Paseos por Córdoba
Paseas, y no andas.
caminas, y nunca te cansas.
El día se hace paraíso,
Y la noche,
un vergel de armonía y felicidad.
Al contemplarte, cuando te recorro,
al caer la tarde,
de una primavera radiante,
o bajo la sombra de una refulgente luna,
en una de tus callejas.
Paso a paso, rincón a rincón,
verso a verso,
componen las notas de mi poema,
que tan jubiloso te dedico,
pues sólo tú, Córdoba mía,
ya eres toda poesía bella.
Poesía pura y limpia,
Que te engalanas y te pones guapa
para que te vean,
que eres la más hermosa,
la más grande.
San Lorenzo, Capuchinos, Bailío,
San Andrés,
Santa Marina, Huerto Hundido.
¡Ay..., que maravilla!
Rosita: "Te estoy buscando.
Querida amada Rosa: ¿Dónde te metes?:"
grito, ante el sigilo de la madrugá.
Pa´ irme contigo a la Judería,
y volvernos locos,
correteando piedras e historia.