrigo
ya que en su única verdad de sosiego,
inconclusa la paz es a su ruego
es su única armonía fiel testigo.
Cada mente se sabe en su interior
de ese sabor que la vida le brinda,
que besa cual tesoro, bien que blinda.
la metáfora de aire superior.
No hagas mis palabras mil pedazos
ni interpretes la banal sinrazón
no conoces la causa, soy leal.
Trascienden mis pasos en tus abrazos
su tiempo dedicado en el corazón
por la senda del encuentro otoñal.
Me arropo en tu presencia ancestral:
Otoño tú qué sabes del sabor del verano…
Te cuelas ecuestre en nuestras vidas
en una dulce carrera sin medida,
al ofrecer a la hojas su caída
de cada viajero del tiempo cano.
Amarilleas tus tonos ocres y rojizos
revoloteas con las brisas, vientos y ventiscas
resuellas entre sombras en amaneceres
de turbulentos días a tus menesteres.
Otoño, luz tenue de la suavidad que nos emanas:
la tranquilidad que desbordan tus tormentas
despertares lluviosos de arco iris,
fermentan la luz de tus oleos.
Dime tú, otoño.
¿Cuántas granadas se habrán desgranado
deshaciéndose entre manos
para culminar las noches
en un sinsentido
en el reproche,
de tus muros por derroche?
Aguzando en ti las ganas
mimas por las ventanas
del tiempo descosiendo
tu llamada en el horizonte cierto.
Manantial de leyenda
la noche es tu ofrenda
como ave nocturna,
posada en su cuadratura
haces del honor... a la altura.
Propasado en envergadura
pose de tu dulce figura.
Despidiéndose al alba
resbala tu luz por las murallas,
escarpadas las esquinas
saltando hacia la campiña
corre tu voz homenajeada
desde la más alta torre encantada...
Tu dama es orilla
en el bosque mantilla
bordada de grana y oro
cual tesoro
del arroyo
que en él se arrodilla,
tras tu conquista.
Vista exquisita
transparente elixir,
apacigua la fragua
de su sinvivir,
a la noche, su estancia
reposada descansa.
Dulce bailarina (romance)
Altares serán sus pies
si sobre sus puntas danza
en el aire de la escena
sus pasos en francés gasta,
translúcido arte de poses
transporta cual nube blanca
al tutú en su buena estima
cisne posado en sus alas,
navega en el escenario
junto a las notas del arpa,
baila, que baila, que vuela
metáfora de oro alada,
bajo el telón los aplausos
sirven las palmas de plata.
Poesía en los Jardines
Doy las gracias a Santiago
por su magnífica idea
por difícil que me sea,
aquí estoy a ver qué hago
en esta gran odisea.
Bienvenidos sean todos
a este encuentro cultural,
confío en mi recital
espero estén bien cómodos
en este ambiente plural.
Soy María Inmaculada
de La Línea Natural
del soneto enamorada,
su historia rememorada
composición sin igual.
Ya dejo toda quintilla
sin más dilación la acabo
anuncian velo y mantilla,
prestando cabo por cabo
al soneto a mi plumilla.
Y como buen soneto, pues presento:
composición excelsa fue importada
de tierras italianas aclamada,
pues el endecasílabo es sustento.
Cuatro estrofas conforman el lamento
fuente de compostura, no enlazada
al verso castellano, fue obligada
al poema, su fiel renacimiento.
El romance realzó su valía
el soneto avanzó como monarca,
fue cortejado el verso en celosía.
Influenciados poetas de Petrarca
a Dante se sumó su poesía,
sus más finas variantes, su propia arca.
De catorce versos vive el soneto
y por arte mayor bien que suspira,
aunque de arte menor también respira
cuartetos y tercetos, tiento neto.
Un cuarteto le siembra el contenido
el otro se lo riega con su mira,
un terceto retoca noche y lira
el otro como orfebre merecido.
Las voces del amor se le atraviesan
los versos fustigados de armonía,
recorren cada sílaba estratega.
Sus íntimas verdades te confiesan
imploran con sublime melodía,
pues la retórica honra y se hace entrega.
El primero, el Marqués de Santillana
con sus “Cuarenta y dos sonetos fechos
al itálico modo” que en sus hechos
no adaptó a la métrica castellana
al gran endecasílabo a su arresto,
pero salió a su paso y en su camino
dejó forjada puerta a su destino
para sus sucesores, verso presto.
