Cuando el sueño te atrapa
En el umbral del letargo se
abandona la conciencia,
la realidad se borra y
desaparecen los pies
porque no existe el peso de la
carne.
El salto que provoca el bostezo
es el principio del pozo
donde mueren las horas vestidas de
largo.
La luz es difusa y no penetra por
la ventana,
en realidad, no hay ventana con
cristal.
Los muros se alteran al apoyar la
espalda,
se cae en la inmensidad de la
nada
donde se avanza a paso lento
y la voz se deforma hacia los
lados.
Se transita en soledad,
con la pesadez de creerse muerto,
o en el mejor de los casos de
sentirse inútil
con la voluntad aprisionada entre
sueños
que atrapan la existencia.
El asfalto se hace dueño de los
zapatos que calzas,
y se permanece inmóvil
mientras las sombras rodean los
rincones.
Intentas
alzar la voz por encima de los hombros
suplicando salir del engranaje,
pero no se escucha ningún sonido
en el aire
porque eres un ser que se mueve
en el letargo de la noche.
Despiertas con imágenes oscuras
en la retina,
retorcido bajo las sábanas que te
cubren
y el sudor pegado a la piel
a la espera de que aparezcan las
primeras luces del día
que calmen la inquietud de la
noche.
Val Marchante es miembro de la Unión Nacional de Escritores de España.