Yo fui barbero en Calcuta

 


Kiko Cabanillas

Con una cuchilla oxidada en la mano y sin espuma ni jabón afeitaba a los usuarios de la Madre Teresa de Calcuta, con lepra muchos de ellos. Y es que mi hermano Chemi y unos amigos de Salamanca fuimos un verano a recorrer la India en tren. Y en Calcuta trabajamos de Voluntarios de  la Madre Teresa de Calcuta. Yo era el barbero.


Residíamos en el  Salvation Army. Y nuestra labor consistía en trabajar de enfermeros-acompañantes de los  usuarios. Eso es, gente  del mundo  desarrollado que colaboraban con los  enfermos de Kali-kata (Calcuta, indi). Fantástica labor humanitaria que me catapultó espiritualmente a cuotas inimaginables.


Por aquél entonces contraje una amebiasis  hística, que me haría perder cuarenta kilos y que me tuvo cagando sangre más de un  año. Me salvaron la vida en el Departamento de Medicina  Tropical del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.


Pero valió la pena la experiencia claramente. Me volqué en lo que por aquél entonces se llamaba Tercer Mundo (hoy países en desarrollo). Viví el espíritu, del que tanto  carecemos en el mundo capitalista occidental. En mi vida estuve tan lleno.


Y es que había que ver la cara de satisfacción que tenían mis clientes al comprobar que un dios del mundo desarrollado invertía sus esfuerzos (y su  salud) en lograr un afeitado perfecto. A la vuelta se intensificó mi relación con los misioneros combonianos, cuya labor de captación fracasó porque yo no creía/ni creo en Dios.


Kiko Cabanillas, escritor y periodista, está galardonado con la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la Unión Nacional de Escritores de España.