Rafael Ayala, poemas

 

Felicidad

¡Levántate y envuelve la mañana!

¡Contágiate de la alegría del sol!

Que entra por tu ventana.

Mira el cielo azul

en un día de campo o playa.

Abraza a tu amigo,

como hermano del alma.

Darle respeto y gran cariño,

con sus virtudes, fallos, sin trabas.

Sonríele a carcajada limpia.

Deja que tu intrépido rostro

acaricie la brisa

y acepta los vaivenes de la vida:

Sinsabores, cortapisas.

Sácale el jugo positivo

Aprende con experiencia y sabiduría.

¡Que no te falte nunca

las ganas de trabajar cada día!

Construye un mundo mejor,

Que aporte bienestar y armonía.

Contempla un cuadro:

Obra de arte, en una galería.

Disfruta del saber en una conferencia.

Juega con palabras, en una poesía.

Dominó,  ajedrez:

Desarrolla la  mente sin prisa.

Disfruta de los días de fiesta,

con amigos de cervecitas.

Baila sin parar en una discoteca.

Lanzar un grito al aire:

¡Viva la vida!


Marinero, marinero

Marinero, marinero.

Marinero: ¿Dónde vas?,

Dejando en tierra a los tuyos,

para lanzarte valiente al mar.

Mujer que sola te quedas,

tristemente en el puerto, lo despedirás,

esperando paciente el mañana,

en que de nuevo, junto a ti volverá.

Días y días sufriendo,

horas y horas sin descansar:

saltándote las lágrimas y sonriendo,

al preguntarte tus hijos por papá.

“No sé donde fue, cariño mío,

algún día, pronto llegará”.

Marinero, marinero:

Deja la costa y vete ya.

Junto a tu barquito velero que,

cargado de herramientas, lo llenarás.

Y, lánzate a los mares adentro.

Sin saber, como estarán.

Arriésgate y lucha contra ellos,

más de uno, por ti velará.

Llevas contigo el AMIGO ETERNO

que, constantemente te guiara.

Noches de lluvia y frío,

mareas altas tendrás.

Pero sé que eres fuerte, amigo y,

con mucha valentía, vencerás.

A los obstáculos del camino,

los peligros del mar.

Alégrate y suspira conmigo,

A lo lejos, el puerto se ve ya.

Prepara tu comida, cansado.

Orgullosa, tu familia esperará.

Aparca el velero en la orilla,

y darle un abrazo fraternal,

a los que han sufrido tanto,

por alimentar tu dulce hogar.


Paseos por Córdoba

Paseas, y no andas.                                     

caminas, y nunca te cansas.                        

 El día se hace paraíso,                                   

Y la noche,

un vergel de armonía y felicidad.                                 

Al contemplarte, cuando te recorro,                                                       

al caer la tarde,

de una primavera radiante,                                                 

o bajo la sombra de una refulgente luna,

en una de tus callejas.                     

Paso a paso, rincón a rincón,                       

verso a verso,                                              

componen las notas de mi poema,           

que tan jubiloso te dedico,                         

pues sólo tú, Córdoba mía,                        

ya eres toda poesía bella.                           

Poesía pura y limpia,

Que te engalanas y te pones guapa

para que te vean,

que eres la más hermosa,

la más grande.

San Lorenzo, Capuchinos, Bailío,

San Andrés,  Santa Marina, Huerto Hundido.

¡Ay..., que maravilla!

Rosita: "Te estoy buscando.

Querida amada Rosa: ¿Dónde te metes?:"

grito, ante el sigilo de la madrugá.

Pa´ irme contigo a la Judería,

y volvernos locos,

correteando piedras e historia. 

Rafael Ayala Marín es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.