Miguel Bou Piñón, poemas



Piedras

Piedras de los caminos 

refulgentes como gemas.

Las pisadas de las carretas 

y rebaños emigrantes 

han pulido vuestro

rostro 

para ser lo que sois.

Guerras entre pueblos,

arrastrar de los cañones

y los silenciosos pasos
 
de los emigrantes, 

carrozas de nobles

y reyes,

el correr de los niños,

todo lo han visto

vuestros ciegos
 
ojos de piedra. 

Podríais contar mil

poemas,

si pudieseis hablar

y me canciones derrocharian vuestras bocas de piedra.

¡Cuántos romances de amor,

llantos, alegrías y penas,

fueron derramadas

en vuestras caras 

de piedra.

Solo un poeta puede ver vuestras

luces,

escuchar historias

pérdidas

y secar las lágrimas de la lluvia,

que han corrido
 
por vuestros rostros de piedra.

Parecéis indiferentes,

pero tenéis  un corazón, 

uno de piedra,

que palpita,

desde el principio
 
de la creación.

Os encomendaros

desde siempre, 

el peso de las leyendas, 

para recibir los besos

de los elementos.

Os amo y os envidio,

piedras del mundo.


Sonrisa

Sonrisa que acudes a mi rostro

para la comunicación,

Gesto que abre las puertas,

espejo del buen amor.

Si una sonrisa

conquista un corazón,

tengamos siempre dispuesta

la que es embajadora

de nuestro sentimiento.

La sonrisa llama a la amistad,

escondida en cada corazón;

medicina tenue y tenaz

de concordia y buen trato.

Saludar con sonrisa,

es decir mucho sin palabras,

vínculo que no necesita aclaracion,

lenguaje sin intérpretes.

Los ángeles

nos envian la sonrisa

que copian de Dios.

Si dulcifica el rostro

también el alma se beneficia.

Sonriamos a la esperanza,

sonriamos a la vida.

Si la sonrisa es lazo

entre hermanos y extraños,

que sea fruto

de un corazón lleno de paz

que dialoga con lo eterno,

con amor.

 

Juventud

Juventud,

primavera de la vida, 

clarín vibrante

de todos los deseos,

futuro abierto

a lo posible y hermoso.

Es el tiempo

de los sueños eternos,

la iluminación de las promesas.

¿cuánto tiempo somos jóvenes?

Siempre lo seremos.

La piel puede perder la frescura

y comenzar a apagarse

el brillo de la mirada;

pero si hemos cultivado

el espíritu,

sí hemos dejado abierta

la puerta de la imaginación,

sí nos acompaña la luz

en la búsqueda de lo nuevo,

lo bello y creador

que sigue llenando

nuestra esperanza,

es que la juventud

se ha refugiado,

en nuestra vida interior,

entrando en lo secreto

el elixir

de esta eterna primavera,

que todos llevamos dentro.

La experiencia de los años,

aliada con la inteligencia,

mantiene así, inmutable,

los rasgos

de la juventud verdadera:

inquietud, deseo de vivir,

seguir saboreando la cultura,

la amistad y el amor.

Es entonces, cuando advertimos,

que la auténtica inmortalidad,

ha entrado en nosotros

para quedarse.


Siempre tu

Cuando tu sonrisa 

en mi memoria 

se convierta en mariposas,

encontraré la paz 

que me pertenece,

que perdí 

el día de los nubarrones,

y seré fiel en la bondad,

diligente en la memoria,

firme la mirada,

sereno el corazón. 

Lucho por una aurora 

que no termine

al final de los tiempos.

Sufro 

con los dolores de parto

de la Naturaleza, 

que está gestando 

el mundo nuevo que ansío. 

La poesía será la norma,

la alegría sin fin,

el honor, la justicia 

y la entrega absoluta.

Puedo seguir soñando

que tu luz vela mi sueño,

que tu mirada

acaricia mis recuerdos

y que los pájaros 

cantan nuestro amor.

Cuando todo termine

todo comenzará.


