Mujeres ni tan débiles ni tan sumisas, nunca espectadoras, siempre protagonistas

 

Sócrates, Atenas 470 a. C.-399 a. C en el Timeo o de la Naturaleza tomo VI P. de Azcárate

“Y para conseguir en todo lo posible hijos de un carácter excelente, ¿no recordamos haber dicho, que los magistrados de ambos sexos, deberían, para la formación de los matrimonios, combinarse secretamente, de manera que, haciéndolo depender todo de la suerte, se encontrasen los malos de una parte, los buenos de otra, unidos a mujeres semejantes a ellos, sin que nadie pudiese experimentar sentimientos hostiles hacia los gobernantes, por creer todos que los enlaces eran obra de la suerte?” y, más tarde en las mismas reflexiones: Sócrates. Respecto a las mujeres, declaramos, que sería preciso poner sus naturalezas en armonía con la de los hombres, de la que no difieren, y dar a todas las mismas ocupaciones que a los hombres, inclusas las de la guerra, y en todas las circunstancias de la vida”.

Esta introducción se debe a mi motivación antes del Dia de la Mujer, de aclarar un poco desde mi percepción que, si ahondamos en las profundidades de la historia, se desmonta por completo esa Tesis presentista e interesada de que las mujeres hemos “resucitado” en el año 2000, eso es falso, interesado y con una intención altamente sectaria sobre el sexo femenino, nos pretenden ignorantes y crédulas, algo que nunca han sido las de mi género, siempre lo he sabido simplemente mirando a las mujeres de mi familia y entorno, pero, vamos a mirar al pasado, para no limitarme a mi propia experiencia, y, por eso he querido empezar por Sócrates, al que se presupone machista y misógino.

A pesar de la creencia y difusión de que, las mujeres en la sociedad griega no gozaban de los mismos derechos de los hombres, vemos en este texto que el Filósofo se refería a “los magistrados de ambos sexos”, y, “debiéramos poner sus naturalezas en armonía con la de los hombres “de los que no difieren”. 

Esto, enfatiza que, independientemente de opiniones individuales de miembros de la sociedad de aquella época, igual que ahorita mismo, las mujeres en la Grecia antigua sí que disfrutaban de una igualdad por lo menos a la hora de estudiar y ostentar cargos públicos, pero, vámonos un poco más atrás en nuestra Hispania o Iberia, para bucear en el papel de la mujer en la historia.

La Arqueología nos está aportando unos datos históricos que, en muchísimas ocasiones contradicen y ponen en cuestión dudosa los textos escritos dando luz a datos que nos iluminan acerca del papel real que han tenido las mujeres en todas las épocas de la historia, más presente, importante, y, decisiva en la evolución de la humanidad.

Desde la prehistoria en la que, por puro sentido práctico e instinto de conservación, las mujeres participaban tanto en caza, recolección, cosido de pieles o hilado y confección, como en el desarrollo de la cerámica utilitaria del hogar y, ¿por qué no?, la artesanía artística.

 ¿Quién nos dice que las pinturas rupestres están hechas íntegramente por hombres?  Es algo que se presupone de facto, lo que no quiere decir que sea verdad; ellas, al igual que hoy, tenían un papel muy activo y compartían con sus compañeros los esfuerzos necesarios para llevar adelante, la familia, la tribu y la defensa de sus casas y poblados, el desarrollo humano ha sido colaborativo siempre.

Hablemos del neolítico, esa época en la que se construyeron los dólmenes de Menga, en Antequera, Patrimonio de la Humanidad y el mayor dolmen del mundo construido en fechas remotas sobre el 6.000 A.C, es un ejemplo que detrás de eso había una organización perfectamente jerarquizada, ¿alguien se imagina que, al lado de esos hombres moviendo descomunales moles de piedra, no había mujeres enfermeras, cocineras, cuidadoras de hijos y hogares, o cualquier otra labor auxiliar?

En una sociedad eminentemente agrícola, ellas  tomaban las riendas de las labores del campo y cuidado del ganado, cuidado de los hijos y  los  mayores, asimismo, las que se dedicaban a las cuestiones religiosas, y ritualística,  cómo ha quedado evidenciado en el descubrimiento del Tholo de Montelirio a seis kilómetros de Sevilla, en Castilleja de Guzmán, donde se ha encontrado un espacio funerario, entre otros, pero lo curioso de éste es la presencia de 15 esqueletos femeninos ataviados y con una pose ceremonial de abrazar al Sol, aparentemente envenenadas por el uso continuado de  cinabrio, material que se halla en cantidad sobre todo en las paredes de intenso color rojo  del mineral, además de otros 5 individuos, estas circunstancias apuntan en que el oficio de sacerdotisas en esas remotas épocas, recaían sobre el sexo femenino, y, de cualquier forma, eran líderes en su entorno.

