Whiplash


Carmen Gago Florenti

Para quienes amamos la música y entendemos que la palabra mediocridad no tiene cabida en ese mundo, el cine nos ha dado momentos increíbles para poder identificarnos con esa excelencia.

Cada nota, cada compás, cada golpe de batuta, son como una pulsión del corazón que sobre el pentagrama se diluye como un azucarillo en el agua para conseguir mixturarse en una perfecta simbiosis. 

Como acabo de reseñar, el cine nos ha dado grandes obras relacionadas con músicos, intérpretes, bailarines, directores... y cuanto rodea a ese universo de dimensiones ilimitadas y rigurosamente precisas.

He visto por tercera vez la película "Whiplash" (2014) de Damien Chazelle, y de su habitual compositor y amigo Justin Hurwitz, interpretada magistralmente por J.K. Simmons en el papel de Terence Flecher -director de bandas de Jazz-, (una de las mejores actuaciones de su carrera), y a Miles Teller como Andrew Neiman -baterista de grandes ambiciones-.

Cierto que amo el jazz  como tantos otros géneros musicales, pero algo especial tiene esta cinta, que cuando aparece en alguna de las cadenas televisivas, no puedo sustraerme a ella. Es visceral, un drama en sí misma; pero es hermosa porque, por ella, puede llegar a entenderse lo que cuesta alcanzar ese grado de madurez y pureza, que en ocasiones se aproxima a una obsesión casi demencial.

Quienes tuvimos la suerte de vivir desde edades tempranas en esa esfera de ensayos continuados durante horas, con resultados diversos, comprendemos lo que significa el compromiso de querer alcanzar la gloria a base de esfuerzo y sacrificio.

Tal vez en este film, se llegue a situaciones de extrema dureza, pero si escudriñamos en la historia de ciertos directores o compositores,  nos sorprendería encontrar comportamientos que nos harían estremecer. 

Cuando trasciendes, y tu nombre se encuentra en los luminosos de los grandes espectáculos, no es por casualidad, sino porque hay detrás horas interminables de paciencia y afán de superación para alcanzar el límite. Y aquí en Whiplash puede verse el enfrentamiento de dos grandes -director y baterista- que pugnan sin barreras por conseguir sus objetivos. 

En el plano artístico, a J.K. Simmons, le supuso el Óscar al mejor actor de reparto, un Globo de Oro,  además de numerosos premios y reconocimientos en distintos festivales internacionales, como Cannes y otros tantos de similar renombre. Premio Gotham a Miles Teller, nominado como mejor actor.

La película, resultó ganadora en el Festival Internacional de Cine de Calgary; Óscar al mejor sonido y un largo etcétera de galardones que confirman la calidad de una labor bien hecha.

Aquí, evidentemente, se escucha jazz, y se nombra a algunos de los grandes como Louis Armstrong, Miles Davis, Charlie Parker, Buddy Rich, Duke Ellington, o el saxofonista y compositor Hank Levy... únicos en su género, puesto que han traspasado las fronteras de la inmortalidad. 

He sido espectadora de algún que otro concierto en grandes recintos o en pequeños locales como el tradicional, aunque ya desaparecido, Jazz Club de Madrid, con sus paredes de ladrillo, cálido y acogedor, donde mientras tomabas una copa, podías embelesarte con Tete Montoliu uno de sus asiduos intérpretes, o Jaime Marques con quien tuve ocasión de intercambiar algunas palabras. Todo esto me lo hizo recordar una de las escenas de la película donde Terence Flecher (J.K.Simmons) ejecuta una pieza al piano junto a una pequeña pero magnífica banda de Jazz.

Hay cosas que solo se pueden explicar si se sienten en vivo y en directo, o bien, a través de historias como esta que hacen aflorar sentimientos que, en ocasiones,  solo la música transmite. 

Me ha gustado especialmente la conversación, casi el monólogo, que resalta lo siguiente: "... si al finalizar un concierto, el director se dirige a ti para decirte ¡buen trabajo! es que nunca serás nadie".

Podríamos decir que en general así es en la vida, pero en la música cobra un especial sentido,  ya que para llegar a la meta no basta con ser bueno, sino el mejor. 

Carmen Gago Florenti es miembro de honor de la Unión Nacional de Escritores de España.