Murmullos al encuentro del soneto
pues la muerte agotó toda la rima
solo López de Vega y sus tres mil
libró firme batalla a su libreto
vencedor sagaz sobre su tarima.
¿Fue Giacomo da Lentini él gentil?
¿Gentil por fecundar el verso y estrofas?...
¿fueron Dante y Petrarca hacedores
de cuartetos fortuitos y oradores
de tercetos adscritos cual estofas?
Más nombres dejaré en este trasiego
pero no he de olvidar a Juan Boscán,
y es porque sus recuerdos que están
bien Presentes en este encuentro y pliego.
Cual hoy nos encontramos en jardines
fue en el Generalife de Granada,
quinientos años suenan en sus muros.
Una conversación a todo y nada
si el veneciano y Juan fueron afines
convencido por arte a los versos más duros.
Fue perspicaz soneto que soñó
a la sutil Alhambra, monumento
adentro en armonía, sentimiento
sembró en su jardín, y fiel voló
El viento literato que produjo
en el Generalífe trascendía
por la corte de Carlos V ungía
pues al renacimiento bien sedujo
Ahora su patronato rememora
proyecto Navagero cual propuesta
al itálico modo de su encuentro,
donde las letras forman fiel su mora
de españoles poetas es la apuesta
e internacionales a este centro.
El evento y su epicentro
se extenderá cuatro años en impresiones
de la literatura y futuras publicaciones.
Entre espumas el furor
llegó el mar con sus respuestas,
sonidos de caracolas
por cada ola una vereda
del cansar de tu pisar,
húmeda verdad, tus huellas.
Y llegó el mar con sus aires
grandezas de altamar prestan
mareas dulces de sal,
sabor, almidón de velas.
Y llegó otra vez el mar
desnudo mástil que enreda
la rosa que el viento empuña
no me adentre a la tormenta.
Llegó el mar y tú corrías
recuerdos que me reflejan,
despierta el sol a la mar
por madrugada de fiesta
desde entonces en cada ola
tu sonrisa rompe y diserta.
Destino de la madre, luz concibe
rayo, manto de sol, verdor reclama
sobre pétalo a pétalo derrama
su salto de viveza, amor describe.
Pasión de su color tal cual define
del verde a su esplendor, al rojo vierte
azar o perfección corre su suerte
la elección, el color, que se decline.
Destello primigenio por sus tallos
sin culpa va la rosa, olor en mano
bien fragante y elegante conquistando.
Mariposa monarca a sus trasmallos
alimenta a su estirpe en el verano,
las hojas del rosal va devorando.
La insistencia del tiempo
Entre el todo y la nada, existe un encuentro vacío de extravíos varios:
El desliz sobre las onzas de cristal ameniza la ligera arena…
en su caída libre llenando la nada,
para vaciarse del todo ante la fuente de tiempo,
de instantes correctos y segundos desfallecidos
de minutos conformados y horas apacibles
llenas de nada, la felicidad
y odas al todo agónico.
Entre tanto y tanto, el todo intentando llenar a su nada,
va perdiéndose a sí mismo hasta poder completarla,
deshaciéndose en el tiempo al formarse en un mientras,
el tiempo se le acaba...
Mañana no habrá sido nada, para el todo sin remedio.
Somos pequeños espacios de tiempo para algunos,
lagunas de senderos para el viajero que nos explora.
Sueños inalcanzables para el ilusionista ilustrado...
Destiempo, para el pasajero momento que partió,
sin advertirnos en su camino...
Estacionarios en desuso para él que la monotonía partió su roce;
estanques de paz para él que supo contemplar nuestra alma;
pero solo el tiempo nos hace paladear el aire que nos motiva,
en la ilusión y en la esperanza viva, por la libertad del derecho a la vida.
Planeta y humanidad
El suceder metódico de vida
del tiempo ante su roce, ley... universo
atestigua la rima, acento y verso
entre tus manos fina voz derruida.
Ante un paso gastado, larga huida
diafragma contenido, el haz inmerso
orbitando la noche, al día disperso
el horizonte intacto, luz rendida.
Esfera cristalina, mar y tierra
fugaz fuerza que atraes, es su huella
impulsa su gemido, mar y fuego.
El bostezo de su alma fiel aterra
desliza su figura, cruel doncella
Morfeo desvalido a su amor ciego.