Rafael Ayala, poemas

 

La luna

Satélite: Rey de las estrellas.

Despiertas para vigilarnos al anochecer.

Cuando los sueños empiezan a aparecer.

Detective privado nocturno.

Sospechoso de nuestras travesuras

y sentidos profundos.

Sonámbulo perfecto en silencio.

Como el canto de las chicharras

en los campos secos del estío.

Filosofo fructífero del hombre,

al desnudarse de sus quehaceres inquietos.

Tajas de melón a veces:

Otras, nos endulzas las noches

con todo el postre entero.

Guía y refugio del caminante

por los perdidos senderos.

Alumbras tus madrugadas en el mar.

Fiel acolito del pesquero

que desafiando obstáculos,

a por el rico alimento, va.

Testigos de fieles amantes

que saborean la noche,

al ritmo de besos y caricias:

¡MELODÍA CELESTIAL!


Felicidad

¡Levántate y envuelve la mañana!

¡Contágiate de la alegría del sol!

Que entra por tu ventana.

Mira el cielo azul

en un día de campo o playa.

Abraza a tu amigo,

como hermano del alma.

Darle respeto y gran cariño,

con sus virtudes, fallos, sin trabas.

Sonríele a carcajada limpia.

Deja que tu intrépido rostro

acaricie la brisa

y acepta los vaivenes de la vida:

Sinsabores, cortapisas.

Sácale el jugo positivo

Aprende con experiencia y sabiduría.

¡Que no te falte nunca

las ganas de trabajar cada día!

Construye un mundo mejor,

Que aporte bienestar y armonía.

Contempla un cuadro:

Obra de arte, en una galería.

Disfruta del saber en una conferencia.

Juega con palabras, en una poesía.

Dominó,  ajedrez:

Desarrolla la  mente sin prisa.

Disfruta de los días de fiesta,

con amigos de cervecitas.

Baila sin parar en una discoteca.

Lanzar un grito al aire:

¡Viva la vida!


Marinero, marinero

Marinero, marinero.

Marinero: ¿Dónde vas?,

Dejando en tierra a los tuyos,

para lanzarte valiente al mar.

Mujer que sola te quedas,

tristemente en el puerto, lo despedirás,

esperando paciente el mañana,

en que de nuevo, junto a ti volverá.

Días y días sufriendo,

horas y horas sin descansar:

saltándote las lágrimas y sonriendo,

al preguntarte tus hijos por papá.

“No sé donde fue, cariño mío,

algún día, pronto llegará”.

Marinero, marinero:

Deja la costa y vete ya.

Junto a tu barquito velero que,

cargado de herramientas, lo llenarás.

Y, lánzate a los mares adentro.

Sin saber, como estarán.

Arriésgate y lucha contra ellos,

más de uno, por ti velará.

Llevas contigo el AMIGO ETERNO

que, constantemente te guiara.

Noches de lluvia y frío,

mareas altas tendrás.

Pero sé que eres fuerte, amigo y,

con mucha valentía, vencerás.

A los obstáculos del camino,

los peligros del mar.

Alégrate y suspira conmigo,

A lo lejos, el puerto se ve ya.

Prepara tu comida, cansado.

Orgullosa, tu familia esperará.

Aparca el velero en la orilla,

y darle un abrazo fraternal,

a los que han sufrido tanto,

por alimentar tu dulce hogar.


Paseos por Córdoba

Paseas, y no andas.                                     

caminas, y nunca te cansas.                        

 El día se hace paraíso,                                   

Y la noche,

un vergel de armonía y felicidad.                                 

Al contemplarte, cuando te recorro,                                                       

al caer la tarde,

de una primavera radiante,                                                 

o bajo la sombra de una refulgente luna,

en una de tus callejas.                     

Paso a paso, rincón a rincón,                       

verso a verso,                                              

componen las notas de mi poema,           

que tan jubiloso te dedico,                         

pues sólo tú, Córdoba mía,                        

ya eres toda poesía bella.                           

Poesía pura y limpia,

Que te engalanas y te pones guapa

para que te vean,

que eres la más hermosa,

la más grande.

San Lorenzo, Capuchinos, Bailío,

San Andrés,  Santa Marina, Huerto Hundido.

¡Ay..., que maravilla!

Rosita: "Te estoy buscando.

Querida amada Rosa: ¿Dónde te metes?:"

grito, ante el sigilo de la madrugá.

Pa´ irme contigo a la Judería,

y volvernos locos,

correteando piedras e historia. 

Rafael Ayala Marín es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.