Luna

Salí a cantarle a la Luna,

la Luna llena,

y su fulgor, a veces

frío y lejano y hoy

cálido y cercano,

cerró mi boca

y abrió mi corazón. 

Ella, espejo del amor,

comenzó a exhalar

dulces palabras amorosas, 

que un día fueron escritas

en su alma pálida, 

y ahora me devolvía,

envueltas en un silencio

tierno y callado.

Todo cambia,

cuando la Luna sonríe.

Todo es distinto

sí escuchas su voz;

como una sirena,

nos canta

un salmo ancestral

repleto de luces,

antiguos quereres vivos,

recuerdos por venir,

dulzuras olvidadas 

y gozos nuevos,

para grabarlos en el alma,

y enciende luz eterna

en la pobreza

de mi caducidad.


Encuentros conmigo


Rota la rama, que mantenía el fruto.

se estrelló mi vida, en el suelo

De mi soledad.

El frondoso árbol de la inocencia

Maduró al rozarlo el mundo

Y un estertor de agonía

Sacudió los viejos brazos

Donde maduraba mi poesía.

Cómo buscar las palabras

Que brotando en mis adentros

Nacían del alma mía?

Donde, los bellos sonidos?

Volaron como pájaros heridos,

Buscando ramas amorosas

Donde posarse

En una noche tan fría.

Ven ausencia, ven requiebro,

Que tu caudal de hermosura

Llene gozoso

Cada oscuro rincón de mi desvelo

Ven olvido, ven tormento,

Sacude las entrañas de la alegría

Y el suspiro de este lamento

Limpie el sombrío poema
 
De pérdidas aleluyas,

De olvidos recordados,

De los  sufridos tormentos,

De las ausencias presentes

Y de los dulces requiebros

Que canta el corazón mío.


Temprano amor

Salta mi corazón

como un ciervo

al recordarte.

Todos los pensamientos

son camino

que me acerca a ti.

Una isla compraría

para vivir este amor,

podría acariciarte

mientras envejecen

las primaveras. 

Este querer sin saber,

este deseo querido,

precipita mi angustia

hacia el delirio.

Posible canción

que te dedico,

posible requiebro

que te envío.

Acepta mi sentimiento

sin sentido,

recoge el sueño recibido,


Piensa que amarte

es el precio

de mi audacia,

que anticipa amores,

pasiones,

corazones saciados

y risas de alborada.



Silencios

Cuando abandonas

la vociferante multitud,

llegas a un silencio,

y sin un respiro,

aparecen los gritos

de tu interior,

reclamando su sitio.

Son rotos lamentos,

sueños frustrados,

el canto del YO.

Si superas la barrera

de ese niño abandonado

que todos llevamos dentro,

naces a un nuevo silencio,

más denso,

repleto de abismos,

luces multicolores,

música muda

que te acaricia por dentro,

y de repente una voz.

Reconoces su brillo,

que te ama sin decirlo,

que te lleva sin tocarte,

el primigenio aliento vital

de donde nace tu fuerza,

fuente de tu voluntad.

Cuando penetras en ti,

amanece tu verdad,

el espejo en que te miras

el sueño real,

lugar donde inicio y luz

se recrean,

génesis de tu ser,

el primer suspiro

de tu creación,

la mansión de tu paz.



Mira, amor

Mira, amor

que de madrugada 

me despierto,

y no te veo.


Mira, amor,

cuantas sonrisas

me he perdido

en tu desvelo.


Mira, amor,

si cuando ríes,

envuelves tu rostro

en mi pañuelo.


Mira, amor,

que largos tus silencios,

que cortas mis palabras,

siempre esperando un te quiero.


Mira, amor,

y dime si está noche,

me recuerdas en tus sueños,

me miras desde tus cielos.


Y dime, amor

si mis quereres

Incienso en tu memoria

sólo son alegrías

de mi desvarío.


Mi sirena

Rotas las amarras

de mi viejo barco,

navego en el mar

De tus ojos glaucos.


Ninfa lejana

sirena cercana,

arrulla mi sueño,

mientras me embriagan

tus besos de agua.


