Ya la mirada perdida,
sin sitio, sin espacio, sin lugar.
Palabras entrecortadas,
ruidos orquestales
y búsqueda de… aire.
Ya te ahogabas, te ahogabas…
Así te vi este otoño pasado en tu casa de Le Collet-de-Dèze, en Francia, tu país de adopción. Luchador de las libertades en la batalla del Ebro y en la romántica del valle de Arán. Y en la Rivière, la Devèze y la Madeleine como guerrillero de la resistencia francesa en la II Guerra Mundial. El mismo al que los pulmones ennegrecieron durante años las minas de carbón de Gard. Exiliado estuviste durante toda tu vida en la región francesa de La Grand-Combe, pero siempre te sentiste español.
Y yo vi a ese hombre…
Ahora, cuando las golondrinas se van,
y cientos de claveles rojos detrás.
Ricardo ya vuela por arriba,
pero en todos los cielos.
Luchador de libertades,
de mirada sin sitio
olvidado en todo tiempo.
¡Amigo! Cuando yo ya vuele
seguiré tu camino de claveles rojos
y te buscaré para darte
un abrazo más fuerte.
¡Viva la libertad!
Fernando Yélamos, que aparece en la fotografía junto al protagonista, está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la Unión Nacional de Escritores de España.