Relato de Ricardo Asín Peral
— ¡Las 40!
— Madre mía que suerte tiene este tío.
La puerta se abre estrepitosamente, dejando pasar la luz y una figura eufórica
— ¡Mirad lo que me he comprado!
— Buenas ¿eh?
— Ah si, hola a todos — saca una funda de la mochila
— Es de verdad, mira lo que pesa
— ¿Estas loco? Te has comprado una pistola de verdad
— Y me han regalado las balas — Mete la mano a la mochila, mientras se la ofrece.
Pesa. Cargador de plástico. Poca confianza... Piensa y se la devuelve
— Y... ¿Cuánto dices que te ha costado?
— 90€
— No se. A mi no me gusta
El arma va pasando de mano en mano. Despertando miradas de admiración y miedo a partes iguales entre ellos.
— ¿Salimos a probarla?
— ¿Estas mal?¿No ves el tamaño de esos proyectiles?
— Eso es lo bueno, que es real — Abre la mano, la munición tintinea en la palma.
— Pero... ¿Quién te la ha vendido?
— Un hombre con traje que había sentado en una armería.
— ¿Estas seguro de que es buena idea?
— Deja de ser su padre y vamos a salir a probarla de una vez.
— Oye hijo, el chico raro ese que iba contigo... ¿Sabes algo de el?
— Hace mucho que no lo veo ¿Por?
— Ha salido en las noticias, se ve que mató a un chaval hace semanas en otro barrio, encontraron casquillos en el escenario de un revólver que tenía en su casa...
— ¡Qué dices!
— Además tenía un cómplice extranjero metido en algún tipo de banda.
— ¿En serio?
— Algo así, no lo sé, estaba planchando mientras lo veía.
Enciende su móvil... mil novecientas cincuenta y siete notificaciones sin leer en Whatsapp.
Ricardo Asín
Peral es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.