Sigo aquí
Sigo
aquí
pendiente al antro de las hienas.
Solo puedo gritar en tus orillas
y salvar las caracolas,
adjudicar otra medalla
a este cansancio de grieta
que nos prohíbe retroceder
al incierto paraíso.
Del libro A pesar de la sequía
Adentro llueve
Gotea
sobre líneas que proclaman lo vivido
desde estos dedos
donde nacen peñascos
y arrebatos de solemnidad
-garfios que pronuncian tu suspiro
en el quehacer de la isla a medio morir-.
No dejaré que te eclipses
en canosos calendarios
ni que la somnolencia nos encuentre
con sus garras de cóndor.
Llueve
a pesar de la sequía.
Del libro A pesar de la sequía
El diamante
La evidencia se pudre
por un exceso de relámpagos
Roque Dalton
1
cada día es un puñal ebrio
que se nos cae de los ojos
para regar los parques de la desidia
donde envejecemos.
2
el tedio cuenta los minutos
mientras repleta mis baúles de orfandad.
aun así expando las mieles
de la voz mutante
en la mendicidad de estas murallas.
3
no debo consentir que aten mis palabras al olvido.
mi diáspora se consigna en arrebatos a ultranza de los sueños
que semejan arco iris mustios.
mis poemas serán profanados en la luna
que han de ser servidos en el plato de los infieles.
4
sólo yerran plegarias en la misericordia
de un país ajeno
que la ráfaga del silencio pisoteó
con una bendición que nos fue negada.
sólo yerran los recuerdos
que se lavan las angustias en el polvo.
Del libro inédito Acero inoxidable
Está a punto de expirar el invierno
en los acordes de la muerte.
Aquí la lluvia ha sido asesinada
por un vendaval
y las palomas invaden mi aislamiento.
Quieren un poema calcificado
en el dintel de las emociones.
Quieren picotearlo ardientemente.
Está a punto de expirar otro invierno
y el verso y yo seguimos en casa.
Del libro inédito A mano almada 2021
En la boca del lobo
Cuando entro a la boca del lobo
me detengo
a contemplar su afilado colmillo
su lengua áspera y cálida
sus robustas amígdalas.
Cuando entro a su boca
me convierto en susurro
y me detengo a contemplar mis restos.
Del libro inédito A mano almada, 2021
Hace tiempo que
Hace tiempo que no me corto el pelo
ni uso zapato de tacón
ni escribo cartas de amor a las
estrellas.
Hace tiempo
sólo miro a través de la ventana
como pasan los años
inescrupulosamente
monótonos y nocturnos.
Del libro inédito A mano almada, 2021
El poema y yo
El poema y yo
hemos caminado
sobre la cuerda del Génesis.
Hemos dado traspiés
en la rutina del oleaje
para que no se nos rompa la culpa.
El poema y yo vagamos
sobre los hilos del fin del mundo
y no claudicamos.
A casi un paso del
instinto
la anatomía es una
caja de sorpresas
que no espera por
señales
para levantarse entre
las rocas.
Me falta paso y medio
para atrapar la luz.
Del libro A corazón abierto
Desde la acera de enfrente
Algo supervisa mis escaramuzas
desde la acera de enfrente
donde dormita el camino
que nos trajo hasta aquí
sobre la hojarasca.
El roce
es el vínculo discreto de la calle
con las diversas cofradías
con las infinitas ausencias.
Del libro Abrilea abril en mis cajones
Nota 26 de Apuntes de una sombra
Vendrán segundas partes
al pie de las estatuas
y diques
que me separen de tu nombre.
Volverá la angustia
reclavada al oráculo
a la hora punta de cada tarde
de cada sorbo de café y entraña
entre bombillas
y páginas en blanco.
Para qué
Para
qué colorear los ocios insepultos
si
la remembranza es un agujero en su desdicha.
Para
qué coronar el mañana
donde
los suspiros tropezarán con la roca.
