Palestina, dolor de amapola

Ojo por ojo,

y el mundo acabará ciego.

Gandhi 

Son tiempos oscuros de dolor y quebranto,

álgidos de pan y techos de luna,

las bombas despojaron el calor del hogar

y dan muerte diaria a la vida de cuna.

 

Perdemos el canto alado de las aves,

los ladridos de canes han enmudecido,

ni los árboles silban con el viento de tarde 

todo lo que amo, silenciado y vencido.

 

Devora la esperanza una negra pantera

que desgarra mi alma de triste poeta

llamamiento quebrado que mine la frontera

y que alcemos la voz, como en una cometa.

 

Un escudo de pan, una insigne bandera,

valientes soldados que maldigan la guerra,

dan un grito de paz, levantando los brazos

para ver la sonrisa de los niños descalzos.

 

Cortemos de raíz el yugo traicionero,

levantando la pluma hasta morir por ello

así siente un poeta cuando todo este infierno

lo que gana son muertos, tirados en cunetas.

 

Jirones de banderas en sangrientos pendones,

ni tuya ni mía, la tierra es sólo nuestra,

en esta primavera que esconde caracolas

la sangre derramada brotará… en cada amapola.

 

Quiero ver a los niños jugando a la rayuela,

merendando sonrisas y no dura violencia,

que la tierra sea nuestra sin la dura soberbia

de aquellos que no aman, que no tienen conciencia.

 

Cubriremos los campos con sonrisas y fiestas

flores de mil colores que no tengan memoria,

que el viento del mañana deshoje cada lágrima 

y me escuche mi Dios, cuando pido clemencia.

 

Una tregua en tu oído, una súplica eterna

cuantos rezos me pides, para salvar sólo a un niño,

si mi palabra tuviese la fuerza de una bomba

perdería hasta el alma gritando…

 

¡ Silencia ya esta guerra!


Marijose Muñoz Rubio es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.