Eres quimera,

pesadilla o fragancia 

del hondo mar,

quisiera ver tú alma

sin llorar.


Soledad de los abismos

tu morada,

de pez y mujer

tu cuerpo frío, tus entrañas.


Paloma de lo profundo

Tengo el corazón prendido

de tu sonrisa mojada;

vuelve a mis delirios

de madrugada,

ninfa lejana, sirena cercana.


Escucha

Escucha

mi abandonado corazón

y ven en el tiempo

a mi cercanía.


Si sabes leer la historia

verás cuánta soledad

siembran mis veredas,

cuánto abandono

inauguran mis dias

sin tu presencia.


La luz que posees

es el bálsamo,

la medicina del alma.


Si vienes pronto,

aún verás un corazón

vivo y palpitante,

que siempre espera

esa sonrisa que anhelo,

ese calor sanador

que llene mi vida

de una luz brillante

y acogedora.


Somos pobres seres,

que sin el amor,

la comprensión,

y el cariño,

se van desvaneciendo

en el olvido.

Ven, pues, amigo,

Tengo la puerta abierta

y la mesa preparada

y dispuesta.


Mi rosal

El rosal de mi ventana

amanece

perlado de rocío,

y con sus flores,

me regala,

como un homenaje,

la alegría

de su presencia,

cada día.

Tronco leñoso,

viejo rosal de mi infancia,

siendo niño

vino a vivir

bajo mi ventana,

y fiel, cada año,

me ofrece sus bellas rosas,

agradecido,

al amor con que lo cuido.

Son rosas de olor,

penetrante olor,

que me traslada,

a los más bellos momentos

de mi niñez,

de mi juventud,

y ahora, ya adulto,

lo contemplo y amo,

como se ama la pureza,

la constancia,

la fidelidad y lo eterno.


Quisiera,

en ese último instante

de la despedida,

que una rosa,

una rosa suya,

tímida y olorosa,

estuviese a mi lado,

dándome un adiós de amigo

un adiós de hermano.


El corazón amante amanece

El corazón amante amanece

cuando la amada

le sonríe.

No hay aura mas luminosa

que un amor correspondido.

Los hondos suspiros

que exhalan los amantes,

son música apaciguadora,

son los puentes

que unen sus almas

y así se mantienen firmes

en su historia de amor

irrepetible.

Oyen cantos

que nadie interpreta

perciben luces

que nadie enciende,

sus miradas calladas

están llenas

de palabras repetidas:

amor, amor, amor.

Son quereres

que pueden durar horas, días, años

o toda la eternidad,

pero siempre sinceros,

pletóricos y sanadores.

Un minuto de amor puede salvar una vida,

transformar una historia

y llenar de esperanza

un moribundo corazón. 



Sentirte

Quiero que este suspiro

como un requiebro,

adormezca,

la esencia de lo perdido.


Y palabras embriagadas

de rocío,

como olas gigantes

nos envuelvan

cuando anochezca

este desvarío.


Rotas las risas,

las desdentadas cordilleras

anuncian

sus versos tardíos.


Nunca llegarán

mis sueños de niño,

a guardar la luna

para el estío.


Y cuando la voz azul

de las primaveras,

nos encuentre orando

como palomas,


las miradas nos lloverán

con los besos amargos

del olvido.


Sueños

Si el amor se comprara,

vendería

la isla de mis sueños,

para conseguir

una de tus sonrisas.


Vendería mi libertad,

para que una

de tus miradas,

acariciara mi rostro,

y el aleteo

de tus pestañas,

me provocara una brisa

de extraña dulzura.


La cadencia de tu vivir,

sembraría de esperanzas,

mi corazón desolado

por tu ausencia.


Anhelo que tus manos

acaricien mi sien,

comunicándome,

la interna vibración

de tu espíritu.


Y así,

escuchando tus palabras

de cercanía,

no pronunciadas,

se convertirán

en ese bálsamo,

para curar las heridas

del corazón que te adora.


Miguel Bou Piñón es Vocal Honorario de la Unión Nacional de Escritores de España.