Para
qué insistir
en
buscar nuestros rostros en el espejo
que
se ha teñido de arrugas y canas.
Para
qué reorganizarlo todo
en la utopía infinita.
Del libro Los que no volvimos (publicado por la editorial VADELETRAS, España)
En el vital espacio que me aflige
En el espacio vital de la añoranza
punza un deseo moribundo.
Hay palmeras
sometidas a la distancia
y un ramillete de consuelos errabundos.
En el vital espacio que me aflige
una flor apenas
una maravilla.
Apenas un adiós.
Del libro “Agosto olfatea mis incendios”
Estos versos
Estos versos tan mediocres y suicidas
terminan ahogados en la sábana
que conserva los fluidos de la noche.
Son tan poca cosa
que las musas se ocultan en mi pelo
y fabrican puentes invisibles
para llegar a tu boca.
Estos versos tan mediocres y suicidas
no escatiman en perturbar
los besos que te debo.
Del libro "Amor intravenoso"
El reloj
Cabalgo sobre agujas de un reloj
que ha quedado detenido
en la frondosa travesía de los sueños
donde nuestros destinos copularon.
Ha quedado detenido
como un mal poema
arrojado al jardín de la mañana
donde tus ojos sonríen.
Del libro "Amor intravenoso"
XLI
Voy a
peinar mis inútiles guerras
y a
levantar un bastión
con las
margaritas del prado.
Desalienta
mi lado oscuro y debo reír…
reír de
esa infelicidad
que
pretende acecharme.
Voy a
descorazonar mis amores
y a
construir un refugio.
Me
desconsuela la transparencia
que
intenta poseerme.
Me acorazo.
Del libro
Las grietas del viento
XLII
Debo
cuidar las olas
y los
bosques
el ciruelo
y salamandras
que
requieren una dosis de locura.
Debo
cuidar la dieta
del ansia
reprimida
del
dentífrico
y de
alguna escaramuza.
Debo
cuidar el hígado
del
político en vinagre
del bufón
agridulce
y de la
excesiva dulzura
para conseguir un día más.
Del libro
Las grietas del viento
Te amo sin comas ni puntos
sin causa ni consecuencia
en el arrecife y en la arena
en el vino y el vinagre
en el vaso de cerveza
y en el pan de cada día.
Te amo mientras compartimos telediarios
en las paradojas del linaje
en las curvas y en las rectas
del transitar día a día
cuando sonríes o desmenuzas
mi corazón desbordado.
Te amo en la salud y en la enfermedad
mientras la grama me dé aliento
y aún después
te seguiré
en los superlativos continentes del deseo.
Del libro "Del amar y otras amástrofes"
Esta intelectual bebe los siglos
Esta supuesta intelectual
se acuesta con los poetas difuntos.
Esta rancia supuesta intelectual
abandona la morgue
Para que las calles sean digeribles
entre tanta quimera desbordada
como espuelas calzo mis zapatos
y es en el verbo donde izo la bandera
El mundo es una esfera lúdica
donde la gente se mata a quemarropa
y a quemacueros.
¡Ah, el mundo! ¿Quién entiende?
Y soy un trastorno de conducta
cuando esgrimo un lápiz
para ejercer fechorías
frente a mi propia imagen.
Imaginados los fuegos
que arden en la colina
del cielo
rotos
como versos
sin entraña
mientras se alimentan de amasijos
que robaron de la tierra.
Así es el techo de esta casa
ardiendo
ardiendo
ardiendo
desde el universo implorante
y subjetivo
en sus mil modos
de morir
-a pedacitos-
cuando tiembla
en la ovación que se desata
al caer la tarde
mustiamente
en las aceras.
Sola me dejó la aurora
sin el trinar de las aves.
Velas izaron las naves
sobre el mar que también llora.
Ya ni el cielo me enamora
ni el cantar de una sonrisa.
Desde el rostro de la brisa
que se incrusta en los espejos
solo saltan los conejos
que se van a toda prisa.