No hay, ni ha habido nunca,  ninguna especialización de tareas cuando existe una necesidad perentoria, y, son las mujeres las que hicieron de curanderas o chamanas o sanadoras, como queramos llamarlas, recolectoras de hierbas y medicinas naturales, cuando alguien enfermaba; nada agudiza más la sabiduría de una madre que un hijo enfermo, esa punzante necesidad existió desde el inicio de los tiempos con la misma fuerza que hoy, o más, porque ahora las mujeres tienen la ayuda más a la mano,  también fueron parteras, hilanderas y  modistas, si tenemos en cuenta que, tener ropa con que cubrirse era la diferencia entre vivir o morir.

La mujer da vida a todo, es poseedora de la facultad de dar la vida,  lo mejora todo, da belleza y cuidado a todo, desde la más remota antigüedad se ha reflejado en las deidades de cuerpos maternales donde encerraban el misterio y el conocimiento intuitivo, las diosas son las madres del mundo y, por lo tanto esto es la razón de que se la reflejara en el arte desde la protohistoria con magnificencia y dignidad deidífica en todas las culturas, en España tenemos ejemplos magníficos, hasta la caída de Roma, en la que, se refleja además de diosas, estatuas y esquelas de mujeres principales de la sociedad hispana.

Tras los descubrimientos de los yacimientos tartésicos, como los últimos del Turuñuelo, han puesto de relieve, la importancia de las mujeres en las migraciones y cómo fueron cocreadoras de la Europa que conocemos, fijando los asentamientos y ayudando a su crecimiento y prosperidad.

Tanto el Turuñuelo cómo el Tesoro Tartésico del Carambolo nos descubre también una riqueza artesana artística de profunda complejidad y belleza, lo que indica que necesariamente debieron tener talleres especializados puesto que son de una iconografía rica y compleja.

En la sociedad de Iberia se ha puesto el foco en la actividad transformadora de la mujer en su entorno, en la intendencia familiar, pero también en el comercio y transacción de bienes, pero sobre todo en procesado de alimentos y materias primas, además de una proliferación en las actividades de hilado y confección de ropajes para los individuos y el hogar, mantas, alfombras, ect.

El trabajo de los textiles necesita de tecnología artesana y especialización, el hallazgo de elementos necesarios para elaborarlos y diferente técnica, y restos de esparto, lino y otras fibras naturales como la lana principalmente utilizada así lo atestigua.

Si damos un salto en el tiempo hasta la Hyspania romana, en Malaca, la de la Lex Flavia Malacitana, tenemos, a escasos 20 km, a Iunia Rústica, nacida en la villa de Cartima, esta mujer, una notable que ejerció el Evergetismo, actividad que consistía en ser una filántropa para sus conciudadanos.

 Ella pertenecía a la familia más importante de esa villa a la que se le concedió la ciudadanía romana, una tribu autóctona rica en la posesión y explotación de tierras dedicada a la agricultura básicamente pues la zona es particularmente fértil en frutos de la tierra  y abundante en ganadería, bien situada, en una encrucijada de caminos dónde se desarrolló desde tiempos inmemoriales el comercio  por toda la ribera del Guadalhorce, cercano al importante antiguo puerto fenicio de Malaka.

 Hyspania fue la provincia más importante de Roma y todo el Imperio, y proveedora productos ambicionados en la capital de la República, cómo el vino, el aceite y los cereales.

Iunia, hija del Equites Romanum  Iunio Melinu, un miembro destacado de la Ordo Equestre del Imperio, fue una mujer casada, una Matrona que, aunque nos parece  extraordinario, parece que, en su época no lo era tanto,  ella manejaba su propio patrimonio, vendía, compraba, y administraba sus propios bienes además de ejercer de  Sacerdotisa Imperial, un nombramiento concedido por su ciudad,  su marido,  Fabio Fabiano y pertenecía a una familia adinerada, poderosa y extendida por  la provincia de Málaga y  sur de Cádiz,  y tuvieron un hijo Cayo Fabio Iuniano,  luciendo tanto la dignidad de la familia paterna Fabio como la materna Iunia.

Financió Iunia,  de su propio pecunio, obras públicas como la reforma de pórticos públicos, cedió tierras para un estanque municipal, erigió una estatua a Marte en la plaza del foro, pero su mayor contribución al beneficio de su pueblo, fue pagar la deuda de los vecinos con el erario romano, algo que facilitó el acceso de todos al derecho de la Ciudadanía romana plena, ésta filantropía le concedió el nombramiento de “Femina Dignísima” y el derecho a levantar una estatua a su hijo y otra a su marido, lo que también llevó a cabo con sus propios fondos.

Todo esto además de administrar las propiedades de su esposo y padre, porque ellos militaban de Equites para el Imperio, una extraordinaria mujer, y, el testimonio de su vida, nos da una idea de que, otras, en su época también llevaban las riendas de sus familias.

Está demostrado  en la placa de mármol epigrafiada encontrada en el municipio y, que se halla en el museo arqueológico de Málaga.

Naturalmente éste es un primer capítulo de otros en la misma línea, no me voy a quedar ahí y, amenazo con mas, hay mucho mundo visigodo y de Al Ándalus por delante.

Fuensanta Santos

La autora es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.