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Sinopsis. Junto al Guadalquivir coinciden dos destinos aciagos: el de Ángel y el de Ella, dos exdrogadictos, dos delincuentes tristes que disputan su miseria.
Sentada
sobre una piedra a orillas del Guadalquivir, fuma ELLA. Viste
amplia cazadora sobre el vestido y pañuelo al cuello. Junto a sus pies tiene una bolsa. Es de madrugada y la ciudad duerme
sus últimas horas. Se acerca ÁNGEL.
ÁNGEL: Buenas noches.
ELLA: ¿Buenas noches? ¿Cómo que “Buenas noches”?
ÁNGEL: Hace fresquito, ¿eh? ¡No veas la que está cayendo!
ELLA: (Seca). Hombre,
aquí, en el río y a estas horas...ya me dirás.
ÁNGEL: Bueno, bueno. ¡Vaya genio que tienes, ¿no?!
ELLA: ¿Genio? ¡El morro que tenéis! Llevo aquí una hora
esperando y en este sitio, tío. Podíais haber elegido otro, vamos, digo yo.
Bueno (Señala la bolsa). yo he
cumplido...
ÁNGEL: ¿Podíais? Oye, que yo trabajo solo, tú. Y no me anuncio
antes... (Ríe). Pero, vamos, que, si
llego a saber que estabas esperándome, así, tan bien dispuesta, no dudo ni un
minuto en bajar.
ELLA: Déjate de coñas, guapo.
Llevo esperándote una hora y no estoy para bromas.
ÁNGEL: ¿A mí? ¿Me esperabas a mí?
ELLA: Yo hablé contigo ayer, ¿no? ¿Tú no eres Matías?
ÁNGEL: ¿Yo, Matías? ¡Qué va!
ELLA: ¡¿Entonces qué haces aquí, a ver?!
ÁNGEL: Te he visto desde el puente... Ese pañuelo que llevas se
destaca en la oscuridad de la noche y la luna que hace de farola...
ELLA: Ya. Poeta, ¿eh?
ÁNGEL: Y he pensado, a lo mejor es una pobre mujer desvalida...o
una puta... (…)
En Rebujito y otras piezas breves.
Atopía Editorial, 2022.
Isabel Martín Salinas está galardonada con el escudo de
oro de la Unión Nacional de Escritores de España.