(Y sola vuelvo a quedar)
y tropiezan con la música celestial
mientras observo la ciudad de los ancestros.
La soledad se columpia
en el susurro del ángel fornicador
que intenta prevenirme del sofoco
y de las cascadas en sequía.
Por suerte
otra vez mi almohada
conserva sus notas
y la fuga.
En el recinto de la malsana vida
que nadie quiere…
nadie logra entender mi demanda pública.
¿Qué importa si llora la distancia?
Todo es cara o cruz siempre que exista la moneda
y venga a nosotros el reino extraviado de las rosas.
¿Quién dice si estoy vestida
o desnuda de amor
y que puedo temblar como una hoja a la deriva?
La textura del sexo es la túnica del ángel
o la trampa:
plegaria para salvar a los deudores
si acaso tú y yo somos inciertos.
¡Poco importa si Dios anida entre los dedos
o decide entibiar la melodía!
¡Qué más da!
El arpa repite tu identidad de estrella
tu identidad de estrella
tu identidad…
Todos los exilios andan cuesta arriba en el Parnaso
Exiliada de mi hogar me refugian los caminos
que me devuelven el paisaje a contraverso
y me implican en las fechorías de su encanto.
Exiliada en mis demonios
me refugian acuarelas consumidas en la escarcha
me cobijan los otoños y el sarcasmo.
Exiliada en la poesía
traigo huesos convertidos en arena y me levanto
y me echo un unicornio en el bolsillo y voy en busca de café
y en busca de un sol y de mi cuerpo.
A duras penas ando con un poema inflamable
y su buena carga de nicotina.
A duras penas trato de matarme con un verso.
De mi ronca poesía nacen manifiestos
que me acusan de querer parecerme a los poetas
y no sé prevenir los incendios
que afloran en mis trastornos de conducta.
De mi ronca poesía nacen telarañas
como martillos
celdas o fusiles que apuntan a mi pecho.
La calle es el camino pedregoso
tan lejos!
¿Acto de fe?
Ya no salgo de mi corazón
¿Quién clavará mi lengua en la bahía?
Todavía me llaman la Gautier
He buscado donde morir a mitad del dedo
Acto de fe para no degollarme
Cuerpo de palabras rotas sin destino
Quien quiera mis ojos
que pida mi tristeza.
Este arcoíris de papel juega a la mentira
mientras la alquimia sabe a quemarropa
y bebo su desmayo
para disparar todas las hordas
que me arranco de la voz.
Tengo al horizonte entre los dedos
y tengo mi rabia.
Al hacer el amor
tiendo mi trampa dulce
fulminante…
Quien quiera mis ojos
que acepte mi crimen.
Décima libre
I
infinito de mi prado.
Soneto a madre
Traigo manos repletas de tu amor
Cuando mi ardiente anhelo estuvo preso
fuiste brisa que alivió su dolor.
No hay barrera imposible para verte
que mi amor no atraviese desmedido.
Ni huracanes, montañas o el olvido
doblegarán esta ansia de quererte.
No hay ráfaga maldita ni demonio
que logren mancillar esta alegría.
Una lágrima tuya es patrimonio
de mi pausado andar en agonía.
Eterna es la partida contra el odio,
es cordón que nos ata, madre mía.
Hablar es un pecado inmenso
Hoy es un día cualquiera
Enigmas sin respuestas ante el cráneo de Virgilio
¿Adónde va la esperanza
Cada día es un día ebrio que se nos cae de los ojos
El tedio cuenta los días que zozobran
CCOO 2016
Soneto que no se salva
Camino sobre cuerda escalofriante
La Poesía nos acoge entre sus alas
Y el mundo lo supo...
La mercenaria
Supongamos que intento una aventura peligrosa
si pudiera arrinconarla en el olvido!
Sonidos
Las piedras se resisten al destiempo
Antiplegaria de un suspiro en medio de la nada